Por Eduardo Luis Aguirre

 

El Tío la tiene clara. Fue un articulador simbólico y un conductor vigente de una familia singular en tiempos desoladores. Conoce de las luchas, de las victorias y también de las derrotas más intensas. Fue capaz de entregar de sí lo mejor para mantener en unidad esa diversidad donde conviven desde un mozo y una nodriza hasta un terrateniente arruinado y su propia madre. Reconoce al pie de la letra los laberintos recorridos por esa comunidad estragada por vicisitudes difícilmente reversibles, entre las que no faltan los vicios, los errores y las elecciones que no parecen guardar relación con la profundidad del drama común.

Por Eduardo Luis Aguirre

 

 

"Unión, unión, y seremos invencibles" (Simón Bolívar)

 

América Latina es una nación inconclusa porque las fuerzas centrífugas del imperio y sus socios locales profundizaron y estimularon las diferencias regionales por distintos medios. Y lo lograron. De esa manera, esa nación gigantesca terminó dividida en una veintena de pomposos “países”, impotentes frente a la dominación del capital extranjero y las oligarquías.

Por Ignacio Castro Rey (*)

 

 

El éxito del pensamiento de Marx se debe a una reacción defensiva contra el individualismo antisocial, esa feroz competencia que está en la base de la moderna cultura urbana. Pero una de las cosas sobre las que hay que insistir es en la idea de que la base del pensamiento de Marx, precisamente por su naturaleza reactiva, es el individualismo moderno, una concepción del hombre que es básicamente liberal, pura inversión aritmética de la misma concepción insular propia de la economía liberal.

Por Georgina Alfonso González (*)  

 



El pensamiento feminista desarrolla la perspectiva crítica antipatriarcal enfrentando  la dominación capitalista que legitima la opresión sobre las mujeres como “formas naturales del orden social”`, a fin de obtener mayores ganancias. El capitalismo neoliberal se presenta como una forma moderna de relaciones patriarcales, donde  todo aquello que las mujeres se ven obligadas a hacer “gratis”, ya sea relacionado con la existencia o la subsistencia humana, se le llama “reproducción”, en oposición con la producción.

Por Lidia Ferrari (*)


 

Si somos coherentes con la concepción contemporánea de una desustancialización del sujeto. Si estamos convencidos que el sujeto se constituye en el campo del Otro, y que este campo es del lenguaje se nos hace difícil pensar en un carácter estructuralmente fascista, de derecha o de izquierda de la persona. De allí que frente a los resultados de las PASO en Argentina (resultado no vinculante, pues lo que cuenta son las elecciones de noviembre) se me ocurren, frente a la desazón, algunas reflexiones.

Por Eduardo Luis Aguirre

 

En nuestro primer análisis del tema habíamos hecho hincapié en España, un país que por historia, tradición, idioma y un entramado de indudables cercanías produce, por europeo (aunque europeo “del Sur”, como aclara Boaventura de Sousa Santos) una suerte de fascinación entre una buena parte de nuestra sociedad, que vive con una cargosa ilusión a cuestas.

Por Ignacio Castro Rey (*)

 

¿Quién habló de frío en el rostro? A pesar de la deserotización producida por la información y su cansina presión política, a pesar de los ríos de tinta -con frecuencia banales- vertidos sobre la sexualidad, poco se puede decir que esté a la altura de los placeres de la carne, de sus mil delicias compartidas. Deshacer las camas, apartar de una patada los obstáculos, quitarse la ropa en desorden.

Por Lidia Ferrari (*)
"Al principio mis observaciones tenían un tinte abstracto y generalizador. Percibía a los transeúntes en masa y los consideraba un cúmulo colectivo de relaciones. Pronto, sin embargo, me sumergí en los detalles y observé con minucioso interés la innumerable variedad de figuras, atuendos, portes, andares, rostros y expresiones de los semblantes”. Edgar Allan Poe

A partir de una indagación en curso decidí internarme en una lectura más detenida del texto de ‘Psicología de las masas y análisis del yo’ de Freud. Descubrí que en anteriores lecturas me había resultado difícil deslindar la voz de Freud de la de los teóricos de las masas que cita extensamente. Esa confusión de voces no provenía sólo de una lectura que los confundía sino de que en el mismo texto esa diferenciación no era clara.