El líder del Partido Popular vasco, Antonio Basagoiti, acaba de hacerse mundialmente conocido con su desafortunada confesión: "Nos importan un bledo los presos de ETA enfermos". El exabrupto de Basagoiti puede ser analizado desde diferentes miradas. Una de ellas, es el ejercicio de un sincericidio infrecuente, que, por brutal, no hace sino poner al descubierto un sistema de control global punitivo que no reconoce fronteras aunque sí identidades y analogías; y que expresa narrativas, creencias y prácticas hegemónicas propias de las nuevas lógicas de dominación, que exhiben límites difusos entre las permanentes violaciones en materia de Derechos Humanos que se perpetran en los sistemas jurídicos nacionales, con las tremendas iniquidades que podemos advertir en el sistema jurídico internacional. Podríamos agregar que la situación de los presos vascos no es la única grave violación en que incurre el Estado español. "Caramel Guillén -explica la edición digital del diario Público día 4 de septiembre de 2012- tiene 46 años y cirrosis hepática en fase terminal. Permanece en prisión desde 1997 y un abogado, Martín Elíseo, está intentando sacarle de la prisión Sevilla-I donde actualmente cumple condena, aunque según el letrado, tendría que haber salido hace tres años, o "dándole la razón a los cálculos de Instituciones Penitenciarias, a finales del pasado mes de agosto". En la Argentina, existen menores condenados a cadena perpetua, en casos que están actualmente sustanciándose ante la Corte Interamericana de DDHH y que implican graves violaciones por parte del propio Estado sudamericano. Los adultos privados de libertad, son trasladados unilateral y arbitrariamente por las autoridades del Servicio Penitenciario argentino a cárceles distantes a varios centenares de kilómetros de sus respectivos lugares de residencia, violentando el derecho a las visitas, el estudio y el trabajo. La Procuración Penitenciaria de la Nación acaba de denunciar centenares de casos de tortura en las cárceles federales.
En Chile, el sistema penal criminaliza selectivamente a los mapuches a través de instrumentos procesales de máxima celeridad y la aplicación de la ley antiterrorista.
Las cárceles brasileñas están superpobladas con medio millón de reclusos.
Según un informe de Human Rights Watch, "el número de estados de Estados Unidos que imponen la pena de muerte se mantuvo en 35 en 2010. Al momento de escribir este informe, se había ejecutado a 45 personas en EE. UU. durante el 2010, en comparación con las 52 ejecutadas en 2009". "Hay 2,574 delincuentes juveniles (personas menores de 18 años en el momento de la comisión del delito) cumpliendo condenas de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional en prisiones estadounidenses. No se conoce ningún caso de delincuentes juveniles que estén cumpliendo este tipo de condena en ninguna otra parte del mundo. En una sentencia histórica dictada en junio de 2010, en el caso Graham contra Florida, la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó que no se puede imponer este tipo de pena a los delincuentes juveniles condenados por delitos distintos del homicidio. Aunque esta sentencia constituyó un avance significativo, la mayoría de los delincuentes juveniles que cumplen esta pena habían sido condenados por homicidio y no resultaron afectados por la sentencia. En junio de 2009, Estados Unidos seguía contando con la población carcelaria más numerosa (2,297,400 reclusos, lo que suponía una disminución del 0.5% desde diciembre de 2008) y la tasa de encarcelamiento per cápita más alta (748 reclusos por cada 100,000 habitantes) del mundo. 