En el marco general de los procesos de desmanicomialización que se
han llevado a cabo en todo el mundo y a los cuales insta la Oficina
Panamericana de la Salud a través de la Declaración de Caracas, los
Principios de Brasilia y el Consenso de Panamá se propone desplazar el eje
de la atención brindada en el Hospital psiquiátrico hacia estrategias de
atención primaria de la salud con base en la comunidad y promover la
atención de pacientes con trastornos mentales en servicios de hospitales
generales.
Estas propuestas suponen cuestionar las formas tradicionales de
atención en salud mental, desplazando la visión psiquiátrica
hospitalocéntrica hacia una atención de tipo comunitaria que incluya “lo
mental” en el sistema sanitario, partiendo de los derechos humanos de los
pacientes, los usuarios y familiares.
Esto implica, por ejemplo, seguir insistiendo en el derecho a vivir en comunidad y en el principio de intervención mínima de las Naciones Unidas (Art. 29 Declaración Universal de los Derechos Humanos). En nuestro país todavía subsiste un modelo de servicios centrado en el hospital psiquiátrico, conjuntamente con un modelo de abordaje comunitario centrado en la Atención Primaria de la Salud, un espacio singular, transicional, de entrecruzamiento de distintos paradigmas, donde conviven diferentes posturas ideológicas y disciplinares en el campo de la salud mental. El cambio implica reducir en forma progresiva los dispositivos de internación e integrar la atención de salud mental en los servicios de salud generales con base comunitaria Los recursos para afrontar esta enorme carga son insuficientes, y no están distribuidos apropiadamente. Para reducir la brecha de tratamiento, es necesario optimizar el uso de los recursos disponibles, reestructurar los servicios de salud mental basados en un modelo de tipo comunitario y garantizar la protección de los derechos humanos de las personas con padecimientos mentales y sus familias. Los resultados de las acciones de prevención secundaria y terciaria en el marco de las políticas, planes y programas, tienden a mejorar la calidad de vida de las personas con trastornos mentales y sus familiares; a facilitar a los usuarios su inclusión en la comunidad; a mejorar su capacidad laboral; a lograr la disminución de los síntomas de su trastorno; a prevenir la comorbilidad física y de las sustancias y a disminuir la mortalidad prematura. Para el año 2010, de la población total de adultos de 15 años y más en Argentina, se estimaba que probablemente el 21 % (6.285.066) padeciera algún trastorno mental durante el último año. Para dicha estimación se extrapolaron datos obtenidos en diferentes estudios epidemiológicos de tipo comunitario sobre trastornos mentales en países de América Latina y el Caribe, a fin de poder llegar a contar con una estimación nacional.(2). Siguiendo esta línea, en la provincia de La Pampa, el total de población de 15 años y más, según Censo 2010, es de 236.509 personas. El 21% se correspondería con 49.670 personas que podrían padecer algún trastorno mental en el último año (es necesario aclarar que en esta estimación se presentan trastornos severos conjuntamente con otros trastornos que pueden ser considerados menores). Tomando como base dichos antecedentes, surge con evidencia la necesidad de contar con un diagnóstico epidemiológico y sanitario de salud mental a nivel nacional y provincial que permita asignar prioridades y evaluar el impacto de aquellas las intervenciones adoptadas para lograr un cuestionamiento del paradigma tradicional.
Esto implica, por ejemplo, seguir insistiendo en el derecho a vivir en comunidad y en el principio de intervención mínima de las Naciones Unidas (Art. 29 Declaración Universal de los Derechos Humanos). En nuestro país todavía subsiste un modelo de servicios centrado en el hospital psiquiátrico, conjuntamente con un modelo de abordaje comunitario centrado en la Atención Primaria de la Salud, un espacio singular, transicional, de entrecruzamiento de distintos paradigmas, donde conviven diferentes posturas ideológicas y disciplinares en el campo de la salud mental. El cambio implica reducir en forma progresiva los dispositivos de internación e integrar la atención de salud mental en los servicios de salud generales con base comunitaria Los recursos para afrontar esta enorme carga son insuficientes, y no están distribuidos apropiadamente. Para reducir la brecha de tratamiento, es necesario optimizar el uso de los recursos disponibles, reestructurar los servicios de salud mental basados en un modelo de tipo comunitario y garantizar la protección de los derechos humanos de las personas con padecimientos mentales y sus familias. Los resultados de las acciones de prevención secundaria y terciaria en el marco de las políticas, planes y programas, tienden a mejorar la calidad de vida de las personas con trastornos mentales y sus familiares; a facilitar a los usuarios su inclusión en la comunidad; a mejorar su capacidad laboral; a lograr la disminución de los síntomas de su trastorno; a prevenir la comorbilidad física y de las sustancias y a disminuir la mortalidad prematura. Para el año 2010, de la población total de adultos de 15 años y más en Argentina, se estimaba que probablemente el 21 % (6.285.066) padeciera algún trastorno mental durante el último año. Para dicha estimación se extrapolaron datos obtenidos en diferentes estudios epidemiológicos de tipo comunitario sobre trastornos mentales en países de América Latina y el Caribe, a fin de poder llegar a contar con una estimación nacional.(2). Siguiendo esta línea, en la provincia de La Pampa, el total de población de 15 años y más, según Censo 2010, es de 236.509 personas. El 21% se correspondería con 49.670 personas que podrían padecer algún trastorno mental en el último año (es necesario aclarar que en esta estimación se presentan trastornos severos conjuntamente con otros trastornos que pueden ser considerados menores). Tomando como base dichos antecedentes, surge con evidencia la necesidad de contar con un diagnóstico epidemiológico y sanitario de salud mental a nivel nacional y provincial que permita asignar prioridades y evaluar el impacto de aquellas las intervenciones adoptadas para lograr un cuestionamiento del paradigma tradicional.
