Por Eduardo Luis Aguirre

El nuevo Papa forma parte de la congregación de los agustinos, una orden muy antigua de la iglesia católica que se inspira en la filosofía y la ética de San Agustín de Hipona, un religioso africano, seguramente berebere y casi con seguridad portador de rasgos físicos muy diferentes de aquellos con los que lo ha inmortalizado con el curso del tiempo la institucionalidad de Roma.

Los seguidores de San Agustín son, en principio curas que hacen de la pobreza un patrimonio, están muy volcados a las prácticas misioneras, a la introspección y a la meditación y, sobre todo, a la valoración de lo común, de la comunidad. Esto lo remarco, porque, en principio, colisiona abiertamente con las perspectivas ideológicas del anarcocapitalismo que gobierna la Argentina y con el tecnofeudalismo que avanza sobre el mundo. Sus diferencias con el trumpismo, sobre todo en materia de inmigración son, quizás, una de las evidencias más claras en este sentido. ¿Es el nuevo Papa un seguidor de Francisco? Claramente significa una continuidad de una política aperturista y humana de la iglesia. Seguramente sea un Pontífice más misioneros que un gran constructor teórico, del cual no debamos esperar encíclicas totalizantes que describieran el mundo actual e intentaran cambiarlo, como las de Bergoglio, porque Robert Prevost es, podríamos decirlo así, un militante del territorio que durante muchos años se dedicó a misionar en zonas muy desfavorecidas y desiguales del Perú. Un hombre partidario de una permanente caridad, a diferencia de Francisco que remitía más explícitamente a la justicia social, aunque sí condena la violencia, la injusticia y la privación.

Pero lo interesante es saber quién era San Agustín de Hipona, para conocer quién es su seguidor actual en el Vaticano.

Agustín de Hipona (354-430) fue un filósofo y teólogo cristiano, considerado uno de los santos más influyentes tanto en el catolicismo como en la filosofía occidental. Se le conoce también como san Agustín, a secas. Escribió más de 232 libros, siendo los más destacados Confesiones y La ciudad de Dios. A menudo se le considera como el padre de la teología ortodoxa y el más grande de los cuatro padres de la Iglesia latina. Sus escritos todavía siguen siendo pilares destacados de la ortodoxia en la Iglesia cristiana. 

El gran retórico de Tagaste, Medauro, Romo, Cartago y Milán, o pesar de su elocuencia emocionada, era un símbolo de lo humana desesperación por encontrar a Dios, dueño del amor, del bien, de lo sabiduría y de la verdad.

Al parecer, Agustín, que venía de una tardía conversión después de haber militado en el maniqueísmo, era algo así como un genio del pensamiento y la retórica. Hay quienes aseguran que ningún sistema posterior ha podido darle mayor solidez a lo ciencia, al arte, a la literatura·, a la religión, al derecho y la política. Solo en la visión teocéntrico del ·glorioso tagastense se consolidan en forma maravillosa todos los ingredientes de la culturo y la civilización. De hecho, la gran preocupación de San Agustín era lograr que esa calma y esa armonía que se observa en todas las cosas de la creación divina, exista también en la vida del hombre y de las naciones, porque cuando existe un orden justo, existe también la paz que es la tranquilidad en el orden. Y aquí hay que recordar que el Primer discurso del nuevo jefe de la Iglesia Católica fue, justamente en tiempos de 56 guerras, abogar por una paz “desarmada y desarmante”. Difícil imaginar un mensaje más actual.

Ahora bien: ¿qué decía Agustín del Estado? Algo que hay que tener muy en cuenta para trazar nuestras propias conclusiones. El Santo estaba lejos de ser un topo anarquista. Pensaba que lo que más seduce es el concepto del rey (gobernante) justo, reflejo del Dios Rey. Así como el de las alturas celestes guarda y · mantiene la paz del universo, el gobernante justo tiene o su cargo la paz y la concordia de su pueblo en la ideología política agustiniana. El gobernante debe huir del orgullo de sentirse el primero, de esa soberbia de los que dominan y de la propia pasión de dominar, porque tal pasión es realmente grave. Se ha dicho también, y atención con esto, que la visión agustiniana de la paz matiza aquí o la imagen del concierto señalada por Cicerón que influyó fuertemente en sus concepciones.  Así como en el concierto de los distintos instrumentos han de guardar una armonía, en la república se forma también un concierto por el acorde de los distintos grupos de ciudadanos. Ese es el pueblo, la concorde -asociación, bien que para serlo necesita de estor presidido por la justicia.

