Por Eduardo Luis Aguirre
Un artículo de Scott Ritter, publicado en el portal Forum Geopolítica (https://forumgeopolitica.com/article/the-us-declares-war-on-europe) sostiene la hipótesis de que Estados Unidos se halla a las puertas de declararle la guerra a la Unión Europea. Una guerra por inacción. Un corrimiento estratégico en materia de seguridad. Ritter no es un escriba trasnochado. Ex oficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos.sirvió en la Unión Soviética como inspector en la implementación del Tratado INF, formó parte del Estado Mayor del General Schwarzkopf durante la Guerra del Golfo y, de 1991 a 1998, fue inspector jefe de armas de la ONU en Irak. Actualmente, escribe sobre temas relacionados con la seguridad internacional, asuntos militares, Rusia y Oriente Medio, así como sobre control de armamentos y no proliferación. Pergaminos no le faltan y herramientas para comprender la volatilidad del mundo actual tampoco.
Su texto, al que habremos de referirnos a continuación, es un verdadera conjugación de probabilidades en el marco de lo que podríamos denominar la caída del sistema de control global punitivo que, articulando a las potencias europeas y Estados Unidos redefinió a la OTAN con posterioridad a la guerra fría como formando parte fundamental de esa estructura sistémica de control y dominación, ahora ya sin la existencia del Pacto de Varsovia. La OTAN dejó de ser una entente defensiva para convertirse en una alianza ofensiva, cuyo debut tuvo lugar en el bombardeo a la Antigua Yugoslavia y se multiplicó en diversas y violentas “intervenciones humanitarias” desplegadas en todo el mundo. Hasta que el trumpismo decidió romper con la globalización y despegarse de la máxima alianza militar de la historia, al menos como la conocimos hasta ahora.
La administración Trump, dice nuestro autor, “ha publicado su tan esperado documento de Estrategia de Seguridad Nacional. Son buenas noticias para quienes buscan mejores relaciones con Rusia basadas en el respeto mutuo y la coprosperidad. Son malas noticias para los belicistas globalistas que han pervertido la alianza transatlántica en una plataforma de conflicto perpetuo”. La nota, que apareció hace pocos días (el 10 de diciembre pasado) alude a la recién publicada “Estrategia de Seguridad Nacional (NSS) de Estados Unidos”. La NSS es un documento estratégico concebido por el gobierno de Estados Unidos que define las prioridades y preocupaciones en materia de seguridad nacional y establece una estrategia amplia para abordarlas. La publicación de la NSS es un requisito legal establecido en la Ley Goldwater-Nichols de 1986 y sirve como documento de política fundacional sobre el que se basan otras directrices de implementación, como la Estrategia Militar Nacional de Estados Unidos, publicada por el Departamento de Defensa/Guerra. En resumen, es un gran acontecimiento”, concluye Ritter.
La distancia y las exigencias que impuso Trump a Europa son conocidas. Menos sabida es la aparente decisión de tomar distancia de este antiguo sistema de dominación de control en otro mundo y con otros bloques. La idea atlantista parece ingresar en un cono de caducidad no solamente por los costos desproporcionados que le insume a Estados Unidos sino por razones geopolíticas y de seguridad más que atendibles.
De hecho, el documento cuestiona -más bien rechaza- la fisonomía actual de la OTAN y sus delirios belicistas rusofóbicos, ensayados a partir del presupuesto de que los estadounidenses estarían junto a ellos para siempre. Tanto es así, que algunos liderazgos y protagonismos inexplicables anti rusos aparecieron con una virulencia difícil de explicar en un contexto sin reaseguros. El de la ex primera ministra de Estonia , Kaja Kallas, actual alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores y vicepresidenta en la Comisión Europea presidida por Ursula von der Leyen y considerada una de las lideresas más enconadas en la continuación de la guerra contra Moscú, a pesar de provenir de un país con mínimo peso específico político y militar.
Trump estaría frenando toda expansión atlantista porque la misma atenta también contra la seguridad de la Casa Blanca y, en su insensato belicismo antiruso representa lisa y llanamenteuna amenaza para los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos.
En resumen, siguiendo a Ritter, se trata de un gran acontecimiento.Un asunto muy importante que, desde luego, supone problemas para Europa y la OTAN.
Si prestamos la debida atención al escrito bajo análisis podremos comprender esa decisiva importancia a la que hace referencia.
“La Estrategia Nacional de Seguridad de Trump declara abiertamente que Europa, tal como está configurada actualmente, es inherentemente incompatible con los intereses estadounidenses. Si Europa mantiene su actual trayectoria política, afirma Trump, será «irreconocible en 20 años o menos», y que los problemas económicos actuales, manifestados por las políticas fallidas de Europa, probablemente resultarán en que los problemas económicos actuales de Europa sean «eclipsados por la perspectiva real y más cruda de la desaparición de la civilización».
Europa ya no se considera colectivamente un socio fundamental en materia de seguridad nacional, señala la Estrategia Nacional de Seguridad de Trump. «Está lejos de ser evidente si ciertos países europeos tendrán economías y ejércitos lo suficientemente fuertes como para seguir siendo aliados fiables», declara el documento.
