Por Eduardo Luis Aguirre
El Papa Francisco pensaba, durante la Navidad en “los pobres y olvidados”. “En los pobres, siempre. Como Jesús, que nació pobre: ese día María era una mujer de la calle, porque no tenía un lugar adecuado para dar a luz. Y luego pienso en todos los olvidados, los abandonados, los últimos y, en particular, los niños abusados y esclavizados”, decía.“La comunidad internacional, la Iglesia -comenzando por el Papa-, las instituciones, los que tienen responsabilidades políticas y sociales y también todos los ciudadanos, particularmente en los países más ricos, no pueden y no deben olvidar las regiones y las personas más débiles, frágiles e indefensas”, anhelaba.“Rezo a Dios para que esta Navidad transmita más generosidad y solidaridad a la Tierra. Espero que la Navidad caliente el corazón de los que sufren, y abra y fortalezca el nuestro para que arda en el deseo de ayudar más a los más necesitados”, redondeaba recordando los valores cristianos de la justicia social.Conocido hincha de San Lorenzo, Jorge Bergoglio sabía que no era muy bueno y terminó como arquero, cuando jugaba al fútbol de niño. “Ser arquero fue una gran escuela de vida”, dijo, porque “el arquero debe estar preparado para responder a los peligros que pueden venir de todos lados”.
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