¿Qué pensaba de la pobreza? Veamos su sermón 53: “Se teme la pobreza; haya temor, sí, pero de la maldad. Efectivamente, tras la pobreza de los justos, vendrá la gran felicidad, porque habrá plena seguridad. Aquí, en cambio, cuanto más aumentan las riquezas —así llamadas, sin serlo—, aumenta también el amor a ellas y no se agota la codicia. Puedes presentarme muchos ricos: pero ¿puedes presentarme uno que tenga seguridad? Arde en deseos de poseer y tiembla ante la posibilidad de perder lo poseído. ¿Cuándo es libre tal esclavo? Es esclavo quien sirve a cualquier ama y ¿es libre quien sirve a la avaricia? Bienaventurados, pues, los pobres de espíritu3. ¿Quiénes son los pobres de espíritu? No los pobres en recursos, sino en deseos. En efecto, el que es pobre en espíritu, es humilde; y Dios escucha los gemidos de los humildes y no desecha sus súplicas.”

Son palabras pronunciadas en homilías, entrevistas y escritos que, más allá de los gestos iniciales, perfilan la columna vertebral de su pensamiento: 1) La necesidad de una unidad eclesiástica sin polémicas; 2) el alejamiento de las agendas políticas; 3) Fomentar una Iglesia que escuche a todos; 4) una resistencia a la ordenación de las mujeres; 5) la predicación de un evangelio único; 6) un juicio de reproche a la polarización de las ideologías; 7) Tener en claro el papel de los obispos: “"Ser un buen pastor significa ser capaz de acompañar al Pueblo de Dios y vivir cerca de él, no estar aislado. El Papa Francisco lo ha dejado muy claro muchas veces. No quiere obispos que vivan en palacios. El obispo tiene que tener muchas habilidades. Tiene que saber gobernar, administrar, organizar y saber estar en el trato con la gente. Pero, si tuviera que señalar un rasgo por encima de cualquier otro, es que tiene que proclamar a Jesucristo y vivir la fe para que los fieles vean en su testimonio un aliciente para querer formar parte cada vez más activa de la Iglesia que el mismo Jesucristo fundó. En definitiva, ayudar a la gente a conocer a Cristo". En síntesis, el sentido agustiniano se basa en tres premisas: comunidad, interioridad y caridad. Eso parece ser lo que viene.

Bibliografía consultada:

Aportaciones de Agustín de Hipona, disponible en https://www.lifeder.com/aportaciones-de-san-agustin/

Correa, Juan Manuel: Los agustinos, disponible en https://caracol.com.co/2025/05/08/los-agustinos-esta-es-la-orden-a-la-que-pertenece-el-nuevo-papa-leon-xiv-y-en-lo-que-creen/

Giraldo Zuluaga, Enrique: “La filosofía del Estado en San Agustín”, Giraldo Zuluaga, disponible en https://revistas.upb.edu.co/index.php/derecho/article/view/6140.

Carrera Hurtado, José María: “Cómo piensa León XIV: frases del cardenal Prevost que orientan sobre su pontificado”, en “Religión en libertad”, disponible en https://www.religionenlibertad.com/vaticano/250508/como-piensa-leon-prevost_112033.html
Ceresola, G. (Giovanna), Algunas precisiones estéticas sobre la estructura ética de la filosofía de Cicerón en el pensamiento de San Agustín

disponible en https://dadun.unav.edu/entities/publication/5b2c1ea6-6372-463f-8737-1d8f4a99ce6b

“¿Qué significa ser agustin? Esto cree la Orden del nuevo Papa León XIV”, disponible en https://expansion.mx/tendencias/2025/05/08/que-significa-ser-agustino-papa-leon-xiv