Epidemiología en Salud Mental y Adicciones:
En el tránsito del paradigma asilar-tutelar -que rigió históricamente la
concepción y el abordaje de la salud mental en Argentina- hacia un
paradigma comunitario y promotor de los derechos humanos que cobró
renovado impulso a partir del año 2010 con la sanción de la Ley Nacional
de Salud Mental Nº 26.657, se impone el desafío de edificar un nuevo ordenamiento jurídico, administrativo y sanitario, incorporando el aporte de
los saberes profesionales y populares. Una transformación, aún en proceso,
que planteó –sigue planteando- el desafío de hacerla sólida y a la vez lo
suficientemente permeable a futuros aportes.
Entendemos a la epidemiología como la ciencia dedicada al estudio de
los procesos colectivos de salud-enfermedad-atención. Se encarga de
abordar los fenómenos que atraviesan el campo de la salud y sus
manifestaciones a nivel poblacional. Los eventos de salud mental presentan
particularidades específicas propias de un proceso complejo como es la
subjetividad.
La construcción de la disciplina no ha sido sencilla, sin embargo se ha
avanzado sobre diferentes aspectos que permiten establecer bases para el
estudio y la construcción de espacios de trabajo y producción de
conocimiento. A nivel latinoamericano, estas luchas se fueron dando
simultáneamente, en diferentes países con retrocesos y avances. El Consejo
Directivo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS, 2009) –
del que Argentina forma parte-, aprobó el documento “Estrategia y Plan de
Acción sobre Salud Mental”, en lo que puede considerarse un hito histórico
de extraordinaria importancia. La Estrategia recoge la experiencia alcanzada
en nuestro continente, en especial en las últimas dos décadas, y expresa el
compromiso de todos los gobiernos de la región acerca del evento. El
documento se estructura en cinco Áreas Estratégicas, una de las cuales se
refiere al fortalecimiento de la capacidad para producir, evaluar y emplear
información sobre salud mental.
Los sistemas de registro y de información del sector salud son un
elemento clave para reducir la brecha existente en términos de información
y apoyar a la gestión de los servicios. Estos no pueden ser un simple
mecanismo de recolección de datos sino que es la principal herramienta
para la realización de acciones de salud basadas en evidencia.
La Estrategia plantea tres objetivos principales:
1) Evaluar integralmente los Sistemas de Salud Mental en los países,
estableciendo una línea de base y realizando el seguimiento de la situación.
2) Mejorar el componente salud mental de los sistemas nacionales de información,
asegurando la recopilación y el análisis regular de datos básicos en
salud mental.
3) Fortalecer la investigación en el campo de la salud mental en el contexto
de las necesidades de cada país y los recursos disponibles.
Al igual que los sistemas de información, el desarrollo de líneas de
investigación en el campo de la Salud Mental es de vital importancia para el
fortalecimiento de la Salud Mental.
En 2013, el Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013 – 2020
(OMS 2013) reitera entre sus objetivos reforzar los sistemas de
información, los datos científicos y las investigaciones sobre Salud Mental,
ya que son componentes básicos para un adecuado proceso de elaboración
de políticas, planificación y evaluación en materia de salud mental. En
relación a ésto es importante señalar que el sistema de salud argentino
posee la característica de estar fuertemente fragmentado y desarticulado
debido a que operan tres subsectores de atención a la salud: Público, Obras
Sociales y Privado.
