Mi viejo, que tenía quinto grado y ninguna falta de ortografía, me decía que este país se salvaba con algunos miles de argentinos honestos.
Como cualquier intelectual pequeño burgués, pensé –al principio- que el razonamiento del viejo era primitivo, que no comprendía las contradicciones fundamentales ni sintonizaba las coordenadas de la dialéctica materialista ni el determinismo teleológico de las doctrinas críticas.

Compartimos con nuestros lectores una entrevista realizada por el escritor Ramiro Torres  al filósofo español Ignacio Castro Rey, colaborador de nuestro espacio, publicada en la revista Palavra comum.

Hubo un tiempo durante el cual los colonizadores pusieron en duda la posibilidad de que los pobladores originarios de América Latina pudieran ser considerados seres humanos. En una etapa histórica posterior, el vasallaje naturalizó una segunda perplejidad, consistente en debatir la existencia de una filosofía indígena, a la que se llegó a negar de plano. Con ella, sobrevino una tercera polémica que se dedicó a poner en cuestión, inclusive, la existencia misma de una filosofía latinoamericana.

Por Ignacio Castro Rey

Fijémonos en que, del amor a la decisión, del tabaco a la conversación, del alcohol a la lectura, todas las tecnologías corporales de concentración, que te permiten ser libre al menos de forma ocasional, están disueltas a manos de las tecnologías gregarias de dispersión. Hasta la concentración ociosa del paseo -caminar sin rumbo, contemplar, recordar, pensar en cualquier cosa- ha desaparecido en aras del mando a distancia. Reparemos solamente en un ejemplo minúsculo y significativo.

Por Ignacio Castro Rey

¿Qué aspecto tendrían nuestros antepasados hace un millón de años? Esta cuestión no importa tanto, en realidad, para algunas preguntas que se reiteran. No hay ningún posible ser –tampoco el homo erectus– que no esté tocado por el salto ex-nihilo que es el pensamiento, esa ausencia espectral que sostiene toda entidad animal o vegetal, un absoluto siempre actual, omnipresente. De ahí que ninguna teoría de la evolución explique nada del ser del hombre como semblante o voz del pensamiento, un fondo de niebla que ha de ser asumido para enmarcar la evolución de las cosas y de cualquier especie.

Por Jorge Alemán

Fué en los años 80 cuando comencé a insistir , estoy seguro que muchos colegas lo escucharon o lo leyeron, que Lacan era un "sintoma " en la izquierda .Con esta propuesta insistía en que la iizquierda debia descifrar el "jeroglífico "del sintoma en el sentido de Jacques Lacan ,para pensar las nuevas lógicas emancipatorias.

Por Ignacio Castro Rey

Si es cierto que la mecanización moderna del mundo animal corre el riesgo de acabar mecanizando al hombre y convirtiéndolo en instrumento de planes criminales, ante todo a los humanos que sentimos -en su atraso- un poco parecidos a animales, algo parecido podría decirse del mundo vegetal y mineral.

Con Ernesto Laclau, la categoría “pueblo” se transformó en un concepto que constituye un aporte fundamental tanto para la teoría política como para el psicoanálisis. La mayoría de los teóricos sociales que intentaron pensar esa categoría, lo hicieron prejuiciosamente: la abordaron como una noción portadora de un defecto y no lo diferenciaron del fenómeno de masas teorizado por Freud.