Por Eduardo Luis Aguirre
 
Como ocurrió siempre, y se hizo más visible desde el 11 de septiembre de 2001, los atentados terroristas terminaron contribuyendo a una profundización de la fascistización de las relaciones internacionales. A la consolidación de un estado de excepción en todo el mundo.

 

“La existencia anónima y superficial no tiene la valentía de la angustia ante la muerte”

Martin Heidegger

Durante la posguerra europea, Heidegger sufrió la marginación reservada a los colaboradores del régimen nacionalsocialista. Expulsado de la universidad de Friburgo, no regresaría a la vida académica hasta 1950. Su adhesión a la dictadura de Hitler sólo puede explicarse como un trágico error.

Por Eduardo Luis Aguirre.

La suerte de la Presidenta Dilma Rousseff, y de la democracia de la octava economía del mundo, parece estar echada. Todo hace suponer que mañana triunfará el golpe de estado en Brasil. 

Por Eduardo Luis Aguirre

Comienzan a alzarse nuevas voces tendientes a lograr el ímprobo objetivo de que José María Aznar sea enjuiciado por el Tribunal de La Haya (*), por su presunta responsabilidad en la guerra de Irak y en los crímenes que durante el ataque y la ocupación del país persa cometieron las fuerzas de la coalición invasora, cuestión que sería necesario investigar esclarecer.

Por Eduardo Luis Aguirre


Se conmemora en estos días un nuevo aniversario del ataque nuclear a Hiroshima y Nagasaki. La primera y única vez en la historia que se utilizó armamento no convencional para aniquilar a población civil indefensa. Fue uno de los crímenes masivos más horrendos de la modernidad, y a esta altura lo único que podría admitir algún tipo de discusiones es el encuadre típico del delito, pero nunca la perpetración del mismo.

Por Eduardo Luis Aguirre

El 64 por ciento de los rusos votarían en la actualidad por la conservación de la Unión Soviética, en caso de celebrarse una compulsa popular sobre ese tema, según informó recientemente el Centro de Investigación de Opinión Pública de Rusia (CRIOP), que realizó la encuesta entre los habitantes del país territorialmente más grande de la tierra. Lo verdaderamente llamativo es que este resultado se obtiene después de 25 años del desmembramiento de la antigua URSS, y en buena medida se explica en base a circunstancias políticas, históricas y culturales. 

Por Eduardo Luis Aguirre

El mundo está en guerra, no guerra de religiones, es una guerra de intereses, por los recursos naturales, guerra por el dominio de los pueblos. Alguno puede pensar que estoy hablando de guerra de religiones. No. Todas las religiones queremos la paz. La guerra la quieren otros. ¿Entendido? (Papa Francisco)

 
Por Miguel IZU (*)

Hay una curiosa versión de cómo se inició la guerra civil de 1936, tras el fracaso del alzamiento militar, que se contiene en el blog del Hotel La Perla de Pamplona, y que carece de respaldo alguno en los libros de historia. Versión que hasta hace poco no había salido de dicho blog, pero que al ser acogida por Iván Giménez (El corralito foral, Arre, Pamiela, 2015, pp. 124 y ss.) en un libro que, por méritos propios (salvo algún error como el que voy a señalar), ha recibido una amplia y exitosa difusión, corre peligro de ser tomada en serio. Resulta curioso que Iván Giménez, de forma acrítica, dé pábulo a esta historieta cuando descalifica otras leyendas que se contienen en el mismo blog, como la de que Hemingway fuese cliente asiduo del Hotel La Perla.

Afirma el citado blog que el fracaso del alzamiento militar del 18 de julio saltaba a la vista y cuenta lo siguiente:

«De hecho, esa mañana del 19 de julio, el sublevado Francisco Franco llamó por teléfono a Pamplona para hablar con el general Mola; quería transmitirle que las guarniciones no habían respondido, que Melilla y Pamplona eran las únicas sublevadas, que no merecía la pena seguir con la revuelta. Pero Mola no estaba en el Palacio de Capitanía, y le remitieron al teléfono del Hotel La Perla, pues le informaron que estaba en la Plaza del castillo pasando lista a las tropas.
Ante la llamada de Franco en La Perla salieron a buscar al general, y este último, una vez escuchada la opinión de su compañero de alzamiento, apoyado en el mostrador del hotel, le respondió con rotundidad: “Francisco, tu haz lo que quieras, pero en la Plaza del Castillo de Pamplona hay en este momento miles de hombres listos para luchar y que me están diciendo que ¡adelante!, así que yo con ellos estoy, y esto ya es imparable”. Ante esta reacción al joven general Franco no le quedó más remedio que admitir: “pues si tú estás dispuesto a seguir, yo no voy a ser menos”. Y ese día salían desde Pamplona varias columnas de combatientes hacia una guerra que habría de durar tres años».



Y añade:

«En aquel locutorio telefónico que había en el vestíbulo del hotel el general Emilio Mola acababa de sentenciar que la sublevación debía de seguir adelante, que la maquinaria de la guerra no debía pararse. Junto a él, en la pared, aparecía dibujado un gran mapa de España; sobre esta piel de toro se había puesto unas banderas nacionales, bicolores y tricolores, según fuese el dominio en ese momento; Ceuta y Melilla (Franco) y Pamplona (Mola) eran las únicas ciudades tomadas por el bando nacional, el resto estaba en manos del bando rojo».

Ninguno de los hechos contenidos en este relato merece el menor crédito. En la mañana del 19 de julio de 1936 la suerte del alzamiento militar era incierta, pero no se puede afirmar que hubiese fracasado en todas partes menos en Pamplona y Melilla. Esa misma mañana a las siete Franco aterrizaba con el Dragon Rapide en Tetuán, procedente de Casablanca donde había hecho noche, para comprobar que todo el ejército de Marruecos se había unido a la sublevación. Las Canarias, bajo el mando del general Orgaz, también estaban controladas por los sublevados. El golpe militar había triunfado esa madrugada en la mayor parte de Galicia, León y Castilla la Vieja, así como en Sevilla, con el general Queipo de Llano, en Zaragoza, con el general Cabanellas, o en Córdoba, con el coronel Cascajo. Si hubiera existido esa conversación entre Franco y Mola, que ningún historiador menciona, habría tenido que discurrir por otros cauces bien distintos.

(*) Doctor en Derecho y licenciado en Ciencias Políticas y Sociología. Ex Docente de la Universidad de Navarra y de la Universidad Pública de Navarra.

Pubicado originariamente en http://mizubel.blogspot.com.ar/2016/07/la-guerra-no-empezo-en-la-plaza-del.html?spref=fb