Por María Liliana Ottaviano

Cuando Eduardo Aguirre escribe en su artículo “Intento de golpe en Brasil. La fuerza de choque de la derecha” realiza dos caracterizaciones en las que me interesaría detenerme en este escrito, ya que ambas son indispensables para entender lo que ocurre por estos días en Brasil, pero también para poder acercarnos a otras experiencias golpistas que han sucedido en nuestra región.

Una, cuando se refiere a las miles de personas que tomaron los edificios públicos en la ciudad de Brasilia, Aguirre afirma: “No son fascistas. Son sujetos que no son hablados por las izquierdas posmodernas o neoliberales. Son dolientes, nuda vidas, a las que les importan muy poco las conquistas blancas y citadinas, porque ellos no tienen retorno a las ciudades más desarrolladas donde soñar con el acceso (también imposible) a una vivienda, a un trabajo, a la educación, a  la salud, a un orden social común y medianamente armónico. (…) Por eso prenden los discursos pletóricos y urgentes del hacer. Del hacer ahora. En lo inmediato. Aparece la teología en su más plena acepción. Y por eso fracasan las experiencias populares light del mundo que no le tocan un pelo a los poderosos.”


 La otra, es cuando define al ex presidente Bolsonaro: “Después del intento golpista, el capitán canalla no volvió a hablar, hasta que se expresó en sus redes desde Estados Unidos, un país cuyo presidente se escandaliza con el conato y alienta los microrrelatos funcionales al neoliberalismo.”

En el Seminario 7 “La ética del psicoanálisis” (Lacan, 2020), Lacan afirma que la ética es inseparable de la ideología y por lo tanto le resulta oportuno realizar algunas precisiones acerca del sentido político del vuelco de la ética. En ese momento Lacan hablaba de los herederos de Freud. En ese mismo texto realiza una caracterización del intelectual de izquierda y del intelectual de derecha. Este último es definido como un canalla, es decir un villano consumado –a diferencia del cínico- en nombre del realismo. Para el cínico el Otro no existe, existe solo su goce.

El canalla sabe que el Otro no existe pero lo encarna para otros. “Que el Otro no exista, no quiere decir que no produzca efectos. Y haciendo semblante de este Otro que no existe, manda en función de su propio goce.” (Blanco, 2021)

Asistimos a un tiempo en que la verdad y la ética se han alejado del territorio de la política. Y esto la derecha canalla lo pone en acto. Capturando para ello subjetividades caracterizadas por Aguirre como dolientes, nudas vidas. Personas que no tienen más horizonte de proyección que el sobrevivir a la desocupación, la miseria, las garras del narcotráfico, la violencia cotidiana, la violencia institucional.

¿Cómo se constituye la subjetividad de estos sujetos? Porque hablar de una subjetividad epocal nos puede llevar al puerto de la universalización. Al Uno que no existe.

Lacan no era un revolucionario, tampoco un progresista. Por eso gustaba de citar la etimología latina de la palabra revolución: re-volvere, una vuelta al mismo lugar. Es así que a las revueltas del mayo francés Lacan las caracterizaba como la búsqueda de un nuevo amo. Podríamos decir que no gustaba de caer en posiciones ingenuas o romantizadas en términos políticos. Conocía como pocos la estructura fundante del sujeto, el discurso. En su Seminario 17 lo define “...como una estructura necesaria que excede con mucho a la palabra, siempre más o menos ocasional. Prefiero, dije, incluso lo escribí un día, un discurso sin palabras. En realidad, puede subsistir muy bien sin palabras. Subsiste en ciertas relaciones fundamentales. Estas, no pueden mantenerse sin el lenguaje” podemos agregar que mediante el lenguaje se instalan ciertas relaciones en las que se puede inscribir algo más amplio”. (Lacan, 2015)

El sujeto es efecto del discurso, es este quien produce el advenimiento del sujeto, a la vez que constituye el lazo social.

Las sociedades occidentales han atravesado, a partir de un extenso proceso que se inició en la modernidad, un cambio que va desde el “discurso del amo antiguo”, hasta el “discurso del amo moderno”.

Las revueltas obreras y universitarias del mayo francés gritaban a los cuatro vientos el debilitamiento de la autoridad de los adultos, de los docentes, de la institución como tal, el cuestionamiento de la autoridad en la Iglesia católica y del mando en el ejército, irrumpiendo con intensidad al interior de las instituciones sociales y políticas.

Lacan junto a otros intelectuales como Sartre, Blanchot y demás pensadores, no se mostraron indiferentes a los hechos, firmaron una carta en apoyo a las movilizaciones que fue publicada en Le Monde la mañana del 10 de mayo del 68. Ese mismo año suspende su seminario «El Acto Analítico» con el fin de mostrar simpatía por lo que estaba sucediendo.

El psicoanalista francés no era ingenuo al pensar lo político. Por este motivo, sus intervenciones públicas posteriores a los sucesos del mayo parisino, harían olvidar fácilmente este apoyo por los hechos del 68. “Lo que Lacan, por otro lado, no podía aceptar, era una idea ingenua de liberación, el pensar en algún modo de salir de cualquier relación de poder, el pensar en un consenso liberador y completamente satisfactorio: esa era su principal advertencia. Lacan veía claramente un problema en el movimiento liberador clásico consistente en despojarse de toda dominación para dejar paso a algo como un individuo previamente constituido: siempre existirán determinadas formas de dominación, relaciones de poder, nuevas organizaciones, por lo que la clave no está en su impugnación, la clave está en su dinamismo que, al final, se define en su orden, estructurado por sus límites.” (Marine, s.f.)

