Por Eduardo Luis Aguirre

El impacto mediático mundial que ha provocado, razonablemente, la guerra en Ucrania, ha dejado de lado el dantesco conflicto que vive Yemen, que data al menos  de 11 años y también es consecuencia de las intervenciones primaverales del sistema de control global punitivo neoliberal. Las cifras son impactantes: más de 233.000 muertos (algunos medios hablan de 400.000) y 2,3 millones de niños con desnutrición aguda. Falta agua potable y atención médica para la población. 



La Organización de Naciones Unidas (ONU) clasifica a Yemen como en la peor situación humanitaria del mundo.
El victimizado país se encuentra además, en medio de una catástrofe humanitaria, con 17,4 millones de personas que necesitan ayuda para alimentarse y cada vez una proporción mayor de la población en condiciones de “emergencia” advierten varias agencias de la ONU.

El número de personas que probablemente no podrán satisfacer sus necesidades alimentarias mínimas en Yemen podría alcanzar la cifra récord de 19 millones de personas entre junio y diciembre de 2022, según alertaron la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Programa Mundial de Alimentos y UNICEF.

Al mismo tiempo, se espera que otros 1,6 millones de personas en el país caigan en niveles de emergencia, lo que elevaría el total a 7,3 millones de personas para finales de año.

En todo Yemen, 2,2 millones de niños padecen desnutrición aguda, incluyendo más de medio millón de niños que están en riesgo de morir por la desnutrición aguda grave. Además, alrededor de 1,3 millones de madres embarazadas o lactantes sufren desnutrición aguda.

“Hay que actuar ahora”, dijo el coordinador humanitario de la ONU que pidió a las partes en el conflicto que levanten “todas las restricciones al comercio y a la inversión de productos básicos no sancionados” para ayudar a bajar los precios de los alimentos.

La ONU dice que la guerra en Yemen tiene niveles impactantes de sufrimiento y que causó el peor desastre humanitario del mundo.

El conflicto ya provocó 233.000 muertes, incluidas 131.000 por causas indirectas como la falta de alimentos, servicios de salud e infraestructura. Más de 10.000 niños han muerto como resultado directo de los combates.

Cuatro millones de personas se vieron obligadas a huir de sus hogares y más de 20,7 millones (71% de la población del país) necesitan algún tipo de asistencia humanitaria o protección para su supervivencia.

Según la ONU, 5 millones de yemeníes están al borde de la hambruna y casi 50.000 ya están experimentando condiciones similares a las de la hambruna. Se estima que 2,3 millones de niños menores de cinco años sufren de desnutrición aguda, incluidos 400.000 que corren el riesgo de morir sin tratamiento, según la ONU.

Con solo la mitad de las 3.500 instalaciones médicas del país en pleno funcionamiento y el 20% de los distritos sin médicos, casi 20 millones de personas carecen de acceso a una atención médica adecuada. Una de cada dos personas tampoco tiene acceso a agua potable.

El conflicto tiene sus raíces en el fracaso de un proceso político que se suponía traería estabilidad a Yemen después de la Revolución Yemení de 2011, que fue parte también de la devastadora Primavera Árabe, apoyada por occidente, que obligó al presidente autoritario de larga data Alí Abdalá Salé a entregar el poder a su vicepresidente, Abd Rabbuh Mansur Hadi.Los resultados están a la vista, pero nadie parece hacerse cargo de semejante desastre humanitario.

La guerra en Ucrania influye negativamente en una crisis que corre una carrera contra el reloj. El coordinador humanitario de la ONU para Yemen recalcó que es primordial mantener la respuesta de emergencia integrada para millones de personas que requieren alimentos, agua potable, atención médica básica y protección.

David Gressly explicó que el prolongado conflicto ha dado lugar al desastre económico en Yemen, aumentando así el hambre con la escasez y los altísimos precios de los alimentos.

Añadió que la guerra en Ucrania intensificará las necesidades dado su impacto en las importaciones. El 30% del trigo que se consumen en Yemen llega de Ucrania.

“Se requiere paz para poner fin a la desgracia, pero se puede avanzar ahora. Las partes en conflicto deben levantar todas las restricciones al comercio y la inversión de productos básicos no sancionados. Eso ayudaría a bajar los precios de los alimentos y a reactivar la economía, dando a las personas la dignidad de un trabajo para dejar de depender de la ayuda”, puntualizó Gressly.

Fuentes consultadas: La Base, https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-60741745 y https://news.un.org/es/story/2022/03/1505502

Ilustración: https://news.un.org/es/story/2022/03/1505592