Por Lidia Ferrari
Resulta paradojal que en la expresión exacerbada del capitalismo actual aparezcan formas que sepultan la idea de propiedad privada. Bueno, todo depende de quién ostente la propiedad. Vimos con la crisis del 2008 que tantas personas pasaron de ser propietarios a ser desalojados de su propiedad. Los bancos se hicieron de miles de propiedades que les habían vendido. Un banco, una entidad abstracta que no precisa dormir en una cama y comer en una mesa se hacía propietario de una casa en la que vivía una familia. Ciertas derivaciones del capitalismo, acérrimo defensor de la propiedad privada, lo permite.
Me despierto por las noches pensando, angustiada, en la tragedia de Gaza. He soñado con edificios que caen sobre mi cabeza y, al despertar, esas imágenes eran símiles a las de los edificios bombardeados en Gaza. Me afecta particularmente algo que no puedo comprender: las personales ocupaciones de los colonos israelíes sobre la casa de palestinos. He visto videos donde se muestra su forma de operar. Recomiendo verlos. Estamos en presencia en un punto extremo de la ley de la fuerza, de la expropiación ilegal de una propiedad privada, de la violencia desenfadada y artera sobre personas que sólo han cometido el crimen de ser palestinos y tener un campo para cultivar o una casa donde refugiarse.
Lo que me pregunto, insistentemente, cómo serán esos colonos violentos que expropian lo que no es suyo con tanta impunidad. No son preguntas para responder sino preguntas de asombro, de incredulidad, de estupor. No vimos lo que sucedió desde 1948, a pesar de que se ha relatado. Pero las ocupaciones ilegales hoy las estamos viendo en vivo y en directo. ¿Cuál propiedad privada? ¿Cuáles leyes? ¿Son anarquistas los colonos? No, son ladrones e invasores de lo que no es suyo. Pero no debemos asombrarnos. Es la historia del colonialismo. Solo que ahora no sólo lo vemos en vivo y en directo, sino que habría leyes que lo condenan. En este caso no se aplican. ¿No se trata de una manifestación extrema de lo que sucede en todo el mundo con la gentrificación? Grandes ciudades que sólo permiten vivir a los super ricos porque las propiedades se cotizan por las nubes, obligan a la gente común a dejar sus casas y mudarse a la periferia, cuando pueden. Grandes operaciones inmobiliarias obligan a desalojar ciertos barrios que luego valorizan para enormes negocios y que vivan los super ricos.
Estaba leyendo a algunos de los que han analizado el problema de la propiedad privada, como Locke o Proudhon. Siendo tan diversos, sin embargo, hablan de un derecho a la propiedad ligada al trabajo de alguien en un determinado lugar. Así el trabajo del campesino que labra su terreno lo autorizaría a considerarse propietario. Es una forma natural del derecho. Sobre esa manera luego se montó el valor del dinero y todo se corrompió. Es un tema arduo para esta época donde parece consolidarse una ley de hecho, la del derecho del más fuerte, que pretende echar por tierra siglos de debates y conquistas jurídicas.
A propósito, me interesa comentar un episodio reciente que ha golpeado a los italianos. Merece la pena introducirse en él.
La noticia es la siguiente: “Tres policías murieron por la explosión cuando iniciaban la ejecución de un desalojo en una casa de campo de las afueras de Verona. Además, 15 agentes resultaron heridos. Los tres ocupantes de la vivienda, tres hermanos de entre 59 y 65 años, fueron detenidos. La hermana está en terapia intensiva. Son ellos los que efectuaron la explosión para evitar el desalojo.”
Los hermanos Ramponi ya habían sufrido el embargo y venían siendo amenazados de desalojo desde hace tiempo. Ellos consideraban que ese embargo era injusto. Hacía tiempo que no tenían ni luz ni servicios esenciales. También habían dicho que cuando quisieran desalojarlos harían explotar todo. Estos tres hermanos eran los propietarios de esa casa y su campo. Los tres nacieron allí. Esa casa era su vida y sentían una gran injusticia tener que abandonarla. La pregunta que me hago es ¿cuán diferente es de las ocupaciones forzadas en Gaza? Sí, es muy diferente. Se trata de Italia en un marco jurídico que garantiza la igualdad de todos ante la ley. No de un estado supremacista y colonial como Israel. Debían ser desalojados por una orden judicial en razón de una deuda que los hermanos negaban haber firmado. No sé exactamente los detalles por lo tanto no puedo afirmar nada, sólo me surgen preguntas ¿Cómo se explica que decenas de carabineros, bomberos, agentes de policía vayan a realizar un desalojo de estas características? Está claro que no se resguardó la vida de los agentes, por un lado, y por otro, hubo quienes ordenaron ese desalojo a como viniera lugar. No eran okupas de una casa ajena. Era la casa donde habían nacido y seguían viviendo. ¿No se parece mucho a la debacle inmobiliaria que se precipitó en la crisis del 2008? Reitero que mis preguntas son de asombro cuando miro esta escena cerca de donde vivo y los videos de las ocupaciones de los colonos en Gaza. No son lo mismo. Pero se parecen. Lo que a tantos sorprende de los palestinos es cómo ofrecen escasa resistencia a esas invasiones. Es su forma de resistir, se llama Sumud, el nombre de la flotilla. Porque si resisten con violencia contra la violencia que sufren, los llaman terroristas y los meten presos. En este caso estos tres hermanos decidieron resistir de otra manera a una orden judicial. Se podría decir que se inmolaron, pues van a ir a prisión perpetua. Seguro los dos hermanos y la hermana, si sobrevive a las quemaduras recibidas. Pacíficos campesinos se convirtieron en criminales. Parece que siempre son los más vulnerables los protagonistas del dolor: los campesinos y los agentes. Los que ordenan y deciden no aparecen. Tantas preguntas surgen de este episodio. La tragedia y el dolor es enorme. Se decretaron días de luto en toda Italia. Los agentes del estado murieron cumpliendo una función. Pero quedan preguntas flotando. Quiénes dieron la orden para que decenas de agentes expusieran sus vidas para hacer ese desalojo? ¿Quién será el futuro poseedor de ese campo?