Por Eduardo Luis Aguirre

El impacto mediático mundial que ha provocado, razonablemente, la guerra en Ucrania, ha dejado de lado el dantesco conflicto que vive Yemen, que data al menos  de 11 años y también es consecuencia de las intervenciones primaverales del sistema de control global punitivo neoliberal. Las cifras son impactantes: más de 233.000 muertos (algunos medios hablan de 400.000) y 2,3 millones de niños con desnutrición aguda. Falta agua potable y atención médica para la población. 



Escribe Germán Palkowski, edita Ariana Ortega 

Esta guerra no es contra el ucraniano o de parte de los ucranianos. Tampoco es contra Europa. Es contra el mundo liberal y el (des)orden y no estamos para salvar al liberalismo, sino que vamos a acabar con él de una vez y para siempre. La modernidad era esencialmente mala. Estamos en el punto de la Modernidad terminal. Para los que hizo el propio destino de la Modernidad es dejar que se haga inconscientemente lo que significará el final real. Pero para aquellos que están al lado de la verdad eterna de la Tradición, de la fe, de la esencia humana espiritual e inmortal, éste será el nuevo comienzo”.1

Por Boaventura de Sousa Santos (*)

 



Como la crisis global causada por la pandemia no es suficiente, el mundo acaba de entrar en una nueva y grave fase de deriva bélica, que podría sumergirlo en una crisis aún mayor. La causa próxima de este agravamiento es la invasión de Ucrania, y el autor próximo es Rusia y el autor remoto es EE. UU., habiendo ignorado las preocupaciones rusas sobre su seguridad durante tres décadas.

Eduardo Luis Aguirre dialogó en su programa "Multitud" con el senador español Javier de Lucas (PSOE). Una charla a fondo sobre las derechas y las ultraderechas contemporáneas. La ordalía de una multitud errante de inmigrantes y refugiados. La trama Gürtel y la trama Kitchen. Las opacidades y la corrupción del sistema. Espías, espionajes, personajes notorios y oscuros. Una invitación a un análisis comparativo. La deriva del independentismo catalán y la situación en Ucrania en un espacio conceptual imperdible. 

Por Eduardo Luis Aguirre

 

 

Los europeístas esperaban convertirse en una próspera y poderosa Unión con capacidad de interlocución y peso específico capaz de convertirlos en un actor principalísimo en el contexto mundial. Dos décadas después, caen en la cuenta de que son meros espacios dependientes de Bruselas en los que campean aires de ultraderecha renovados. Poco queda de aquella socialdemocracia que Tony Judt calificaba como el más equitativo experimento político de la humanidad.

Por Eduardo Luis Aguirre

 

 

El investigador Diego Mauro explicaba hace pocos meses que las creencias trascendentes han expandido su influencia en todo el mundo. Por diversos motivos, los sujetos se afilian a distintos tipos de religiones cada vez con mayor asiduidad. El caso de Ucrania se inscribe en esa tendencia. Los cristianos ortodoxos subieron de un 75% de su población a un 83% en las últimas constataciones.

Por Modesto Guerrero





Bastó una breve y fallida rebelión militar para que Hugo Chávez se convirtiera en lo que más había soñado: un joven rebelde con un sueño,  un

revolucionario nacionalista.

A las acciones llegó de la mano de Maisanta, difuso tutor espiritual de sus designios.

Por Boaventura de Sousa Santos (*)

 

 

 

En Portugal, la izquierda a la izquierda está formada por los partidos a la izquierda del Partido Socialista (PS), es decir, el Partido Comunista Portugués (PCP) y el Bloco de Esquerda (BE). En las elecciones del pasado 30 de enero, el PS ganó las elecciones con mayoría absoluta. Portugal será a partir de ahora el único país europeo con un gobierno de mayoría absoluta de un partido de izquierda, el Partido Socialista.