Además, dado que el país presenta diversas realidades regionales, es
importante contar con información actualizada y oportuna que las refleje
para orientar las políticas públicas en la materia; que no sólo protejan y
promuevan la salud mental de todas las personas y que respalden el pleno
goce de los derechos humanos de aquellas con algún padecimiento mental
sino que permitan también planificar acciones que garanticen el
cumplimiento de dichas políticas. Para tal fin, es indispensable fundamentar
dichas acciones con información veraz, confiable y actualizada que conlleve
a la efectividad de las mismas.
En este sentido, desde el año 2010 Argentina cuenta con la Ley
Nacional de Salud Mental Nº 26.657, siendo la Dirección Nacional de Salud
Mental y Adicciones (DNSMyA) la autoridad de aplicación de la misma. A lo
que se suma el Decreto Reglamentario 603/2013 aprobado por el Poder
Ejecutivo en mayo de 2013, en el cual se definieron, aclararon y
desagregaron los contenidos del articulado de la mencionada ley. El 20 de
enero de 2014 se aprobó oficialmente el Plan Nacional de Salud Mental
(PNSM) 2013-2018, por medio del cual se proponen una serie de acciones y
metas de trabajo para asegurar el derecho a la protección de la salud
mental de la población y el pleno goce de los derechos humanos de las
personas con padecimiento mental, según lo establecido por dicha Ley y su
Decreto Reglamentario.
El Plan Nacional tiene como propósito “proteger y promover la
salud/salud mental de todos los habitantes, formulando contenidos para el
diseño, implementación, monitoreo y evaluación de estrategias, planes,
proyectos, programas, actividades, procedimientos, directrices e
intervenciones; jerarquizar e integrar el campo de la Salud Mental en el
campo de la Salud y de las políticas públicas en general; y disminuir la
brecha entre la necesidad y el acceso de la población a la red de servicios
de salud mental”(3)-
La Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones como autoridad
de aplicación de la Ley Nacional de Salud Mental y en el marco del Plan
Nacional de Salud Mental determina como dimensiones más relevantes para
monitorear las siguientes:
1) Padecimientos y trastornos mentales en general (Morbilidad atendida)
2) Consumo de sustancias psicoactivas (Consumo episódico excesivo de
alcohol)
3) Violencia (Suicidios)
4) Red de servicios de Salud Mental y Adicciones (adecuación a la Ley
26657/2010)
El Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Mental se nutre de
información propia y de la proveniente de otras fuentes como estadísticas
vitales (nacimientos, muertes), estadísticas hospitalarias (egresos y
producción de los servicios), estadísticas y censos (datos demográficos y
encuestas permanentes de hogares).
En relación a los padecimientos y trastornos mentales, la información
será proveniente de las estadísticas hospitalarias, el Registro Nacional de
Personas Internadas por motivos de Salud Mental (RESAM) y los Egresos
hospitalarios por trastornos mentales y del comportamiento.
En lo que respecta al consumo problemático de alcohol la principal
estrategia utilizada es el análisis de las encuestas epidemiológicas
realizadas en forma periódica o continuada. Tanto la Encuesta Nacional
sobre Prevalencia de Consumo de Sustancias Psicoactivas, como la Encuesta (3) Nacional de Factores de Riesgo (MSAL 2011) y la Encuesta Mundial de Salud
Escolar constituyen una fuente de datos que permitirá evaluar la
prevalencia de ciertas condiciones o factores de riesgo.
Esta estrategia ha demostrado ser de suma utilidad, sobre todo para obtener información, por ejemplo, sobre factores de riesgo potenciales y hábitos personales. Asimismo, se utiliza la misma estrategia para el intento de suicidio, cuyas fuentes de información son: la Encuesta Mundial de Salud Escolar (EMSE 2007, 2012), el Sistema de Vigilancia de Lesiones Externas (SIVILE), Egresos hospitalarios por lesiones intencionales autoinfligidas.
Del análisis de estas fuentes se evaluará la pertinencia de generar nuevas estrategias de vigilancia en Salud Mental. En lo que respecta al suicidio corresponde la vigilancia de mortalidad, utilizando como fuente de información las estadísticas vitales; específicamente los datos estadísticos de mortalidad Se realiza un estudio descriptivo retrospectivo, analizando las defunciones por causas externas de los registros permanentes de estadísticas vitales.
Esta estrategia ha demostrado ser de suma utilidad, sobre todo para obtener información, por ejemplo, sobre factores de riesgo potenciales y hábitos personales. Asimismo, se utiliza la misma estrategia para el intento de suicidio, cuyas fuentes de información son: la Encuesta Mundial de Salud Escolar (EMSE 2007, 2012), el Sistema de Vigilancia de Lesiones Externas (SIVILE), Egresos hospitalarios por lesiones intencionales autoinfligidas.
