"La ciudad sin luz": premoniciones árticas
Por Ignacio Castro Rey
A pesar de generarle sentimientos encontrados, Iñigo Errejón llegó a hablar recientemente de una desolada orfandad al terminar La ciudad sin luz, primera parte de Mil ojos esconde la noche. No es de extrañar. La intensidad carnal de los personajes y situaciones que Juan Manuel de Prada recrea es tal, el ritmo que nos acoge en ese universo ficticio es tan vivo que muy bien se puede producir, al término de convivir con esos perfiles en hervor, la aflicción de un vacío. Quizá la sensación de orfandad se alimente finalmente de algo parecido al temblor de una emoción que en La ciudad sin luz late por todos los poros y, sin embargo, en la vida corriente hemos dejado languidecer.

Por Jorge Alemán (*)

Es imposible pensar las lógicas de la Emancipación sin tener en cuenta como referencia crucial las grandes construcciones del Marxismo occidental. No obstante, cualquier lectura atenta de toda esa tradición muestra las huellas inevitablemente eurocéntricas en esas teorías.

Por Eduardo Luis Aguirre



En “La Razón populista” (1), Ernesto Laclau completa un recorrido por una multiplicidad de categorías abordadas históricamente por la filosofía política (democracia, pueblo, hegemonía) en el que muchas de ellas son objeto de una resignificación que permite dotar de sentido a  otras tantas que completan la siempre inquietante relación entre el populismo y la democracia. Los significantes, las demandas equivalenciales, la construcción de pueblo,, la representación, entre otras conceptualidades, le confieren un sentido definitivo a un texto canónico que intenta construir un nuevo metarrelato que viene a rellenarla carencia de una mirada totalizante,  crítica y emancipatoria, después del colapso de las burocracias socialistas y la  debacle de las postulaciones ontologistas del marxismo clásico.

Por María Liliana Ottaviano (*)

"No olviden jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para poner en cuestión los derechos de las mujeres. Estos derechos nunca son adquiridos deberéis permanecer alerta durante toda vuestra vida". Simone de Beauvoir.

Mi apuesta personal de un tiempo a esta parte está vinculada a la relación psicoanálisis y política, relación que muchas veces ha devenido en un sintagma que intenta velar el carácter novedoso e innovador de la confluencia de los dos términos: psicoanálisis y política. Desde esta coordenada parte el intento de cernir o analizar de lo que está en juego cuando hablamos de feminismos y derechos, convencida que siempre se tratará de una apuesta sin garantías, tal como ocurre cuando intentamos atrapar con nuestras referencias teóricas aquello que se nos presenta sustrayéndose la mas de las veces en su verdadero alcance. ¿Qué tiene para decir el psicoanálisis a la política? A los fines de este artículo tomaré algunas de las ideas, que al respecto desarrolla Timothy Appleton. Podríamos decir que el ejercicio de un pensamiento crítico constituye una praxis política. Con lo cual el psicoanálisis es portador de un pensamiento hiperpolítico, que encuentra en Lacan su más importante renovador luego de Freud. Tomar su referencia es imprescindible para pensar la política en nuestro tiempo desde nuevas coordenadas que conmocionan el campo de la teorías sociales y políticas clásicas. ¿Qué del feminismo para la política?

Por Eduardo Luis Aguirre


Para entender la influencia y el impacto sin precedentes que en los antiguos habitantes de Abya Yala produjo la llegada de los españoles no hay más que abrevar en los documentos de la época. Cuando pensamos en las formas que adquirió el poder de los conquistadores, nuestra formación profesional de marcado sesgo institucionalista nos conduce hacia entresijos que se vinculan a formalidades establecidas normativamente. La mita, el yanaconazgo, la encomienda, las leyes de indias, los códigos, la inquisición, ordenanzas, reales cédulas, provisiones, instrucciones, capítulos de carta, autos acordados, capitulaciones, decretos, reglamentos, etcétera.

Por Eduardo Luis Aguirre

La Corona española conserva intacta la memoria de la conquista. Lo resuelve y lo reconoce como el hecho más trascendental de la historia de la humanidad. No hay fisuras en el relato dominante sobre el más fabuloso encuentro de todos los tiempos, como lo define Svetan Todorov, o el genocidio que adelantó las coordenadas de la Modernidad, según lo concibe Enrique Dussel.

"La cabeza de Mariano Rosas", el libro de Sergio Schmucler en cuya presentación intervine hace algunos días en la sede de la Asociación Pampeana de Escritores, habilitó algunas conjeturas que desbordaron y -como de ordinario ocurre en las lecturas que nos concitan- modificaron las perspectivas que podríamos haber intentado al inicio de ese recorrido de recuperación (no del todo) ficcional de una trama histórica palpitante y atroz de entramados genocidas y universos inconciliables.

Por Eduardo Luis Aguirre

Las circunstancias históricas, económicas, políticas, militares y geoestratégicas que derivaron en la emergencia de las burocracias socialistas durante el siglo XX deben ser necesariamente analizadas a la luz de los ensayos explicativos de sus respectivos colapsos, de las razones por la cuáles las revoluciones no se han configurado históricamente (al menos en las formas y con el alcance previstos por el marxismo clásico) y de la reinvención de los nuevos horizontes de proyección de las tentativas emancipatorias en medio de la hegemonía neoliberal.