17 meses después de que la Comisión Nacional para la Eliminación de la Violación en las Prisiones entregara sus recomendaciones al Departamento de Justicia, el fiscal general Eric Holder no había promulgado todavía las normas finales para la eliminación de la violación en las prisiones. Mientras tanto, la violencia sexual sigue siendo habitual en las prisiones estadounidenses. En agosto de 2010, la Oficina de Estadísticas Judiciales (BJS) informó que 88,500 reclusos de prisiones y cárceles habían experimentado algún tipo de victimización sexual entre octubre de 2008 y diciembre de 2009. Según un estudio estipulado por la Ley para la Eliminación de la Violación en las Prisiones y analizado por la BJS, se estima que el 12 por ciento de los menores de edad recluidos en centros juveniles denunciaron que habían sido víctimas de abuso sexual". Un informe de 2007 de Amnesty International, sobre el estado de los derechos humanos en el mundo, revelaba que "La lucha contra el terrorismo, el fomento del miedo por parte de los gobiernos, la persecución de la inmigración ilegal y la guerra de Iraq son algunos aspectos que han estado detrás de la violación de los derechos humanos en el año 2006". "El Gobierno de EEUU sigue teniendo bajo su custodia, sin cargos ni juicios, a miles de personas en Irak y Afganistán y en la base de Guantánamo (donde permanecen encarcelados 395 personas de unas 50 nacional) , según el informe anual de AI, que alerta de otros casos de trato degradante en 2006, el año de menos ejecuciones en el decenio". "En Guantánamo, EE UU mantiene encarceladas a unas 395 personas sin cargos Los proyectos de ley sobre la inmigración, la muerte de 70 personas tras recibir descargas de armas de electrochoques de la policía y el trato a las presas también son aludidos por AI. El informe de AI recuerda que en junio el Tribunal Supremo consideró ilegales las comisiones militares establecidas por el presidente George W. Bush para juzgar a los "combatientes enemigos" en la "guerra contra el terror". Los ejecutados en 2006 fueron 53, el número más bajo en el decenio, y suman 1.057 los presos ejecutados desde 1977".
Este panorama global permite advertir esta creciente y novedosa indiferenciación entre las prácticas de control punitivas globales y las locales, poniéndose de manifiesto la existencia de un sistema con lógicas y racionalidades unitivas, legitimantes de un deterioro de los derechos fundamentales de las personas, de un prevencionismo y retribucionismo extremo, puesto en práctica contra un enemigo construido previamente por las agencias internacionales, cuyas víctimas atestan las cárceles y otros ámbitos de secuestro totales, cuando no engrosan las listas de las personas ejecutadas o de los crímenes de masa que se perpetran cada vez con mayor asiduidad.
Podremos discutir si lo que emerge con la modernidad tardía es un Imperio o un imperialismo de nuevas características; si la postmodernidad comienza con la crisis del petróleo durante la década del setenta, o recién a partir del desmembramiento de la URSS, la caída del Muro de Berlín y la hegemonía del pensamiento único, o, incluso, el nuevo rol de la diversidad y el multiculturalismo en las formas de disciplinamiento global. Pero lo que no pueden discutirse, son estas analogías que, han contribuido por primera vez en la historia de la humanidad a la construcción de un sistema de control global punitivo. Que por supuesto no son las únicas, que deben completarse con las intervenciones "humanitarias", los ejercicios unilaterales de violación del derecho y la justicia internacional, tales como los asesinatos con aviones no tripulados, o el juzgamiento, la persecución asimétrica de los perdedores en las guerras, el recorte de las garantías de un derecho democrático o el ejercicio de un derecho de permanente excepción por parte de los países más poderosos. Pero que, en todos los casos, contribuyen metódicamente a integrar el nuevo sistema de control global punitivo.
En Chile, el sistema penal criminaliza selectivamente a los mapuches a través de instrumentos procesales de máxima celeridad y la aplicación de la ley antiterrorista.
Las cárceles brasileñas están superpobladas con medio millón de reclusos.
