El poder y el estado profundo
Por Eduardo Luis Aguirre
 
La estética hitleriana emulada a través de cánticos sin métrica alguna e  insultos a repetición proferidos por las calles porteñas, en la previa de un acto fatídico y ralo que pone en evdencia la debilidad de sus proyectos trasnochados. Las criaturas de las redes están a punto a darse un baño helado de realidad. A esa altisonancia bravucona y bizarra no hay nada que temerle.El poder real les queda tan lejos a ellos como a nosotros. La verborragia soez no alcanza para confundir lo importante de lo accesorio, mucho menos si las agresiones provienen de estas fascis de cotillón.

Por María Liliana Ottaviano (*)

 

Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época. Pues ¿cómo podría hacer de su ser el eje de tantas vidas aquel que no supiese nada de la dialéctica que lo lanza con esas vidas en un movimiento simbólico?”. (Lacan)

El sintagma "subjetividad de época" contenido en esta frase de Lacan bien vale para abrir este texto en el que se intenta dar cuenta del entrecruzamiento discursivo entre lo social y lo singular. Entre lo político y la subjetividad. Entre lo colectivo y lo individual.

Por Eduardo Luis Aguirre

Existe una tendencia sorda, casi imperceptible, consistente en plantear la necesidad de cambios institucionales para evitar en un futuro incierto las alternancias con el desastre. Para ponerle freno, sin fecha cierta todavía, a lo que se supone podría ser un dispositivo neoliberal en retirada.

Por Eduardo Luis Aguirre


El mundo de nuestros días se encuentra concernido por un renovado auge del racismo. Que se extiende imparable, rizomático y letal en una versión actualizada de nuevas retóricas xenófobas, discriminatorias, profundamente violentas. Se trata de un racismo que en ningún caso se asume como tal. Un racismo culpógeno que se ampara en el sostenimiento formal de pobres enunciados democráticos que en la práctica se violentan sistemáticamente.

Por Jorge Alemán (*)

Lo que tienen en común las ultraderechas actuales es haberse librado de los complejos e inhibiciones democráticas procedentes del clima político posterior a la segunda guerra mundial del siglo XX. El decidido y sobreactuado retorno a una identidad nacional que se presenta con un relato épico sin fisuras tiene a lo “extranjero ” como la amenaza, el exterior, que puede atentar contra la unidad plena y consistente que las ultraderechas presentan como identidad nacional.

Por Eduardo Luis Aguirre

Los procesos de dominación social, a lo largo de la historia y en todos los casos, se valieron necesariamente de la figura de un colonizador, un sujeto que pasó al acto propiciando el señorío de algunos por sobre los otros sometidos. Pero debieron contar también -en todos los casos- con el concurso de sujetos colonizados que completaran esa relación de desigualdad. Eso vale tanto para la debatida capitulación de los poderosos pueblos originarios de Centroamérica (mayas, aztecas, toltecas) contra algunos centenares de españoles, como para analizar la férrea resistencia mapuche contra el invasor español que duró cuatro siglos.

Por Eduardo Luis Aguirre

Quinientos años de ininterrumpida colonialidad nos llevaron a presumir que la historia no abarcaba a otros pueblos que no fueran los que proclamaron la centralidad moderna de Europa. Más aún, la connotación inexorablemente institucional del racismo llevó a muchos prohombres emblemáticos del mito del progreso a dudar y negar la condición humana de los pueblos subalternos.


Por María Liliana Ottaviano

“El otro ya ha sido suficientemente masacrado. Ignorado. Silenciado.

Asimilado. Industrializado. Globalizado. Cibernetizado. Protegido.

Envuelto. Excluido. Expulsado. Incluido. Integrado. Y vuelto a asesinar.

A violentar. A obscurecer. A Blanquear. A normalizar.

A normalizar excesivamente. A estar fuera y estar adentro.

A vivir en una puerta giratoria.

El otro ya ha sido lo bastante observado y nombrado como para que podamos ser tan impunes al mencionarlo y observarlo nuevamente.

El otro ya ha sido demasiado medido como para que volvamos a calibrarlo en un laboratorio desapasionado y sepulcral… ¿Y si el otro no estuviera ahí??”

(Carlos Skliar, ¿Y si el otro no estuviera ahí? )

Hecho en La Pampa por Jean Phillippe