Dugin, el hombre político y la modernidad
Por Eduardo Luis Aguirre
Alexander Dugin es un filósofo y académico ruso de 62 años. En una entrevista con el periodista Tucker Carlson, disponible en el sitio de nuestro amigo Ignacio Castro Rey (*), el pensador sintetiza los principales trazos de su mirada de la historia política, imprescindibles para reconocer el presente y escudriñar una salida por arriba de un mundo laberíntico. Este es el diálogo entre el periodista y el filósofo, que nos habremos de permitir glosar para que se comprenda la singularidad del pensamiento del filósofo y su llamativo y extraordinario anclaje en un mundo donde parecen haberse diluido las grandes formaciones colectivas y comunitarias para dar paso a un individualismo exacerbado, la marca que identifica al neoliberalismo.

Por Eduardo Luis Aguirre

Los procesos de dominación social, a lo largo de la historia y en todos los casos, se valieron necesariamente de la figura de un colonizador, un sujeto que pasó al acto propiciando el señorío de algunos por sobre los otros sometidos. Pero debieron contar también -en todos los casos- con el concurso de sujetos colonizados que completaran esa relación de desigualdad. Eso vale tanto para la debatida capitulación de los poderosos pueblos originarios de Centroamérica (mayas, aztecas, toltecas) contra algunos centenares de españoles, como para analizar la férrea resistencia mapuche contra el invasor español que duró cuatro siglos.

Por Eduardo Luis Aguirre

Quinientos años de ininterrumpida colonialidad nos llevaron a presumir que la historia no abarcaba a otros pueblos que no fueran los que proclamaron la centralidad moderna de Europa. Más aún, la connotación inexorablemente institucional del racismo llevó a muchos prohombres emblemáticos del mito del progreso a dudar y negar la condición humana de los pueblos subalternos.


Por María Liliana Ottaviano

“El otro ya ha sido suficientemente masacrado. Ignorado. Silenciado.

Asimilado. Industrializado. Globalizado. Cibernetizado. Protegido.

Envuelto. Excluido. Expulsado. Incluido. Integrado. Y vuelto a asesinar.

A violentar. A obscurecer. A Blanquear. A normalizar.

A normalizar excesivamente. A estar fuera y estar adentro.

A vivir en una puerta giratoria.

El otro ya ha sido lo bastante observado y nombrado como para que podamos ser tan impunes al mencionarlo y observarlo nuevamente.

El otro ya ha sido demasiado medido como para que volvamos a calibrarlo en un laboratorio desapasionado y sepulcral… ¿Y si el otro no estuviera ahí??”

(Carlos Skliar, ¿Y si el otro no estuviera ahí? )

Por Jorge Alemán (*)

A diferencia de otros teoricos actuales no creo que estemos situados frente a una "crisis de la hegemonia neoliberal" y en correlación con esta situación en un. "momento populista" Según esta visión la ultraderecha es la que está sabiendo valerse de la situación con su Populismo de derechas.

Vivimos una etapa singularmente compleja en el sistema/mundo del tercer milenio. Esas complejidades existenciales, de diverso orden, a veces (muchas) nos deparan urgencias, incertidumbres, ansiedades comprensibles, malestares impostergables, dolores insondables.

En su fase neoliberal, el capitalismo asfixia a los sujetos y los sume en las contradicciones más arteras. Por una parte, los conmina a un malestar de la cultura de connotaciones abismales, que va desde la convicción generalizada de que no existen alternativas al sistema hasta la intemperie gélida de la soledad y el abandono.

Por Eduardo Luis Aguirre

Hablemos, en principio, de lo unitario. De la unidad. De la necesidad de articular nuevas relaciones de fuerzas sociales y nuevas hegemonías, entendidas éstas como algo muy distinto de la mera dominación. Ocupémonos del desafío de pensar prácticas y estilos. De recrear semblantes y habilitar espacios. De despejar el idealismo iluminista como prejuicio colonial y re apropiarnos de lo real. La cultura popular (entendida como el acervo social de los oprimidos) se nutre y se asienta en "lo real".

"¡Unión, unión y seremos invencibles!"  (Simón Bolívar)

Imposible avanzar así. Sobre todo, si debemos  asumir fatalmente que la marcha hacia un nuevo formato de democracia popular insumirá un recorrido más largo. Porque partimos –ahora- de una vera mucho más precaria después de un retroceso que replica la debacle mundial y se hace propia, local, recalcitrantemente folklórica. Imposible revertir la cuesta si no se entiende ese mundo hostil, que es "este" sistema-mundo.

Hecho en La Pampa por Jean Phillippe