Por Eduardo Luis Aguirre
Los tediosos e interminables comentarios de los comentaristas talevisivos afrontando el desafío de estirar las transmisiones al infinito terminan siendo una monótona sonoridad para los espectadores.Uno de los dispositivos que caracterizan cada vez más explícitamente las coberturas de la industria del fútbol en tiempos neoliberales, exhiben además la singularidad de la reiteración de lo obvio y la repetición de especulaciones y conjeturas reiteradas y concéntricas.
La forma en que describen la realidad del cuestionado país anfitrión es una rúbrica de ese ejercicio de enajenación y desinformación masivo.
Mañana Argentina debuta en el mundial enfrentando a la selección de otro país controversial como el reino saudí. Seguramente es muy poco lo que podremos conocer por vía de los grandes medios de la realidad de esta potencia de oriente medio. A lo sumo nos atravesarán con especulaciones y conjeturas incomprobables sobre los jugadores rivales.
Pero este país de generosa superficie (2,15 millones de kilómetros cuadrados) tiene otras particularidades mucho más significativas que las variables tácticas imaginarias, isquiotibiales, turistas cantando sin observar ni escuchar o una sorprendente visión romantizada del experimento político qatarí.
Arabia Saudí tiene más de 35 millones de habitantes, es una monarquía sustentada en estrictas reglas islámicas que operan como forma de disciplinamiento y control social (los datos oficiales hablan de 100.000 presos en su territorio). Este dato no debe sorprender: se trata de un país que ejecutó a 81 personas en un solo día, acusados de terrorismo y contrabando de armas.
El Corán hace las veces de su constitución material, en un país sin parlamento, partidos políticos o sindicatos, que están expresamente prohibidos
Estas asimetrías se explican en buena parte por la vigencia de la kafala, un sistema que autoriza la importación de mano de obra precaria de países piadosamente llamados en vías de desarrollo donde se verifican incumplimientos flagrantes por parte de los empleadores, entre ellos el sometimiento al calor extremo, malas condiciones de vida, limitación de movimientos, Incumplimiento del pago de los salarios y múltiples accidentes laborales producto de las escasas condiciones de seguridad laboral. Esas víctimas semiesclavizadas de un sistema de recomendaciones u oscuros sponsoreos particulares provienen en general de países como India, Pakistán, Bangladesh, Sri Lanka, Yemen, Nepal y África del Norte.
Grupos de activistas sociales sauditas han criticado en repetidas ocasiones al Gobierno de Riad por gastar grandes sumas de dinero en la compra de armas a Estados Unidos y Europa, en lugar de destinar ese dinero a inversiones sociales que ayuden a los millones de pobres que habitan el país.
El rotativo recuerda que, en 2010, el gobierno saudí compró más de 60 mil millones de dólares en armas a Estados Unidos para satisfacer las demandas de una fuerza aérea que posee 810 aviones de guerra y un ejército de 75.000 efectivos, mientras más del 70 por ciento de la población no puede afrontar el costo de una vivienda propia.
Pese a que Arabia Saudita fue un aliado histórico de Estados Unidos, en la actualidad esas relaciones se han enfriado como consecuencia de decisiones comerciales adoptadas por Riad que fueron interpretadas por el gobierno de Washington como la concesión de ventajas a Rusia.
Arabia Saudita tiene sus relaciones congeladas con Irán desde 2016, tras unos ataques sufridos en sus sedes diplomáticas en el país persa a raíz de la ejecución de un importante clérigo chií en el reino árabe. Actualmente, un entramado casi clandestino trabaja arduamente en la recomposición de esos vínculos, que algunos analistas califican como una verdadera guerra fría.
Como la mayoría de los países del golfo pérsico, los saudíes desconfían de la política exterior esquiva y poco confiable de Qatar.
Arabia Saudita no reconoce los derechos del colectivo LGBT. La homosexualidad es con frecuencia un tema tabú en la sociedad saudí y está castigada con penas de prisión, castigo corporal e incluso pena capital. La transexualidad se asocia generalmente con la homosexualidad. Según los medios occidentales, siguen vigentes las restricciones del derecho a la libertad de expresión, de asociación y de reunión. El Tribunal Penal Especializado impuso duras penas de prisión a personas por su trabajo de derechos humanos y por expresar opiniones disidentes. Hasta hace poco tiempo, muchas de esas infracciones estaban controladas por una “policía moral”, la ”Mutawa”, que habría perdido recientemente peso político ante la necesidad de modificar la imagen internacional del país.
En el ajedrez de la política internacional del mundo árabe, este país que posee la segunda reserva de petróleo detrás de Venezuela es sólo uno de los incontables lugares que nos podrían permitir entender la históricamente compleja situación de la región.
No me parece ocioso advertir sobre la conveniencia de no observar la diversidad de estos países con prismas occidentrocéntricos y estereotipados. La fragmentación y los perjuicios históricos que el capitalismo (desde 1492 a esta parte) le ocasionaron al mundo árabe posibilitaron que una de las civilizaciones más prósperas y adelantadas (como África, la China y América) fuera capturada por formatos políticos convenientes a los imperialismos. Sugiero consultar los textos y conferencias de Enrique Dussel y Ramón Grosfoguel para clarificar de qué manera la conquista de América y la exacción de sus metales preciosos afectaron el valor mundial de los mismos, cuyas mayores reservas estaban en el mundo árabe, que había construido hasta entonces una civilización extraordinaria.
Mañana, la selección argentina se enfrenta en un partido de fútbol de un mundial cuestionadísimo con el representativo de este país que intentamos describir en una apretada síntesis.