Por Jorge Alemán (*)
La tesis es defendida por muchos teóricos de las nuevas derechas prorusas o prochinas y por ciertas izquierdas que por distintas razones no pueden aceptar el giro autoritario hacia el Capitalismo de China y Rusia. Hacen una lectura en términos de decadencia, esa que está encarnada por LGTBI +,los homosexuales, las feministas y todas las movilizaciones en la calle que según la oficialidad china pretenden imitar a las de Hong Kong .
Por Ignacio Castro Rey (*)
Lo contrario de la vida no es la muerte, sino el miedo. De ahí la expresión popular: «Paralizado de miedo». Si se consigue salir de ese estado larvario puede ser muy triste vivir en Occidente. Te hacen creer que eres libre, que puedes pensar y vivir como quieras. Cuando te das cuenta estás siendo señalado -o silenciado- por el simple hecho de que, en cuestiones que atañen a nuestra coherencia tribal, te atreves a pensar de modo distinto a las mayorías y minorías reconocidas.
Por Eduardo Luis Aguirre
Hay una proximidad imprescindible que flota con la densidad de una niebla totalizante y única en los desiertos. La proximidad de los que transitan la lejanía aparente es lo único que puede contrariar la pacificación mortecina de esos páramos. El desierto, que Heidegger señala como peor que la propia destrucción, vale como una metáfora unitaria, abigarrada, conjunta. Como un imperativo de retorno a una casa común de la que nos ha desalojado un sistema global, circular, brutal. No puede haber acuerdos duraderos, estratégicos, con el neoliberalismo.
Por Eduardo Luis Aguirre
Hace mucho tiempo que sigo atentamente conferencias, entrevistas y escritos del filósofo José Luis Villacañas. En particular, desde que consentí la última versión de "Filosofía y derecho" (1), me convencí que uno de sus textos, "El neoliberalismo como teología política" (2), quizás podría completar las preguntas y estupefacciones de un libro tan breve como el que desde hace apenas un par de días atesoro en mis manos. El trabajo del profesor de la Universidad Complutense de Madrid se constituyó desde entonces en el diapasón, en la guía capaz de ubicarme en un universo de estrellas atravesado por sonidos y notas extremas.
Por Lidia Ferrari (*)
Pasolini construyó su poema Profecía prediciendo un futuro que es nuestro presente. Nuestra corta y finita vida -además de la estúpida vanidad narcisista de creernos únicos- impide ver el recorrido de millones de años de una especie migrante que partió de Africa y colonizó todo el planeta. Una carencia de Estadistas en serio, de esos que piensan a largo plazo, impide ver que el fenómeno migratorio no es un problema sino una solución para la cultura humana. Estos estadistas de pacotilla creen en sus vallas, en sus muros, en sus aduanas. Creen que pueden detener el movimiento del mundo y el flujo de la vida con fronteras y mapas catastrales. Si fueran astutos – quizás hasta cínicos- abrirían las puertas a los inmigrantes porque traerían vida al geriátrico de Europa.
Por Eduardo Luis Aguirre
La curiosidad sociológica facilita el entrecruzamiento de variables y pensamientos que permiten, a veces, comprender mejor los cambios vertiginosos de un mundo capturado por un neoliberalismo feroz que terminó de cerrar su circularidad con millones de muertos a manos de una pandemia, una guerra y democracias en un ocaso profundo.
Por Eduardo Luis Aguirre
Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo ((Wittgenstein)
El lenguaje es la casa del Ser (Heidegger)
La verdadera situación problemática que depara el "lenguaje jurídico" no es su complejidad, sino su incapacidad para asumirse a sí mismo como formando parte de un conjunto sistémico de signos mediante los cuales los seres humanos se comunican. La invocada lejanía con los justiciables no radica en el difícil acceso que plantean sus pretendidos giros, sino en el dogmático encapsulamiento de un pensamiento que no logra conjugarse con otros saberes en la tarea ímproba de la comunicación, como consecuencia de la pobreza intrínseca de los razonamientos del emisor.
Por Eduardo Luis Aguirre
Las batallas de Caseros y Pavón produjeron dos consecuencias que sellaron la suerte futura de la Argentina. Buenos Aires promovió la libre navegación de los ríos interiores, lo que significó lisa y llanamente la habilitación del ingreso de las mercancías británicas que destruirían las incipientes industrias criollas del interior, y la apropiación de hecho del puerto estratégico.