Por Eduardo Luis Aguirre
Como en los tiempos bíblicos, parece en un principio que es posible construir una cronología exacta de la historia. En la práctica, en cambio, la confusión, las disputas, la vaguedad y el generoso transcurso del tiempo lo dificultan. Si decodificar el presente implica un mandato de cumplimiento imposible, recorrer más de dos mil años de la era común parece una empresa utópica.
Por Eduardo Luis Aguirre
Las provincias, de pie. Las Provincias Unidas de pie. Una vez más, después de dos siglos, emerge institucionalmente el prejuicio abisal que enfrentó a civilizados y bárbaros. Creímos, durante mucho tiempo, que ese antagonismo quedaba reservado para la vieja manualística conservadora de las escuelas primarias. Pero de pronto, con la misma pedagogía sesgada con la que nos formaron, reaparece una conflictividad que a algunos puede llamar la atención y a otros no tanto. Entre estos últimos, un número cada vez más importante de militantes y pensadores nacionales comenzó a analizar si un resabio de la crisis no saldada de la argentinidad no seguía radicando en el incólume peso específico del puerto. De la ciudad cuya burguesía europeísta y arriñonada al contrabando no se oponía descaradamente a las gestas libertarias sangrientas que gauchos e indios, a la sazón, “bárbaros” disputaban por la libertad y la unión de lo que finalmente sería este país.
Por Ignacio Castro Rey
Leer no es sexy, es peligroso. En este punto tiene razón nuestra policía política inconsciente. Leer exige entrar en otro tiempo, atreverse a interrumpir el estrés ruidoso que nos salva del vacío y quedarse a solas, en una suspensión del sentido colectivo. Leer es atreverse a que "no pase nada", quizá para que ocurra algo en nosotros, algo que acaso habíamos aplazado. Si nuestro mundo marcha tan deprisa es porque teme lo que podría ocurrir en los pocos segundos que le concedamos al "tiempo muerto".
Por Eduardo Luis Aguirre
Una pareja que logra despejar el a priori posmoderno del amor líquido, se nutre de la cercanía íntima de los cuerpos en su descanso y su vitalidad. Se coaliga en su cosmovisión y su mutuo acuerdo amoroso. Hay un componente fuertemente político que anida en ese vínculo aún en los tiempos efímeros y condicionales del neoliberalismo. Algo que encuentra sus límites en la máxima intensidad, pero que además se celebra como un amor esencial y libre de dos seres humanos que son visibilizados.
Por Eduardo Luis Aguirre
Como el soplo fugaz de un viento huracanado, la realidad dejó atrás la banalidad hecha noticia mediante la que se exhibió en nuestro país la entrevista del Papa Francisco con Milei y su gira por Israel, el Vaticano e Italia. Es curioso cómo los medios del puerto pueden urdir los artilugios más inconsistentes para relatar lo realmente acontecido en esa reunión entre el Pontífice y el extravagante presidente que supimos conseguir. Desde la duración de la conversación hasta la entrega de regalos. Desde el diálogo previo y prieto, planteado en clave para nada protocolar, hasta exagerar sin titubeos los resultados del recorrido de Milei por los medios más reaccionarios de la histórica cofradía berlusconiana.