Por Eduardo Luis Aguirre

La Presidenta del Fondo Monetario Internacional ha salido presta a festejar los trascendidos del acuerdo entre el Tesoro de los Estados Unidos y el gobierno de Milei, el personaje que sigue aferrado a la idea de destruir el estado argentino desde adentro, siendo paradójicamente él la máxima autoridad de la nación. La búlgara, refrendando la tesis estadounidense, cree que la asistencia, con su particular formato, va a permitir sortear la “iliquidez” del estado argentino en la medida que tome las medidas “acertadas”. Bessent no lo ha hecho público todavía, pero lo que Kristalina está induciendo es que las autoridades argentinas logren “el acuerdo de su pueblo” para acceder a supuestos beneficios futuros. Entre las herramientas más dificultosas para convencer a los argentinos ubica el recorte de un 40 o 50% de las jubilaciones y salarios y un ajuste consecuente. El ejemplo inmediato al que echa mano es la favorable evolución de las economías de Europa Central y Oriental. Lo llamativo es que hasta hace poco tiempo, Milei nos proponía alcanzar los estándares de desarrollo de Francia, España, Inglaterra o Alemania. Georgieva nos ocupa en un contexto de mucha mayor realidad. Está hablando de Serbia, Croacia, Bulgaria, Rumania, Polonia o Bosnia. Solo que ese porvenir venturoso debe buscarlo un país que puede llegar a tornarse inviable (tal como lo hemos visto) en la medida que no pueda proveer a su población de educación, salud, alimentos, vivienda, paz social, trabajo, justicias social, seguridad, democracia y vigencia de los DDHH. Ninguno de los castigados países que mencionamos puede jactarse de esas conquistas. Llama la atención ese paralelo porque la Presidenta es búlgara. Bulgaria no solamente es el país más pobre de la Unión Europea y arrastra una crisis incomparable en la que sólo el 12 por ciento de sus ciudadanos cree en las elecciones, quizás porque han estado votando sin solución de continuidad en los últimos 7 años sin que se registre mejoría social alguna. Si los que conocemos esa región y su historia podemos alarmarnos a decenas de miles de kilómetros de distancia, resulta llamativo que una nacida y criada en esos países no tenga una visión compatible con las peripecias de los mismos. Es imposible que el gobierno pueda obtener el apoyo del pueblo con ese derrotero y ese objetivo. Por el contrario, si Milei perdiera las próximas elecciones el escenario va a ser doblemente refractario a la colonización propuesta y, además, pareciera que las promesas llevan implícita la condicionalidad de un triunfo anarcocapitalista. Hay un dato que no puede soslayarse: en medio del festival de ajustes el gobierno acaba de perder las elecciones en la Provincia de Buenos Aires por 14 puntos e diferencia. Veremos lo que sucede el próximo 26. Los comicios venideros se avizoran con el añadido de una sola certeza. Según el Secretario del Tesoro,  Argentina se habría comprometido a desarticular sus vínculos comerciales preexistentes con China. El país asiático, deberíamos recordarlo, es el segundo socio comercial de nuestro país, solamente superado con Brasil. Pero además de ese compromiso, de cuya veracidad no dudamos, ignoramos desde la réplica de Pekín hasta el resultado de las tensiones globales futuras y la forma de alineamiento de los próximos bloques, si es que los mismos terminan de formatearse. No sabemos si a estas exigencias habrá que agregar otras. Por ahora, al gobierno argentino solamente le interesa garantizar los pagos de los servicios de la deuda de 2026 (que son enormes) y la falta asfixiante dólares.