Avisadores de incendios, el ciclo al que nos invita Ignacio Castro Rey promete ser un insumo epistémico imprescindible en estas épocas de vorágines y vértigo. Compartimos con nuestros lectores los principales detalles de un experimento atrapante al que puede accederse también en modalidad virtual. Al pie de página podrán encontrar los requisitos y modalidades de inscripción.

Por Eduardo Luis Aguirre

La vejez no es deseable, pero sí lo es, en cambio, conservar intactas las pasiones y el deseo durante la adultez. Diría incluso que es ésta una de las formas existenciales más elevadas de transcurrir saludablemente lo inexorable.

Por Lidia Ferrari

Estoy pensando que los macristas y los mileistas son porteños de pura cepa y provienen de la educación privada. Son los primeros. Hasta ellos la mayoría de los presidentes provinieron de la educación pública y eran provincianos.

Por Eduardo Luis Aguirre

Hay algo de lo que muy poco se habla en la política argentina. La irrupción de Milei en ese ágora parece haber frenado una dinámica histórica, casi inmemorial en la forma de hacer política. Más allá de las diferencias, las reyertas y hasta los agravios, la política terminó, siempre, posibilitando las negociaciones, los consensos de mayor o menor cristalinidad y en ese marco que admitía un adentro casi coloquial y un afuera políticamente suburbano. Más de un siglo de afianzamiento de esas prácticas que podríamos denominar “amigables”, proveyó al afuera de una imagen de confrontación retóricas esperable y un interior de acuerdos y pactos no demasiado conocidos.

Por Eduardo Luis Aguirre

Para avanzar en un proyecto democrático, pacífico y racional contra el anarcocapitalismo, sus lógicas, narrativas y prácticas, es necesario revisar, sin solución de continuidad, qué pudo haber ocurrido en la sociedad argentina para que el voto histórico de los sectores populares avalara un proyecto cruel, agresivo, violento, individualista a ultranza, capaz de entregar el patrimonio común del país y quebrantar sus conquistas comunes y sus lazos sociales.

Por Ignacio Castro Rey

Leer no es sexy, es peligroso. En este punto tiene razón nuestra policía política inconsciente. Leer exige entrar en otro tiempo, atreverse a interrumpir el estrés ruidoso que nos salva del vacío y quedarse a solas, en una suspensión del sentido colectivo. Leer es atreverse a que "no pase nada", quizá para que ocurra algo en nosotros, algo que acaso habíamos aplazado. Si nuestro mundo marcha tan deprisa es porque teme lo que podría ocurrir en los pocos segundos que le concedamos al "tiempo muerto".

Por Eduardo Luis Aguirre



Una pareja que logra despejar el a priori posmoderno del amor líquido, se nutre de la cercanía íntima de los cuerpos en su descanso y su vitalidad. Se coaliga en su cosmovisión y su mutuo acuerdo amoroso. Hay un componente fuertemente político que anida en ese vínculo aún en los tiempos efímeros y condicionales del neoliberalismo. Algo que encuentra sus límites en la máxima intensidad, pero que además se celebra como un amor esencial y libre de dos seres humanos que son visibilizados.

Por Diego Tatián



En la que sea tal vez la página más perfecta de todas las que produjo el antifascismo literario de Borges durante los años treinta y cuarenta, me refiero a la “Anotación al 23 de agosto de 1944” (que alude por supuesto al día de la Liberación de París), se postula una conjetura extraordinaria y una deducción a priori de la derrota del nazismo: “El nazismo -dice Borges allí- adolece de irrealidad, como los infiernos de Erígena. Es inhabitable; los hombres sólo pueden morir por él, mentir por él, matar y ensangrentar por él. Nadie, en la soledad de su yo, puede anhelar que triunfe...”.