Por Eduardo Luis Aguirre

Milei cumplió su primer año de gestión en la Argentina, algo que muchos pronosticaban como una quimera de cumplimiento imposible. En su punto máximo de consolidación, el gobierno libertario puso en evidencia, entre otras cosas, el llamativo avance de sus políticas conservadoras y por el otro, la inhabilidad profunda de la oposición para comprender lo que ocurría. Abstracción hecha, claro está, de nuevos hechos de corrupción que entre yates y contrabando dan cuenta de la vigencia de las viejas prácticas y las escasas posibilidades de adaptación a los cambios que proponen los nuevos tiempos.

Mientras todo esto acontece en nuestra dimensión austral, en el mundo emergen nuevos conflictos cuyos alcances, indudablemente, también habrán de alcanzar a los países excéntricos, para usar una categoría de Jorge Alemán. Se trata de circunstancias que la política debe asimilar como urgentes, atento a su indudable centralidad, para que lo esperable no siga sorprendiéndonos.

El dossier internacional de “Misión productiva” da cuenta de una serie de situaciones que se verifican a nivel mundial en materia económica y que constituyen elementos indiciarios para anticiparse al posible formato de los futuros bloques y al reconocimiento de los nuevos liderazgos.. La recopilación destaca, siguiendo a la agencia Reuters, que pocos días después de las elecciones presidenciales estadounidenses, el presidente de la Reserva Federal Jerome Powell se apresuró a aclarar que el país insistiría en un enfoque “cauteloso y paciente” luego de recorte de las tasa de interés en un cuarto de punto porcentual y que la continuará evaluando los efectos de esas medidas en medio de ajustes en la política monetaria que permitan reafirmar la desaceleración de la inflación, que se estaba acercando al objetivo de un 2% planteado por el gobierno. Powell estimó además que el cambio de signo político no debería tener un impacto a corto plazo en la política monetaria estadounidense y que a medida que las propuestas de la nueva administración tomen forma, el banco central comenzará a estimar el impacto en los objetivos gemelos de inflación estable y empleo máximo. Hay que recordar que tanto la inflación como el desempleo son dos de los elementos críticos de la economía estadounidense que ayudan a explicar el nuevo advenimiento de trumpismo a la Casa Blanca. La política económica y social de los demócratas generó una sensación concreta de desamparo, frustración y descontento en amplísimas capas de la sociedad que posibilitaron la holgada imposición republicana, quien deberá asumir y respetar los compromisos asumidos para fortalecer a un país cuya materialidad viene soportando crisis sostenidas en materia económica.

Una de las medidas que el nuevo presidente ha anunciado, en lo que parece una marca registrada de sus prioridades económicas, es una política arancelaria fuerte que valorice la producción estadounidense frente a políticas de apertura globalizadora que no han hecho más que empobrecer a millones de ciudadanos.

Pero hay que estar atento al efecto de estas medidas y la profundización del antagonismo con China que Trump no duda en anunciar.

 Ocurre que Pekín anunció que intentará profundizar su ventaja en el comercio mundial generando acuerdos de aranceles cero con los países menos desarrollados del mundo a partir de este mes, en las vísperas mismas de la asunción de Donald Trump. El beneficio alcanzará a 43 países, 33 de los cuales están ubicados en África y el resto en Asia. La eliminación de aranceles significa que estos países pagarían menos por enviar cultivos, frutas, mariscos o productos básicos a China y los exportadores, a su vez, ahorrarían en el transporte de artículos para el hogar, teléfonos inteligentes y vehículos eléctricos a países que correspondan. El gigante asiático no solamente desafía a Washington en materia comercial sino también tecnológica, un plano en el que lleva una apreciable ventaja y mantiene un liderazgo reconocido a nivel mundial.

Según Bloomberg, los esfuerzos de Estados Unidos por emparejar la ventaja que en materia tecnológica llevan los chinos no han dado demasiados resultados hasta ahora. A pesar de más de seis años de aranceles, controles de exportaciones y sanciones financieras estadounidenses, Xi Jinping está logrando avances constantes en posicionar a China para dominar las industrias del futuro. Según da cuenta la misma investigación, Made in China 2025 ha sido en gran medida un éxito. De las 13 tecnologías clave seguidas por los investigadores, China ha alcanzado una posición de liderazgo global en cinco de ellas y se está recuperando rápidamente en otras siete. Eso significa que el mundo fuera de Estados Unidos conduce cada vez más vehículos eléctricos chinos, navega por Internet con teléfonos inteligentes chinos y alimenta sus hogares con paneles solares chinos. Para Washington, el riesgo es que las políticas destinadas a contener a China terminen aislando a Estados Unidos y perjudicando a sus empresas y consumidores. Aunque China todavía está luchando por desarrollar procesos de fabricación de semiconductores avanzados, ahora tiene una clara ventaja en vehículos eléctricos, software automotriz y tecnología de baterías de litio. Las industrias de construcción naval de GNL y ferrocarriles de alta velocidad están en camino de alcanzar sus objetivos. También produce los paneles solares más eficientes y de menor costo del mundo y está desarrollando medicamentos innovadores. 

 La diferencia en su favor entre las exportaciones e importaciones chinas alcanzará casi 1 billón de dólares si continúa ampliándose al mismo ritmo que lo ha hecho en lo que va del año. El superávit comercial de bienes se disparó a 785 mil millones de dólares en los primeros 10 meses, el más alto registrado para ese período y un aumento de casi el 16% desde 2023. China ha dependido más de las exportaciones para compensar la debilidad de la demanda interna que Beijing ha tratado de corregir inyectando estímulos en la economía.

