El «No Occidente» le dobló el brazo al «Occidente» en Delhi ¿Signo de los tiempos?
Reproducimos esta columna de Alastair Crooke, ex diplomático británico, fundador y director del Foro de Conflictos con sede en Beirut, una organización que aboga por el compromiso entre el Islam político y Occidente (*).

Eduardo Luis Aguirre y un análisis sobre la reciente reunión entre la CELAC y la UE. La cuestión Malvinas y las disputas por el desarrollo energético que llegó para quedarse.

Por Diego Tatián

En “Ética Eudemia” 1240a-b Aristóteles dice algo muy extraño y muy bello al desarrollar la idea de “amistad consigo mismo” (una de las ideas más importantes de su arte de vivir, irreductible a cualquier narcisismo y más bien lo contrario): quien es su propio amigo, escribe, desea morir consigo.

Por Eduardo Luis Aguirre

“El progresismo de mi época –dice uno- era el orégano que se le ponía a una pizza, pero no era la pizza” (1).

Por Lidia Ferrari (*)

¿Cómo concebir que no se desprecie algo que en la propia cultura ha sido valorado como inferior o despreciable? El encuentro con la confidencia esclarecedora de Masotta que es ‘Roberto Arlt, yo mismo’ podría resultar un pasaje iluminante para pensar ciertos rasgos de lo argentino.

Por Ignacio Castro Rey

                                  ¿A qué tanto temor a la derecha extrema?Xenogenia, se dijo en su momento: inventar un enemigo, darle forma sin cesar. Cortinas de humo, monstruos del pantano que recompone una y otra vez el maquillaje de los guapos correctos que nos lideran. Los neonazis no pueden llegar porque sus hermanos ya están aquí, ocupando el centro, aunque travestidos de radicales minoritarios.

Por Eduardo Luis Aguirre.

La decisión de Estados Unidos de proveer de bombas de racimo a Ucrania es un elemento que permite conjeturar con un margen de error menor hacia dónde podría derivar el conflicto armado.

Por Eduardo Luis Aguirre

 


Hace más de un siglo que el sentido común hegemónico de este país repite como una letanía que los argentinos descendemos de los barcos. Esa inexactitud deja fuera de esa pretendida identidad a nuestros hermanos los indios, pese a que más del 50% de la población reconoce ancestros originarios.