Por Eduardo Luis Aguirre
Comienzan a alzarse nuevas voces tendientes a lograr el ímprobo objetivo de que José María Aznar sea enjuiciado por el Tribunal de La Haya (*), por su presunta responsabilidad en la guerra de Irak y en los crímenes que durante el ataque y la ocupación del país persa cometieron las fuerzas de la coalición invasora, cuestión que sería necesario investigar esclarecer.
Más allá de la eventual responsabilidad del ex presidente del gobierno español, convendría no perder de vista dos cuestiones.
La primera tiene que ver con la casi segura resistencia de La Haya en avocarse a la cuestión, por las razones y motivos que hemos analizado de manera sistemática en este espacio, particularmente por el sesgamiento y la profunda selectividad que han caracterizado a los tribunales internacionales institucionales en materia de juzgamiento de crímenes masivos perpetrados por las potencias de occidente.
En segundo lugar, creemos que, colocados en la tarea de revisar la responsabilidad de os máximos referentes políticos españoles, no debería olvidarse el papel que la administración del PSOE jugó en el ataque, destrucción y desmembramiento de la Antigua Yugoslavia, oportunidad en la que también se cometieron horribles crímenes contra la humanidad sin justificación alguna, salvo la conveniencia política y geoestratégica de la OTAN. En ese caso, tampoco debería dejar de analizarse las responsabilidades jurídicas y políticas de esos líderes y de todos los que integraron una cruzada caracterizada por ser la primer incursión de la OTAN reconvertida en una alianza estratégica ofensiva, que no trepidó en destruir un país europeo, en una ofensiva que en su momento ni siquiera contó con la autorización del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.