Por Eduardo Luis Aguirre
El Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP), ligado a los Tribunales Russell desde antes de su constitución, operada en 1979, está integrado también por caracterizados y reconocidos militantes del ámbito social, político, académico, literario, científico y artístico, que son designados por el Consejo de la Fundación Internacional Lelio Basso por el Derecho y la Liberación de los Pueblos, y su objetivo y razón de ser estriba en caracterizar desde el punto de vista jurídico y visibilizar aquellas situaciones que implican violaciones de los derechos fundamentales de la humanidad, que no han sido atendidas por las instancias institucionales nacionales e internacionales[1].
El Tribunal Permanente de los Pueblos “es un tribunal de
opinión internacional, independiente de cualquier autoridad estatal. Examina
casos relativos a violaciones de los derechos humanos y los derechos de los
pueblos” (…) “Las demandas vistas por el Tribunal son presentadas por las
víctimas o por grupos o individuos que las representan. El PPT convoca a todas
las partes afectadas y ofrece a los defendidos la posibilidad de que sus
propios argumentos sean escuchados. El Jurado es seleccionado para cada caso
combinando miembros que pertenecen a un listado permanente de miembros del
jurado e individuos que son reconocidos por su competencia e integridad. Desde
junio de 1979 al presente el PPT el tribunal ha celebrado unas 40 sesiones”[2].
De alguna manera, se puede decir que este tribunal intenta
representar la conciencia ética de los pueblos, en su lucha contra un sistema
global expoliatorio, concentrador de la riqueza, profundamente injusto y
depredador de los recursos naturales del conjunto de la Humanidad[3].
Desde su conformación, el Tribunal Permanente de los Pueblos se ha reunido
en más de 40 oportunidades para juzgar hechos ocurridos en los más diversos
países de la tierra[4].
A lo largo de ese extenso recorrido, el Tribunal ha
propendido a la defensa de los Derechos Humanos, con juzgamientos y condenas
simbólicas de situaciones extremadamente variadas, que incluyen casos de genocidios y delitos de lesa
humanidad, el manejo de las finanzas internacionales por parte de instituciones
cuyas recetas regresivas (y recesivas) han causado verdaderas calamidades y
tragedias sociales, consecuencias de intervenciones armadas y daños ocasionados
al medio ambiente, sean los mismos perpetrados por Estados u otras autoridades,
grupos u organizaciones privadas, etcétera[5].
Desde unos años a esta parte, el TPP ha hecho especial hincapié en acciones sustanciadas contra
empresas multinacionales, sobre todo por los devastadores efectos ambientales
de sus actividades en América Latina[6] y otras violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos. Según se señala en documentos del propio Tribunal: “Con los Tribunales
Permanentes de los Pueblos se pretende contribuir a la construcción de una
solidaridad de ida y vuelta entre los hombres y las mujeres del Norte y del
Sur. Y es que las sesiones son rigurosas, estudian los hechos, analizan las
declaraciones y los testimonios... pero no son neutrales, ya que apuestan por
el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y por la defensa de los
derechos de las mayorías. A través de la utilización de mecanismos jurídicos
que cuestionan de raíz el modelo normativo neoliberal y que están al margen de
las estructuras de poder, y empleando las convenciones internacionales sobre
derechos humanos sin las ataduras que crean los poderes mundiales y políticos,
amparan a quienes son castigados y desahuciados por la impunidad con la que
actúan las compañías multinacionales. En definitiva, son una forma de
globalizar la solidaridad, pues nos sirven para coordinar las luchas y las
denuncias”[7].
El 21 de octubre de 2011, el Tribunal Permanente de los
Pueblos inauguró su sesión en México, precisamente para tratar los siguientes
ejes temáticos trascendentales que atraviesan dramáticamente al hermano país:
Feminicidios y Violencia de Género; Migraciones, refugios y desplazamientos forzados;
Devastación ambiental y derechos de los pueblos; Violencia contra los
trabajadores; Medios de comunicación, desinformación, censura y violencia
contra los comunicadores; Violencia
contra el maíz (sic), la soberanía alimentaria y la autonomía; y Guerra sucia como violencia, impunidad,
acceso a la justicia y Derechos Humanos[8].