Del análisis de estas fuentes se evaluará la pertinencia de generar nuevas estrategias de vigilancia en Salud Mental. En lo que respecta al suicidio corresponde la vigilancia de mortalidad, utilizando como fuente de información las estadísticas vitales; específicamente los datos estadísticos de mortalidad Se realiza un estudio descriptivo retrospectivo, analizando las defunciones por causas externas de los registros permanentes de estadísticas vitales.
Antecedentes, Contexto Nacional y Provincial:
En el marco de la implementación de la Ley Nacional de Salud Mental
Nº 26.657 y del Plan Nacional de Salud Mental, la Dirección Nacional de
Salud Mental y Adicciones propone diseñar e implementar un sistema de
información en Salud Mental y Adicciones que permita disponer de datos
actualizados y permanentes acerca de las principales problemáticas del área
en las diferentes jurisdicciones del país para la toma de decisiones de
políticas públicas en la materia.
Sosteniendo la idea de que la mejor forma de construir un sistema de
información en salud mental y adicciones es junto a los actores
involucrados, la definición de los indicadores debe partir de la experiencia
concreta de los equipos de trabajo locales, reconociendo la participación de
los actores sociales como estrategia indispensable de cualquier intervención
poblacional en salud mental.
En el Encuentro Nacional de Referentes de Salud Mental y Adicciones
realizado en noviembre de 2012, se socializó la Propuesta
de Fortalecimiento de Epidemiología en Salud Mental y Adicciones en las
diferentes jurisdicciones del país.
Para dar continuidad a esta propuesta, se realizaron diferentes
encuentros tanto regionales como nacionales, con la metodología de mesa
de trabajo contando con la participación de los referentes de epidemiología
y miembros de las áreas de Salud Mental y Adicciones de cada provincia
El equipo nacional presentó las prioridades sobre las que en el año
2014 se decidió avanzar, en la convicción de que el abordaje de la SM y las
Adicciones en el campo epidemiológico, tiene una particular complejidad y
una necesidad imperiosa de visibilizar las demandas de atención en SM y
adicciones de nuestras poblaciones:
* Mortalidad por suicidios
* Intentos de Suicidios
* Egresos hospitalarios.
* Consultas ambulatorias en Salud Mental en los diferentes niveles de atención, e Intervenciones comunitarias.
*Carga y análisis de datos en el RESAM (Registro de personas internadas por motivos de SM)
De esta manera la información epidemiológica se constituye en un recurso fundamental para el desarrollo de una salud mental promotora de los derechos humanos y un excelente insumo para optimizar las políticas públicas en salud mental y adicciones. Santa Rosa, Abril 2016.
* Mortalidad por suicidios
* Intentos de Suicidios
* Egresos hospitalarios.
* Consultas ambulatorias en Salud Mental en los diferentes niveles de atención, e Intervenciones comunitarias.
*Carga y análisis de datos en el RESAM (Registro de personas internadas por motivos de SM)
De esta manera la información epidemiológica se constituye en un recurso fundamental para el desarrollo de una salud mental promotora de los derechos humanos y un excelente insumo para optimizar las políticas públicas en salud mental y adicciones. Santa Rosa, Abril 2016.
El presente escrito recopila información y textos de la siguiente bibliografía:
http://www.msal.gob.ar/saludmental/images/stories/info-equipos/pdf/2013-09-
26_ley-nacional-salud-mental.pdf
http://www.msal.gob.ar/saludmental/images/stories/info-equipos/pdf/2013-10-
29_plan-nacional-salud-mental.pdf
http://www.msal.gob.ar/saludmental/images/stories/info-equipos/pdf/2013-03-
22_experiencias-territoriales-sistematizacion-informacion.pdf
http://www.msal.gob.ar/saludmental/images/stories/recursoscomunicacion/pdf/2015-05-07_politicasp-publicas-en-sm.pdf
(1) Licenciada en Psicología. UNSL.Especialista en Salud Mental Comunitaria. UNLa. Magister en Salud Pública. UNC.
(2) Sistema de Vigilancia Epidemiológica en SM y A. Boletín N°1. Estimación de la población afectada de 15 años y más por trastornos mentales y del comportamiento en Argentina. Ministerio de salud de la Nación. Año 2010.
(3) Plan Nacional de Salud Mental. Dirección Nacional de Salud Mental. Ministerio de Salud de la Nación. Octubre 2013.