Además, la NSS postula que la propia Europa se ha convertido en una fuente de ideologías incompatibles con las nociones estadounidenses de libertad, y declara que la Unión Europea y “otros organismos transnacionales” están implementando actividades que “socavan la libertad política y la soberanía”, y señala específicamente políticas que implican “censura de la libertad de expresión y supresión de la oposición política, caída de las tasas de natalidad y pérdida de identidades nacionales y de confianza en sí mismos”.
Según la NSS, la concepción actual de Europa por parte de quienes ostentan el poder es fundamentalmente incompatible con los intereses y valores estadounidenses. Cabe destacar que la NSS destaca el auge de los "partidos patrióticos europeos", declarando que "Estados Unidos anima a sus aliados políticos en Europa a promover este resurgimiento del espíritu".
Esta es una declaración de guerra ideológica entre Estados Unidos y las élites de poder globalistas de Europa.
Dicen que el diablo está en los detalles, y es en los detalles del nuevo Sistema Nacional de Seguridad donde se han sembrado las semillas de la desaparición de Europa”.
Dicho en otros términos, Europa ha dejado de ser una prioridad para los Estados Unidos, que no quieren que permanezca abierta ninguna posibilidad de ruptura con la principal potencia nuclear del planeta. Si bien estratégica y culturalmente sigue significando un vallado respecto de cualquier tentativa expansionista de Moscú y siguen vigentes lazos culturales e históricos, su importancia estratégica es mucho menrs que la que la Casa Blanca le asigna a Occidente y la región del Indopacífico. Ya nos habíamos ocupado del resurgimiento del rol protagónico de los océanos en la nueva concepción del nacionalismo neoimperial.
La Estrategia Nacional de Seguridad estadounidense apunta a lograr una nueva situación de equilibro estable. Estabilidad dentro de Europa y estabilidad estratégica con Rusia. O sea que los europeos, como un grupo de naciones soberanas alineadas” deberán asumir por sí mismas su propia defensa. Esta intemperie europea no reconoce precedente. El nuevo NSS enfatiza lo que se llama “Realismo Flexible” declarando que “la política estadounidense será realista acerca de lo que es posible y deseable buscar en sus tratos con otras naciones”, buscando “buenas relaciones y relaciones comerciales pacíficas con las naciones del mundo sin imponerles cambios democráticos u otros cambios sociales que difieran ampliamente de sus tradiciones e historias”, redondea el autor. Y lo hace con un párrafo tan rotundo que por sí mismo se convierte en una de las grandes a preguntas a realizarse acerca de la nueva configuración mundial inconclusa.
“Esto supone un gran cambio respecto de las prácticas anteriores, cuando la promoción de las normas y valores democráticos estadounidenses se consideraba el elemento fundamental de la política de seguridad nacional de Estados Unidos.
“Reconocemos y afirmamos”, señala la Estrategia Nacional de Seguridad de Trump, “que no hay nada inconsistente o hipócrita en actuar de acuerdo con una evaluación tan realista o en mantener buenas relaciones con países cuyos sistemas de gobierno y sociedades difieren de los nuestros, incluso mientras presionamos a amigos con ideas afines para que defiendan nuestras normas compartidas, promoviendo nuestros intereses al hacerlo”.
En resumen, la Estrategia Nacional de Seguridad de Trump rechaza lo que denomina «el nefasto concepto de dominio global para sí misma». Y, al hacerlo, rechaza la percepción y la realidad de «la OTAN como una alianza en perpetua expansión».
La nueva Estrategia Nacional de Seguridad declara efectivamente que esta trayectoria política ha terminado.
Poner fin al conflicto en Ucrania, en lugar de colaborar con Europa para encontrar maneras de prolongarlo indefinidamente, es una prioridad absoluta para la administración Trump bajo el nuevo NSS. La administración Trump, según el NSS, «se encuentra en desacuerdo con los funcionarios europeos que albergan expectativas poco realistas sobre la guerra, enraizados en gobiernos minoritarios inestables, muchos de los cuales pisotean los principios básicos de la democracia para reprimir a la oposición».
Rusia no es el enemigo.
Europa lo es en la medida que sus políticas no traduzcan el sentimiento anti belicista mayoritario de sus pueblos.
“Una gran mayoría europea desea la paz”, declara la NSS, “pero ese deseo no se traduce en políticas, en gran medida debido a la subversión de los procesos democráticos por parte de esos gobiernos. La NSS enumera como un “interés central de los Estados Unidos” la necesidad de “negociar un cese rápido de las hostilidades en Ucrania, con el fin de estabilizar las economías europeas, prevenir una escalada o expansión no deseada de la guerra y restablecer la estabilidad estratégica con Rusia, así como para permitir la reconstrucción posterior a las hostilidades de Ucrania para permitir su supervivencia como un estado viable”.
La NSS busca “ayudar a Europa a corregir su trayectoria actual”, devolviéndola a un camino que representa “la democracia genuina, la libertad de expresión y una celebración sin complejos del carácter y la historia individuales de las naciones europeas”. La OTAN es inviable si no detiene su carrera armamentística, que encima luce insuficiente.
“Éstas son malas noticias para la OTAN y la actual camarilla de élites políticas y económicas que han colocado a Europa en una trayectoria incompatible con los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos”.
Si esta decisión se concreta, es hora de actualizar nuestras tesis. El sistema de control global punitivo, al menos como lo conocimos hasta ahora, tal vez esté llegando a su fin
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