Por Liliana Ottaviano.
"Conectar la política con la vida real implica que la misma es travesía, construcción, articulación, de una heterogeneidad que no siempre toma la dirección que anhelamos, pero que sin ella no habría nada que oponer como Hegemonía al régimen del Capital”. Jorge Alemán.
Luego de la victoria del peronismo en las pasadas elecciones presidenciales del 23 de octubre se nos imponen diferentes análisis de cara a lo que será la segunda vuelta y en el convencimiento del momento trascendental que nos toca protagonizar.
Eduardo Aguirre escribió hace unas horas un artículo titulado “El discurso de Perón” en el que nos trae a la memoria las palabras del propio Perón en el marco del I Congreso Nacional de Filosofía que en el año 1949 se desarrolló en la ciudad de Mendoza. En el artículo mencionado se pone en valor lo que semejante discurso significó en términos políticos ya que marcó y sentó las bases de lo que iba a ser la doctrina del movimiento Justicialista. El discurso, fortalece la idea de la 'comunidad organizada', y hace una descripción de los principios en los cuales Perón edifica su ideario político.
Aguirre analiza el triunfo de Massa y afirma que “La victoria del peronismo no es solamente numérica. Se trata de una imposición rotunda y épica en el plano cultural, que demarca límites infranqueables en una democracia que se consolidó durante 40 años.” y agrega que es “necesario que el peronismo recupere la potencia teórica y reponga el argumento como forma de hacer política.”
Esta recuperación de la potencia del argumento le ha venido al peronismo de la mano de Massa, quien en el discurso inmediatamente posterior al triunfo del domingo pasado puso en valor la argumentación política a la hora de analizar lo sucedido y lo por venir.
Es así que escuchamos a través de su palabra conceptualidades que nos demostraron que ha sabido entender que eldiálogo entre iguales y diferentes hace posible el ejercicio político que construye lo común. El diálogo entre diferentes que tienen un horizonte común nos permitirá encontrar la polifonía necesaria para elaborar justamente lo común. Ese es el camino de la política. Espacio de tensiones agonistas al decir de Chantal Mouffe. El “agonismo” supone un conflicto entre semejantes pero adversarios a la vez, quienes comparten determinados valores, objetivos, luchas; pero difieren en cómo los interpretan, los organizan, y los representan en el terreno de las disputas, Mouffe llama a esto «conflicto consensual». Este es el campo de la política por definición. Campo de fuerzas, de tensiones y de disputas. Forma de construir la política entre “iguales” diferentes y singulares.
Habrá que asumir una apuesta sin garantías en la que muchas veces se revelará que la hegemonía se construye a partir de cohabitar la dispersión de un espacio colectivo que en sí mismo es un territorio en disputa.
Aceptar la imposibilidad de un consenso general o de una solución política final. Una apuesta sin garantías, que se construye tanto en las decisiones personales como en las construcciones políticas con su carácter no natural ni definitivo, las cuales no serán eternas ni para siempre. Que han de hacerse a partir de voluntades colectivas que están en permanente movimiento de avances y retrocesos. Territorios en disputas que requieren muchas veces asumir posiciones de defensivas.
El neoliberalismo no es solo una ideología es un dispositivo de poder. “El neoliberalismo se extiende no sólo por los gobiernos, circula mundialmente a través de los dispositivos productores de subjetividad”, dirá Alemán. Es el contexto donde estamos escribiendo el texto político de estos tiempos. Y donde las ultraderechas, de un lado y otro del mar, están produciendo su marca indeleble, su trazo grueso y fuerte, con el que pretenden construir un nuevo sujeto que demanda mano dura y eliminación de toda diferencia. Que no respeta las diferentes formas del goce de cada sujeto. Que castiga el goce del otro. Es un odiar, un no soportar el goce del Otro. Y más aún, podríamos agregar se odia la manera particular en la que se imagina el goce del Otro.
Hay gestar proyectos emancipatorios capaces de articular las diferentes demandas equivalenciales, por parte de un nuevo sujeto político que debe advenir continuamente. La emancipación no cuenta con ninguna ley histórica que asegure que va acontecer, es una apuesta sin garantías que no cuenta con ningún sujeto político constituido. El sujeto emerge a partir de prácticas instituyentes en el común de la lengua y articulando voluntades colectivas.
Estamos ante una nueva oportunidad para hacer emerger un nuevo sujeto político que haga pie en el sujeto de los derechos humanos, sujeto histórico capaz de asumir la responsabilidad ética que exige la emancipación. Este momento nos exige posiciones éticas y proposiciones políticas creativas. No hay fórmulas definidas de antemano.
También quiero hablarle a los argentinos y argentinas que hoy en el cuarto oscuro votaron en blanco, se quedaron en sus casas, que la eligieron a Miriam, que lo eligieron a Juan, quiero hablarle a esos miles y miles de radicales que comparten con nosotros valores democráticos como la educación pública, como la independencia de poderes, como la construcción de valores institucionales que la Argentina merece, pero también quiero hablarles a aquellos que eligieron otra opción pensando en la necesidad de tener una Argentina en paz, con orden, una Argentina sobre la base de construcción de valores democráticos, esos que quieren un país sin incertidumbres y con certeza, y a todos ellos quiero decirles que voy a hacer el mayor de los esfuerzos en los próximos 30 días para ganarme su confianza", palabras de Sergio Massa el 23 de octubre de 2023 de cara al balotaje.
El peronismo demostró una vez más que es el gran articulador para construir el “dique de contención” ante la osadía de los sectores libertarios de tocar un núcleo intocable en este país, el de los derechos humanos. El pueblo “algo” puso en marcha, en defensa propia. Ese algo ofició -en primera instancia- de freno a semejante amenaza política.
El peronismo nuevamente demostrando su inmensa capacidad para interpretar la época y ofrecerse como el articulador de las demandas equivalenciales de todo un amplio sector del pueblo argentino.