Un ejercicio esforzado de anticipación (a propósito de la marcha en defensa de la Universidad Pública)
Por Eduardo Luis Aguirre
Mientras echo mano a la contemplación, infranqueable límite que a veces nos impone el cuerpo, me asalta un recuerdo vívido proveniente de la filosofía del derecho. Por supuesto, siempre dando vueltas sobre las certidumbres y falacias, sobre la culpa y la inocencia, sobre un agresor y su víctima. En fin, bien binarios, típicos de la trepanación de cráneos con la que el dogmatismo jurídico empantana nuestro pensamiento crítico.

Por Eduardo Luis Aguirre

 

 

En el desierto, en su observación detenida y siempre incompleta, habitan sujetos cuyas subjetividades no han sido capturadas enteramente por el capital. La contingencia, lo variable como condición constitutiva del neoliberalismo seguramente va también por ellos. En esos oasis, en esos islotes silenciosos de una cultura que todavía no está dominada por el hombre individualista, endeudado, consumista, para el que los vínculos sociales no se transforman en medios de producción ni han decidido poner su vida a producir, sobrevive una condición humana diferente, donde lo común y lo solidario resguarda la mansedumbre de tiempos diferentes, .puede prescindir del empobrecimiento de la prisa, se acurruca a encontrarse con su humanidad profunda, no comparte las inseguridades mundanas ni padece la mediatización que reproduce un estado de excepción global.


Por David Pavón-Cuéllar (*)

 


El año pasado medité mucho sobre el funcionamiento colonial de la herencia freudiana en América Latina. Me pregunté si nosotros, latinoamericanos, deberíamos intentar descolonizar el psicoanálisis o mejor ya simplemente deshacernos de él, es decir, descolonizarnos de él. Me incliné por lo primero, por conservar lo que Freud nos legó, pero haciendo lo posible para descolonizarlo e incluso emplearlo como un instrumento para una cierta descolonización de nuestras vidas. Este empleo es precisamente lo que me gustaría considerar ahora.

Por Eduardo Luis Aguirre

Para Heidegger, la desertificación es peor aún que la destrucción. Porque a la destrucción sobreviene la reconstrucción y a la desertificación, la nada misma, la intemperie, el desamparo.

Por Modesto Guerrero





Bastó una breve y fallida rebelión militar para que Hugo Chávez se convirtiera en lo que más había soñado: un joven rebelde con un sueño,  un

revolucionario nacionalista.

A las acciones llegó de la mano de Maisanta, difuso tutor espiritual de sus designios.

Por Boaventura de Sousa Santos (*)

 

 

 

En Portugal, la izquierda a la izquierda está formada por los partidos a la izquierda del Partido Socialista (PS), es decir, el Partido Comunista Portugués (PCP) y el Bloco de Esquerda (BE). En las elecciones del pasado 30 de enero, el PS ganó las elecciones con mayoría absoluta. Portugal será a partir de ahora el único país europeo con un gobierno de mayoría absoluta de un partido de izquierda, el Partido Socialista.

Por Eduardo Luis Aguirre

 

 

 

El fragote incomprensible de ayer no hubiera ocurrido si no existiera un sector de la clase media urbana, altamente politizado, formateado con una mezcla para nada inofensiva entre los ideales de izquierda y las gramáticas liberales que ahora habitan multitudinariamente las filas del gobierno, que piensa la política en clave de la historia mitrista y habilitan estos errores gravísimos. En esa fragua, los individuos providenciales hacen sus apariciones fulgurantes y épicas por encima de los pueblos.

Por Lidia Ferrari (*)

 

Apenas iniciar con el libro de Biglieri y Cadahia se asoma el prólogo de Wendy Brown con sus epígrafes de autores contemporáneos que denigran y estigmatizan al significante populismo. Tuve el mismo asombro de cuando leí en el texto freudiano sobre psicología de las masas la operación intelectual que realizaron en el siglo XIX los psicólogos de las masas en los cuales Freud se basaba. Retornaba ahora con el significante populismo, como en el siglo XIX y XX con el significante ‘las masas’, el espectro de lo popular como lo que amenaza la democracia o la civilización y, por lo tanto, lo que hay que combatir y desarticular.