Por Eduardo Luis Aguirre


Una década al frente de una materia en la Maestría en Derecho Penal de la Universidad Torcuato Di Tella me han significado por partes iguales un esfuerzo saludable y una enorme responsabilidad.

Ha llegado el momento de poner pausa y facilitar el recambio generacional en un ámbito que me permitió impartir mis clases cuidándome y proporcionándome una amplia libertad en materia de contenidos, extremo que agradeceré por siempre.

Los Directores de la Carrera de Especialización y Maestría en Derecho Penal comunicaron “con tristeza que el Profesor Eduardo Aguirre, Profesor de la materia Sociología del Derecho Penal, ha decidido no continuar con el dictado de ese curso”. Tampoco yo puedo negar el sentimiento de nostalgia que me abarca después de haber intentado pensar a contracorriente y obtenido el respeto de los maestrandos, que se tradujo en calificaciones excelentes para conmigo.

“El Profesor Aguirre – continúa diciendo el comunicado de las autoridades de la carrera- lamenta mucho esa decisión. Los suscritos compartimos ese sentimiento y agradecemos profundamente al Profesor Aguirre por el muy importante aporte que ha hecho, para nuestra Maestría, durante los casi diez años que el nombrado ha estado a cargo del dictado de su materia. Su participación en nuestro Programa ha sido muy importante ya que ha traído enfoques y puntos de vista muy interesantes y novedosos en el área de su especialidad. Estamos convencidos que las estudiantes y los estudiantes de nuestra Maestría comparten nuestro agradecimiento y su pena por el alejamiento de Eduardo”.

Me permito añadir el punto de vista de una alumna:

“Estimados Directores:

Muchas gracias por informar a los ex-alumnos de la maestría de esta noticia.


Hemos disfrutado y aprendido muchísimo a partir de las clases de Prof. Aguirre, sobre todo por su calidad de exposición, su increíble capacidad de análisis, su asociación de contenidos y su calidez humana. Solo lo conocimos por zoom y aún así todo eso se noto. Admirable inteligencia, sabiduría y formación.

De ser posible, me gustaría enviarle mediante Ustedes un afectuoso saludo”.

Amigas y amigos: muchas gracias a todos. Fue una etapa signada por sentimientos encontrados, donde sobresale la sensación del deber cumplido, el difícil cometido de venir desde el interior a ejercer un cargo docente semejante y la incomparable compañía de alumnos, colegas y amigos.