"La ciudad sin luz": premoniciones árticas
Por Ignacio Castro Rey
A pesar de generarle sentimientos encontrados, Iñigo Errejón llegó a hablar recientemente de una desolada orfandad al terminar La ciudad sin luz, primera parte de Mil ojos esconde la noche. No es de extrañar. La intensidad carnal de los personajes y situaciones que Juan Manuel de Prada recrea es tal, el ritmo que nos acoge en ese universo ficticio es tan vivo que muy bien se puede producir, al término de convivir con esos perfiles en hervor, la aflicción de un vacío. Quizá la sensación de orfandad se alimente finalmente de algo parecido al temblor de una emoción que en La ciudad sin luz late por todos los poros y, sin embargo, en la vida corriente hemos dejado languidecer.

Por Ignacio Castro Rey


No. La Tierra no puede escoger (…) Pero después se venga. C. Lispector



Pensadores tan distintos como Giorgio Agamben, Stefania Consigliere y Cristina Zavaroni, Julien Coupat, Marcello Tari, Franco Berardi “Bifo”, Santiago L. Petit, Silvio Ros o Vicente Barbarroja, organizan en este volumen algo más que unos “fragmentos en torno al encuentro, la furia y el éxodo” (La pandemia  de lo apenas vivo, Núm. 0, mayo 2021). Datos médicos aparte, es indudable que la pandemia de estos últimos meses ha sido también un laboratorio de obediencia al poder, dándole una seria vuelta de silicio a los dispositivos psíquicos y sociales de nuestro sometimiento.

Por Liliana Ottaviano

En el mes de junio comenzamos nuestro ciclo de cuatro conversaciones al que denominamos Huelén, palabra que en mapudungun remite a la melancolía, tristeza o dolor. Así, Huelén fue pensado como un espacio para reunirnos a conversar sobre los tiempos que vivimos.

A propósito de estas conversaciones y también como efecto de las mismas fui profundizando algunas lecturas, particularmente desde la noción de “izquierda lacaniana” que nos propone Jorge Alemán.

Nada parece indicar que el capitalismo en su torsión más cruenta, el neoliberalismo, se vea afectado por el desastre económico, político, social y sanitario generado por la pandemia.

Por Eduardo Luis Aguirre

El predominio mundial del neoliberalismo y la inexistencia de ideologías políticas alternativas robustas y consistentes parecen caracterizar los albores del tercer milenio. En ese contexto inédito de agobio, la pregunta sobre los márgenes de acción para intentar políticas nacionales y populares indóciles a los mandatos unidireccionales del capitalismo financiero surge de manera inexorable y prioritaria.

Por Eduardo Luis Aguirre

Una buena parte de nuestra generación recibió una influencia intelectual, directa o indirecta, de lo que podríamos denominar el pensamiento crítico, que reconocía a su vez una matriz ideológica irradiada desde el corazón mismo del pensamiento marxista.

Las próximas elecciones generales alemanas. Los dieciseis años de Ángela Merkel al frente de la Cancillería. Idas y vueltas, marchas y contramarchas y un estilo de gobierno que conserva la aprobación del 75% de los alemanes. El anhelo inconcluso de una Unión Europea fortalecido. Las relaciones con Estados Unidos, China y Rusia. El legado de una mujer del Este.

Por Eduardo Luis Aguirre


Escribió hace unos días el analista Artemio López: "Con el triunfo de Néstor Kirchner y luego con los gobiernos de CFK, por primera vez desde la recuperación democrática, el gobierno se comportó COMO CONTRAPODER en el país, convocando por eso en su apoyo a buena parte de los sectores juveniles que vieron en él un canal para expresar su rebeldía y oposición al modelo neoliberal. "Humildemente, creo que no podemos perder de vista que las condiciones objetivas y las relaciones de fuerzas mundiales han cambiado dramáticamente en la región en los últimos tiempos.

Por Tony Judt (*)

Yo nací en Inglaterra en 1948, suficientemente tarde, por unos años, para no tener que hacer el servicio militar obligatorio, pero a tiempo para los Beatles: tenía 14 años cuando sacaron Love me do. Tres años después aparecieron las primeras minifaldas, y yo era lo bastante mayor como para valorar sus virtudes y lo bastante joven como para aprovecharlas. Crecí en una época de prosperidad, seguridad y confort y, por tanto, al cumplir 20 años, en 1968, me rebelé. Como tantos jóvenes pertenecientes al baby boom, fui conformista en mi inconformismo.