Según un informe de Human Rights Watch, "el número de estados de Estados Unidos que imponen la pena de muerte se mantuvo en 35 en 2010. Al momento de escribir este informe, se había ejecutado a 45 personas en EE. UU. durante el 2010, en comparación con las 52 ejecutadas en 2009". "Hay 2,574 delincuentes juveniles (personas menores de 18 años en el momento de la comisión del delito) cumpliendo condenas de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional en prisiones estadounidenses. No se conoce ningún caso de delincuentes juveniles que estén cumpliendo este tipo de condena en ninguna otra parte del mundo. En una sentencia histórica dictada en junio de 2010, en el caso Graham contra Florida, la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó que no se puede imponer este tipo de pena a los delincuentes juveniles condenados por delitos distintos del homicidio. Aunque esta sentencia constituyó un avance significativo, la mayoría de los delincuentes juveniles que cumplen esta pena habían sido condenados por homicidio y no resultaron afectados por la sentencia. En junio de 2009, Estados Unidos seguía contando con la población carcelaria más numerosa (2,297,400 reclusos, lo que suponía una disminución del 0.5% desde diciembre de 2008) y la tasa de encarcelamiento per cápita más alta (748 reclusos por cada 100,000 habitantes) del mundo. 17 meses después de que la Comisión Nacional para la Eliminación de la Violación en las Prisiones entregara sus recomendaciones al Departamento de Justicia, el fiscal general Eric Holder no había promulgado todavía las normas finales para la eliminación de la violación en las prisiones. Mientras tanto, la violencia sexual sigue siendo habitual en las prisiones estadounidenses. En agosto de 2010, la Oficina de Estadísticas Judiciales (BJS) informó que 88,500 reclusos de prisiones y cárceles habían experimentado algún tipo de victimización sexual entre octubre de 2008 y diciembre de 2009. Según un estudio estipulado por la Ley para la Eliminación de la Violación en las Prisiones y analizado por la BJS, se estima que el 12 por ciento de los menores de edad recluidos en centros juveniles denunciaron que habían sido víctimas de abuso sexual". Un informe de 2007 de Amnesty International, sobre el estado de los derechos humanos en el mundo, revelaba que "La lucha contra el terrorismo, el fomento del miedo por parte de los gobiernos, la persecución de la inmigración ilegal y la guerra de Iraq son algunos aspectos que han estado detrás de la violación de los derechos humanos en el año 2006". "El Gobierno de EEUU sigue teniendo bajo su custodia, sin cargos ni juicios, a miles de personas en Irak y Afganistán y en la base de Guantánamo (donde permanecen encarcelados 395 personas de unas 50 nacional) , según el informe anual de AI, que alerta de otros casos de trato degradante en 2006, el año de menos ejecuciones en el decenio". "En Guantánamo, EE UU mantiene encarceladas a unas 395 personas sin cargos Los proyectos de ley sobre la inmigración, la muerte de 70 personas tras recibir descargas de armas de electrochoques de la policía y el trato a las presas también son aludidos por AI. El informe de AI recuerda que en junio el Tribunal Supremo consideró ilegales las comisiones militares establecidas por el presidente George W. Bush para juzgar a los "combatientes enemigos" en la "guerra contra el terror". Los ejecutados en 2006 fueron 53, el número más bajo en el decenio, y suman 1.057 los presos ejecutados desde 1977".
Este panorama global permite advertir esta creciente y novedosa indiferenciación entre las prácticas de control punitivas globales y las locales, poniéndose de manifiesto la existencia de un sistema con lógicas y racionalidades unitivas, legitimantes de un deterioro de los derechos fundamentales de las personas, de un prevencionismo y retribucionismo extremo, puesto en práctica contra un enemigo construido previamente por las agencias internacionales, cuyas víctimas atestan las cárceles y otros ámbitos de secuestro totales, cuando no engrosan las listas de las personas ejecutadas o de los crímenes de masa que se perpetran cada vez con mayor asiduidad.
Podremos discutir si lo que emerge con la modernidad tardía es un Imperio o un imperialismo de nuevas características; si la postmodernidad comienza con la crisis del petróleo durante la década del setenta, o recién a partir del desmembramiento de la URSS, la caída del Muro de Berlín y la hegemonía del pensamiento único, o, incluso, el nuevo rol de la diversidad y el multiculturalismo en las formas de disciplinamiento global. Pero lo que no pueden discutirse, son estas analogías que, han contribuido por primera vez en la historia de la humanidad a la construcción de un sistema de control global punitivo. Que por supuesto no son las únicas, que deben completarse con las intervenciones "humanitarias", los ejercicios unilaterales de violación del derecho y la justicia internacional, tales como los asesinatos con aviones no tripulados, o el juzgamiento, la persecución asimétrica de los perdedores en las guerras, el recorte de las garantías de un derecho democrático o el ejercicio de un derecho de permanente excepción por parte de los países más poderosos. Pero que, en todos los casos, contribuyen metódicamente a integrar el nuevo sistema de control global punitivo.