En este sentido, es probable que la nueva administración Trump imponga aranceles que reducirían el flujo de exportaciones a Estados Unidos. Las empresas extranjeras también están retirando dinero de China, y los pasivos de inversión extranjera directa cayeron en los primeros nueve meses del año. El superávit con Estados Unidos aumentó un 4.4% en lo que va del año respecto al mismo período del año pasado. Aumentó un 9,6% con la Unión Europea y saltó casi un 36% con las 10 naciones del sudeste asiático en la Asean.

Según la agencia Bloomberg, los aranceles a las importaciones significan para la administración Trump un reaseguro del vapuleado mercado interno y también una herramienta para obtener ventajas a nivel mundial. Ese contralor debería, según el presidente entrante, deparar a su país victorias tácticas y estratégicas no solamente contra los chinos sino también contra sus propios socios y aliados. Sin embargo, la publicación también se pregunta sobre la viabilidad de los nuevos aranceles y su verdadero alcance, ya que todavía no se conoce, por ejemplo, si las tasas de los gravámenes a China afectarán a todas las importaciones o sólo a un conjunto de productos, quedando el resto sujeto a una negociación donde la fuerza es un elemento que también podría jugar su propio papel, cosa que conocen los pacientes asiáticos y para lo que, como era esperable, se están preparando..

China, según el Financial Times, despliega un fenomenal paquete de 1,4 billones de dólares para apuntalar la economía, sobre todo en el interior del país profundo, donde el crecimiento se ha ralentizado desde la pandemia, mientras Huawei lanzará un teléfono inteligente con software propio en lo que se considera la última evidencia cierta de la puja entre los dos gigantes tecnológicos.entre China y Estados Unidos. El teléfono es el Mate 70, que funcionará con su propio sistema operativo, HarmonyOS Next, con el objetivo de competir con iOS de Apple y Android de Google. Esto marca un hito importante para Huawei, ya que las sanciones de EE. UU. la obligaron a desarrollar su propio ecosistema después de perder el acceso a los servicios de Google en 2019. A pesar de los desafíos iniciales, incluido la necesidad de que los desarrolladores reescriban las aplicaciones para que funcionen en HarmonyOS Next, Huawei ya ha creado una base de 15,000 aplicaciones nativas, incluidas los principales servicios chinos como WeChat y Taobao. Aunque el sistema operativo aún está en evolución, con algunas aplicaciones clave que carecen de funcionalidad completa, Huawei es optimista sobre su éxito, aprovechando su gran base de usuarios en China. La empresa ha invertido en soporte y capacitación para desarrolladores para asegurar el crecimiento de su ecosistema de aplicaciones. Sin embargo, los desarrolladores internacionales siguen siendo cautelosos debido a los altos costos de adaptar aplicaciones para la plataforma. A pesar de estos desafíos, los expertos creen que el impulso de Huawei por un sistema operativo nacional es esencial para la soberanía tecnológica de China.

No obstante, Estados Unidos está en condiciones de imponer condiciones por la fuerza. Creando nuevas alianzas, armando a los países de la región en conflicto con Pekín, minando el pacífico con una profusión de naves de guerra imposibles de ser comparadas con el desarrollo armamentístico mucho menos ampuloso de los chinos.

En este contexto de profundización de las contradicciones internacionales, Europa viene perdiendo terreno a nivel político y tecnológico. Si bien hay una evidencia de extravío en los datos que contabilizan la cantidad de europeos que avalan los esfuerzos económicos y militares de la Unión para luchar contra Rusia y los que creen inexplicablemente que esos aportes no son suficientes y que el viejo mundo debería implicarse en una guerra contra Moscú, la política y la economía decaen quizás como correlato de esas estupefacciones. Caen los gobiernos de Francia y de Alemania. Esta última – la “locomotora de Europa”-admite dificultades severas afrontar el pago de las pensiones. Crecen las ultraderechas y una percepción regresiva del mundo en los jóvenes. Las democracias, en estado de postración decimonónica, ya no inspiran el respeto ni la confianza de otrora. Seguramente porque sus sociedades, aquellas que merecieron los detallados elogios de Tony Judt durante la segunda posguerra, son cada vez más inequitativas e injustas. Es paradójico, pero hace apenas dos décadas el gran Norberto Bobbio daba cuenta del supuesto prestigio irreversible de la democracia y la caracterizaba como la huella más significativa en la cultura política de occidente y su "espíritu", como un modelo capaz de articular armónicamente una sociedad civil en la que la libertad entre iguales sería su valor fundante. Algo ha acontecido con las formas democráticas de nuestro hemisferio, indudablemente. Por eso parece muy difícil que, en el marco de esa desfavorable relación de fuerzas Europa esté en condiciones de exigirle a China que asiente sus fábricas en su territorio y comparta con ellos sus conocimientos tecnológicos (tal como lo señala el Financial Times) que, para Pekín, son considerados precisamente la fuente de preservación de su soberanía. Tal vez la nueva concepción de las democracias deba considerar la supervivencia de algunas potencias denominadas "autocracias" e interiorizarse con la mayor profundidad en aquellas cuestiones trágicas que occidente no ha podido prever desde el ascenso del neoliberalismo al poder ilimitado del mundo.

Fuentes consultadas:

Misión Productiva. Agencia Reuters. Bloomberg. Financial Times. Bobbio (2009), p. 116.