Por Eduardo Luis Aguirre
La pandemia ha empujado definitivamente a la superficie del sistema mundo una realidad axiomática. Y lo ha hecho con la mayor y más terrible letalidad en más de 500 años. El capitalismo en su fase neoliberal se encuentra en absoluta imposibilidad de cumplir siquiera parcialmente sus postulados liberales enunciados durante la Revolución Francesa.
Por Lidia Ferrari (*)
Giorgio Agamben en su texto del 14 de abril presenta una serie de preguntas que nos invitan a reflexionar sobre las medidas que en Italia se han tomado respecto del Coronavirus. Parte de una premisa que, aunque redactada en forma interrogativa, contiene una afirmación muy fuerte: "¿Cómo puede haber sucedido que un país entero sin darse cuenta se haya derrumbado ética y políticamente ante una enfermedad?".
Por Eduardo Luis Aguirre
"Su muerte nos separa. Mi muerte no nos unirá. Así es: ya fue hermoso que nuestras vidas hayan podido estar de acuerdo durante tanto tiempo" (Simone de Beauvoir: La Ceremonia del adiós).El mundo no será igual después de la pandemia. La idea, a esta altura de los acontecimientos, se ha transformado abiertamente en un lugar común. En cambio, la tarea de descifrar en qué consistirá la nueva identidad del mundo supérstite se revela como un territorio mucho menos explorado en los análisis cotidianos.
Por Eduardo Luis Aguirre
El paso del virus dejará huellas nada fáciles de imaginar en todo el planeta. Por ende, es erróneo suponer que la pandemia implica solamente una pausa traumática entre un viejo orden y su futura reposición. Que será una mera situación disruptiva, pasajera, entre dos situaciones de equilibrio que derivarán en una misma continuidad que reconoceremos de inmediato.