Por Lidia Ferrari (*)


 

"El crédulo imaginario.
El “ya lo sé, pero aún así...” de Mannoni pone en relación la creencia y la Verleugnung. Hay una creencia imaginaria que se sostiene porque hay los “adultos”, esos seres que saben y engañan y los “niños” que son los que creen, los no iniciados, los que no han sufrido la experiencia de la constatación de la realidad.

La credulidad infantil, según Mannoni, debería ser estudiada en tanto sostiene ese universo adulto en el cual existen “los otros” crédulos como aquellos que aún ignoran, aún no saben acerca de la castración en la madre. ¿Es que esos niños no saben o es que para los adultos, sincrónicamente, cumplen una función? La función que cumple el crédulo imaginario (niño o crédulo campesino como en Casanova) es la de sostener ese universo parcial donde no se hace necesario repudiar la castración, pues ella no ha advenido “aún”.

La creencia en la existencia de un crédulo imaginario permite al adulto iniciado en las leyes de la castración participar de una operación generalizada de Verleugnung, donde el repudio opera para sostener a ese crédulo que sostendría la creencia.

La niña de 6 recién cumplidos le pregunta a la madre: ‘¿Los Reyes son magos de verdad o son personas que hacen regalos?’ La madre, un poco turbada, le contesta: ‘nunca los vi, no los conozco’. Le dice la niña: ‘Entonces si nadie los conoce, los Reyes son la familia. ¿Vos a quién le vas a hacer regalos para Reyes?’

"Confrontando estos discursos podríamos decir que el niño crédulo para el adulto no sólo sostiene la credulidad infantil sino que hace posible la suposición de la existencia de un “incrédulo” que pudiera verificar y estar más allá de las trampas de lo imaginario. Sería un incrédulo que podría estar por fuera de las coordenadas de la creencia para afirmarse como sujeto. Sería difícil de concebir tanto para Wittgenstein como para el psicoanálisis."




(*) Psicoanalista y escritora. Fragmento de su libro 'La diversión en la crueldad. Psicoanálisis de una pasión argentina'.