Es importante insistir en los aportes del psicoanálisis a la política, en este caso, el fantasma del consenso. No hay ninguna estructura autosuficiente y cerrada en sí misma. En el territorio de lo social hay disputas. En toda organización hay jerarquías.

La advertencia de Lacan a un nuevo amo propone una mirada crítica hacia la búsqueda de un nuevo orden.  En el caso del mayo del 68 los estudiantes habían cuestionado la idea de progreso y las inconsistencias del Otro simbólico y de este modo pusieron en la mira el lazo social y su consistencia, generando una crisis ético-política sin precedentes en toda Europa. Pero tal como lo anticipara Lacan aún estaba por venir un nuevo amo, el Discurso capitalista en su torsión más feroz.

En el Seminario 7, anteriormente citado, Lacan también caracteriza al intelectual de izquierdas como inocente porque deja de lado la dimensión del goce. Y esto nos puede llevar a creer que podría crearse un nuevo orden donde impere la igualdad, la justicia, el amor al prójimo. La idea de un paraíso donde no haya conflictos, ni explotación, ni opresión, ni tensiones que dirimir.

En este punto, no viene mal recordar la cita  de “El  malestar en la cultura“ en la que Freud afirma que “El hombre no es una criatura tierna y necesitada de amor, que sólo osaría defenderse si se le atacara, sino, por el contrario, un ser entre cuyas disposiciones instintivas también debe incluirse una buena porción de agresividad. Por consiguiente, el prójimo no le representa únicamente un posible colaborador y objeto sexual, sino también un motivo de tentación para satisfacer en él su agresividad, para explotar su capacidad de trabajo sin retribuirla, para aprovecharlo sexualmente sin su consentimiento, para apoderarse de sus bienes, para humillarlo, para ocasionarle sufrimientos, martirizarlo y matarlo.” (Freud, 1983)

De esto se debe ocupar la política de poder hacer con el goce, con lo diferente, con lo singular.

Traigo en este artículo la definición de intelectual de derecha y de izquierda hecha por el propio Lacan, movilizada por las imágenes de Brasilia pero también por observar, no sin preocupación, el avance de la derecha en el mundo. Considerando que él mismo remite a una multicausalidad de factores no podemos dejar de atender al déficit de algunos movimientos llamados progresistas o de izquierdas a la hora de atender las necesidades de las poblaciones más vulnerables y la habilidad de la derecha canalla de captar lo que los sujetos de los sectores más postergados están clamando ante oídos sordos. La derecha canalla sabe que el Otro no existe pero lo encarna para otros y manda a esos otros en función de su propio goce. Recordemos que discurso es mucho más que palabras. Son relaciones fundamentales tendientes a hacer lazo social.

Los -en su mayoría- hombres que se movilizaron en Brasilia para tomar las sedes de los diferentes poderes del estado lo hacían buscando un nuevo amo. Deberíamos preguntarnos, cuál. No parecían responder a una estructura organizada. Deberíamos preguntarnos quién iba a conducir esa movilización si la misma hubiera triunfado en su objetivo.

Esos sujetos son más consumidos que consumidores. No los vemos como empresarios de sí mismos. Se parecen más a los dolientes de los que nos habla Aguirre, las nudas vidas de Agamben. Esos sujetos se hicieron visibles por todas las redes sociales y medios de comunicación. Estos sujetos nos recuerdan bastante a aquellos que tomaron el Capitolio el 6 de enero de 2021 y a quienes protagonizaron el intento de magnicidio en nuestro país, cuando el 1 de septiembre de 2022 apuntaron y dispararon con un arma en la cabeza de la ex presidenta y vicepresidenta en funciones Cristina Kirchner. Estos sujetos están encarnando a un nuevo amo que los habla en sus reclamos y los manda en función de su propio goce. Otra mano de obra desocupada al servicio de un nuevo amo. La fuerza de choque de la derecha, al decir de Aguirre.

En este país nuestro que supo -cómo ningún otro en el mundo- “saber hacer justicia” con los responsables del genocidio de la última dictadura y enarbolar la bandera de los derechos humanos a lo más alto del mástil político, deberíamos darnos la oportunidad de pensar y encontrar la forma de saber hacer con el plus de goce de un gran número de personas expulsadas diariamente a los márgenes de la vida en sociedad. Alejándonos del Uno de la universalización para acercarnos a los matices y texturas de la subjetividad humana, esa que habita diferentes geografías y que goza de maneras singulares pero que exige respuestas acordes con el sostenimiento de la vida humana. Una existencia hablante, sexuada y mortal.

Bibliografía:

Aguirre, E. (2023). Intento de Golpe en Brasil la fuerza de choque de la derecha. Disponible en https://derechoareplica.org/secciones/politica/1596-intento-de-golpe-en-brasil-la-fuerza-de-choque-de-la-derecha.

Blanco, M. F. (2021). Psicoanálisis y política. En c. G. Miller, Lacan hispano (pág. 567). Olivos: Grama Ediciones.

Freud, S. (1983). Volumen 17: El malestar en la cultura. 1929 -1930. Buenos Aires: Editorial Biblioteca Nueva.

Lacan, J. (2015). El reverso del psicoanálisis (1969-1970) Seminario 17. Buenos Aires: Ediciones Paidós .

Lacan, J. (2020). La ética del psicoanálisis (1959-1960) Seminario 7. . CABA: Ediciones Paidós.

Marine, J. (s.f.). La trivial. Obtenido de la trivial: https://latrivial.org/lacan-y-el-mayo-del-68-quienes-estaban-buscando-un-nuevo-que/