Artistas, intelectuales, juristas, escritores y dirigentes políticos de varios países preparan un libro contra el golpe en Brasil, en apoyo a Dilma Rousseff. La psicoanalista argentina Nora Merlín participa del proyecto con un capítulo que detalla cómo operan los medios masivos sobre las subjetividades. Aquí, un fragmento de ese texto.
Por Eduardo Luis Aguirre
El concepto de "liberación", consolidado al interior del pensamiento crítico latinoamericano a partir de la irrupción de la Teoría de la dependencia, allá por la década de los años 60, se nutre de experiencias y aportes revolucionarios experimentados en distintos lugares del mundo durante la segunda posguerra. Desde el legendario texto "Los condenados de la tierra", de Frantz Fanon (imagen), hasta la experiencia resultante del emerger de experiencias insurreccionales, el triunfo de la Revolución Cubana, la aparición del grupo de los No Alineados, el mayo francés y la toma de conciencia de la gravitación decisiva del imperialismo en los procesos de "subdesarrollo" de los pueblos del Tercer Mundo, entre otros sucesos influyentes en la conciencia colectiva de los pueblos, comienza una disputa teórica todavía no saldada, para dotar de sentido la nueva categoría filosófico política de la "liberación"
Álvaro Núñez Vaquero |
Por Ignacio Castro Rey (*)
Subsisten todavía dos tipos de imágenes. De un lado, los iconos publicitarios que nos rodean, mayoritarios y funcionales, remitiéndose unos a otros, envolviéndonos con una pared protectora que se engarza al tiempo lineal y a sus metas. Estas imágenes, que inundan a veces al arte, aparecen "colgadas" en la cronología social y crean cobertura porque su teleología nos permite seguir con la velocidad de la comunicación. Nos permiten interactuar, deslizarnos, consumir: ser salvados, por la religión de la circulación, del demonio de lo real, este espectro de lo inmóvil que recorre los bajos de este capitalismo cultural en el que convergen derecha e izquierda El referente de todas estas imágenes es la seguridad del desplazamiento continuo, que se ha convertido en nuestra idea fija. Individualismo y comunicación trenzan con esas imágenes una dialéctica sin fin.