Bajo el pretexto de castigar al gobierno de Bashar al Assad por el supuesto uso de armas químicas contra la población de Khan Sheikhoun el día 4 de abril, el régimen de Donald Trump ha lanzado unos 60 misiles sobre una base militar siria, sin la autorización de la ONU, ni siquiera la del Congreso de EEUU. Washington y sus aliados europeos, árabes, turcos e israelíes no han presentado ni una sola prueba, ni han realizado ninguna investigación al respecto. La ausencia de información impide saber el tipo de arma química utilizado. Si ha sido el gas nervioso Sarín (el que Assad entregó a la ONU en 2013) ¿por qué los llamados “Cascos Blancos” -que operan en la zona controlada por los terroristas-, tocan el cuerpo de los heridos y fallecidos sin protección?. Siria, recientemente denunció ante la ONU la entrada en Idlib de productos químicos desde Iraq y Turquía, países bajo el control militar de EEUU.
Es posible que estemos ante la tercera fase de la destrucción del estado sirio: la primera tuvo lugar entre 2008 y2014 desestabilizando el país, y la segunda se inició patrocinando a los “yihadistas” del Estado Islámico, quienes ya han cumplido su misión: arrasar Siria, para allanar el camino de una intervención terrestre “low cost” de la OTAN.
¿“Cui bono” del uso de armas químicas?
Sobre la autoría de lo sucedido hay varias versiones:
- Que la aviación siria haya lanzado gas Sarín sobre una fábrica de armas tóxicas controlada por los terroristas, desatando el letal agente nervioso. Si es así, Assad además de tonto debe ser un suicida, justo cuando días antes Trump había afirmado que abandonaba la idea de derrocarle.
- Que, como afirma Kremlin, Siria bombardeó esta fábrica de armas de los rebeldes, sin saber que allí habían depositado armas químicas.
- Que los terroristas hayan cometido este acto bajo la “bandera falsa”, dando pretexto a la OTAN para intervenir, al ver que Trump se negaba a deponer al presidente sirio. Según New York Times (del 21 de noviembre del 2016), el ISIS ha utilizado armas químicas en 52 ocasiones en Siria e Iraq. ¿Quién se los proporciona?
- Que un grupo de la oposición las haya usado contra otro, culpando al gobierno sirio. Al Qaeda en varias ocasiones ha realizado matanzas colectivas de los militantes de grupos rivales.
- No se debe descartar que fuese una de las “operaciones encubiertas” de los Escuadrones de la muerte creados en 2011 por el experto en la materia Robert Ford, el ex embajador de EEUU en Damasco y en Bagdad.
Los objetivos del ataque de EEUU
- Asestar un duro golpe a aquella facción del stablishment que se acercaba a Rusia e Irán, al considerar a China el principal enemigo del imperio, y cuya representante fue Obama. Los gobiernos de Israel, Arabia Saudi y Turquía no ocultan su satisfacción.
- Suspender la conferencia organizada por la ONU sobre la paz en Siria, que iba a celebrarse el 5 de abril. El fracaso de las negociaciones realizadas entre Turquía, Irán y la oposición siria de Astaná (Kazajistán) dirigidas por Moscú, puede haber contribuido a la toma de esta decisión.
- Crear zonas de exclusión aérea y terrestre en las fornteras de Siria con Jordania y Turquía. Trump ordenó públicamente al Pentágono establecer zonas “seguras” en Siria el 19 de enero pasado, iniciando la balcanización del país que iría con una paz armada.
- Forzar a Assad a elegir entre una de las 5 opciones de cómo puede abandonar el poder, que se le ofreció el mayo del 2016: Rex Tillerson anuncia que se está dando pasos para eliminar al presidente sirio. Éste ha sido el propósito de EEUU desde el 2006. Al contrario de quienes (peligrosamente) menosprecian el incontestable poderío militar de EEUU, afirmando que Rusia e Irán han conseguido salvar a Assad de los ataques de la suma de las fuerzas de la OTAN, Israel, y los 11 países árabes del Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico, lo cierto es que Barak Obama retrasó el destitución del doctor Assad por las siguientes razones:
- No provocar a Irán (que considera a Siria su profundidad estratégica para disuadir a Israel de un ataque) en el medio de las negociaciones nucleares. Para Obama era más importante entrar en la historia por haber impedido un Irán nuclear (y sin dispararle un sólo misil) que eliminar a un presidente en Siria que se iba a caer tarde o temprano.
- La incapacidad de la oposición a formar una alternativa viable a Assad.
- Decidió convertir a Siria en un pantano, donde los enemigos de EEUU e Israel (Rusia, Irán, Turquía, Hizbolá, etc.) se desgastaban, que no cerrar la guerra. Ante enemigos debilitados, los costos de una intervención directa en el futuro serían menor.
EEUU avanza en su plan de reconfigurar el mapa del estratégico Oriente Próximo, iniciado tras el derrumbe de la Unión Soviética. La principal tarea de las fuerzas progresistas en estos momentos no es defender la inocencia de Assad (que se está cayendo desde el 2011 a cámara lenta, por la conspiración de las potencias regionales y mundiales, pero también por sus propias políticas), sino organizar movimientos contra la guerra imperialista a nivel mundial: imaginad por un momento cómo cambiaría de forma cualitativa la dimensión de ésta guerra si EEUU causa grandes bajas entre los militares rusos en Siria.
Publicado originariamente en www.nazanin.es