Para los años 2012 y 2013 se realizaron las distintas
actividades preparatorias, preaudiencias y audiencias temáticas finales, celebrándose las audiencias finales, en las
que fueron leídas las resoluciones condenatorias del Tribunal, en el año 2014[9].
Durante la lectura del predictamen del jurado del Tribunal Permanente de los Pueblos en México se dictó una condena unánime por lo ocurrido a los estudiantes de Ayotzinapa.
Del 5 al 8 de noviembre de 2015, el Tribunal dictó sentencia en la sesión sobre los derechos fundamentales y la participación de las comunidades locales (10)
[2]
Sus resultados y juicios están disponibles en
www.internazionaleleliobasso.it “Tribunal sobre Sri Lanka. Tribunal
Permanente de los Pueblos”, en Revista de Estudios sobre Genocidio, Volumen 4,
junio de 2010, dirigida por Daniel Feierstein, Editorial
Eduntref, p. 74.
[3] El Tribunal Permanente de los Pueblos
sesionó primeramente en Bolonia, Italia, a partir del 23 de junio de 1979. Desde
ese momento y hasta abril de 1984, el Tribunal dictaminó respecto de dos
situaciones de manera consultiva, vinculadas al Sahara occidental y Eritrea,
desarrollando luego sesiones sucesivas en Argentina, Filipinas, El Salvador,
Afganistán, Timor Oriental y Guatemala, clausurándose las mismas en Madrid en 1984,
donde los 35 miembros discutieron nada más y nada menos que la cuestión del
genocidio armenio. Entre los días 13 y 16 de abril de 1984, se llevó a cabo una
sesión especial en Madrid para investigar el genocidio armenio[3].
El panel de 35 miembros de este Tribunal estaba compuesto por tres Premios
Nobel (Sean MacBride, Adolfo Pérez Esquivel y George Wald),
diez juristas reconocidos, académicos e intachables figuras políticas, que
dictaminaron declarando culpable al Estado turco por las prácticas sociales
genocidas llevadas a cabo en contra del pueblo armenio. Otra sesión del
Tribunal se llevó a cabo, también en Madrid, en mayo de 2010, y en febrero de este mismo año produjo
notables conclusiones en torno a las violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos
ocurridas en Sri Lanka.
[4] http://www.internazionaleleliobasso.it/.
[5] http://www.internazionaleleliobasso.it/.
[6]
www.enlazandoalternativas.org
[7]
www.enlazandoalternativas.org (…), donde se concluye añadiendo: “Por lo tanto, las redes
de solidaridad, los movimientos sociales y las organizaciones sindicales
tenemos así otra herramienta para globalizar nuestras luchas y derribar sus
muros, ya que ir ganando estas pequeñas batallas contra las empresas
multinacionales es seguir avanzando poco a poco en la construcción de otro
modelo de sociedad. Por eso, ojalá que las próximas ediciones de los Tribunales
Permanente de los Pueblos -donde lo deseable sería que los comités de empresa
de Repsol, del BBVA, de Iberdrola o de Telefónica se hubieran sumado a esta
lucha- sean, sobre todo, un lugar donde podamos encontrarnos todos y todas para
continuar con la resistencia frente al poder de las empresas transnacionales”.
[8] http://www.tppmexico.org
[9] http://www.tppmexico.org/ y http://www.biodiversidadla.org/Principal/Cobertura_especial_Tribunal_Permanente_de_los_Pueblos_Mexico
(10) http://www.fondazionebasso.it/2015/la-sentenza-del-tpp-su-diritti-fondamentali-partecipazione-delle-comunita-locali-e-grandi-opere-dal-tav-alla-realta-globale-torino-almese-5-8-novembre-2015/