(Un nuevo avance del libro que esperamos presentar en 2015)
Los criminales bombardeos contra Serbia, absolutamente
impunes, pusieron al descubierto la crisis sistémica del Derecho Penal
Internacional, y la capacidad del imperialismo de exhibir y asimilar sus
intereses a los del resto del planeta, utilizando en todos los casos, de allí
en más, apelaciones a valores tales como la seguridad, el humanitarismo, la
democracia y la libertad, con los que se encubría la intencionalidad de una
recolonización imperial del mundo, al amparo de un predominio cultural,
discursivo y propagandístico nunca antes visto.
Casi tres meses de bombardeos
ininterrumpidos precipitaron la caída de Belgrado, y con ella, la capitulación de
las expectativas de la vigencia de un derecho internacional democrático.
Los crímenes perpetrados
durante la guerra se dirimieron en La Haya, por parte de un tribunal creado
después de finalizada la agresión.
El TPIY fue siempre sospechado de ser un títere de la OTAN.
Basta con poner de manifiesto que nunca
ha presentado acusaciones contra líderes
de la alianza atlántica o jerarcas militares occidentales, desoyendo voces que
en ese sentido le reclamaban una actitud más equilibrada, tales como el grupo
de procuradores canadienses dirigidos por el magistrado Michel Mendel o la
propia Amnistía Internacional.
Una masacre como aquella, seguida de una ominosa impunidad,
probablemente vuelva a ocurrir en cada caso en que el Imperio decida volver a
las andadas y castigar a los pueblos subalternos con una nueva cruzada
humanitaria apoyada por la “comunidad internacional”.
Todo lo que el derecho internacional pueda hacer para
impedirlo, implicará una postura militante para evitar una catástrofe sin
precedentes[1].
“Y durante tres meses los aviones de la OTAN
bombardearon puentes, fábricas, barrios residenciales, trenes, coches de línea,
hospitales, una embajada, un convoy de refugiados, el edificio de la televisión
estatal…el concepto crimen de guerra cuadra bastante bien con muchos de
aquellos ataques y la verdad no me hubiera importado acudir ante un tribunal,
como testigo presencial de aquellos crímenes, si alguno de ellos hubiera sido alguna
vez juzgado. Pero siempre supimos que no lo serían. Que el derecho internacional no
rige para EEUU y sus aliados. Que no se trataba de derecho sino
de poder[2].
El 23 de marzo de 1999, el diario El País anunciaba de
esta manera el inicio del histórico martirio serbio, que comenzaría en menos de
24 horas: “Solana ordena el
bombardeo de Serbia. La
hora del fuego parece haber llegado de forma inevitable. El secretario general
de la OTAN, Javier Solana, ordenó anoche el ataque militar contra territorio
yugoslavo. Los primeros bombardeos con misiles, que abrirán paso a la
intervención de la fuerza aérea, pueden producirse esta misma noche. Sólo una
"señal muy contundente" del dictador Slobodan Milosevic impedirá ya
el ataque internacional para pacificar Kosovo. Solana evacuó consultas con Bill
Clinton, con Jacques Chirac, con el jefe del Gobierno español, José María
Aznar, y con otros líderes. Todos ellos
le confirmaron su apoyo para lanzar un ataque aliado en caso necesario. Esa
necesidad se reveló inevitable tras la segunda ronda de negociaciones mantenida
ayer en Belgrado por el enviado especial estadounidense, Richard Holbrooke,
quien tiró la toalla tras algo más de dos horas de conversaciones con
Milosevic. Holbrooke voló anoche en dirección a Bruselas para informar de la
situación al secretario general de la OTAN. Fuentes de la Alianza señalaron poco
antes de la reunión que Solana había tomado ya la decisión de atacar. Esta fue
anunciada poco antes de la medianoche. La orden de ataque significa que el
general Wesley Clark, jefe supremo de las fuerzas aliadas en Europa, puede
abrir fuego cuando le parezca que se cumplen las mejores condiciones para
asegurar su éxito.
Ese mejor
momento parece que podría ser esta misma noche, dada la tradición aliada ya
demostrada en Irak de lanzar ataques aprovechando la oscuridad. La orden de
ataque puede ser revocada por Solana en cualquier momento, aunque la OTAN se
mostraba anoche pesimista y descartaba una vuelta atrás salvo en el caso de que
Milosevic diera "una señal muy contundente" y acatara sin ambages el
plan de paz auspiciado por la comunidad internacional en Rambouillet.
El primer
ataque intentará destruir con misiles las potentes defensas antiaéreas
yugoslavas. Una vez cumplida esa finalidad, la OTAN podrá bombardear otros
objetivos militares utilizando la aviación. Los milimétricos preparativos de
las últimas semanas intentan no sólo asegurar la victoria militar aliada, sino
reducir al mínimo posible las bajas de civiles. "El ataque se realizará
exclusivamente sobre objetivos militares", insiste la Alianza.
Objetivo
político.
El
bombardeo del territorio serbio tiene ante todo un objetivo político: obligar a
Slobodan Milosevic a firmar la paz y poner en marcha el plan suscrito ya por
los albanokosovares en Rambouillet bajo el patrocinio de la comunidad
internacional. "La fuerza es siempre el último recurso de la OTAN. Algunos
nos han criticado por no haberlo utilizado antes y otros nos criticarán porque
lo hacemos ahora. Pero el único fin del ataque, si llega a realizarse, es un
objetivo político una vez agotados todos los canales de negociación",
sostenían anoche fuentes de la Alianza Atlántica. Bombardear territorio serbio
tiene como objeto no sólo forzar a Milosevic a entenderse con los kosovares,
sino evitar una catástrofe humanitaria: la muerte de centenares de personas y
la emigración forzosa de miles de refugiados. Caso de producirse, el bombardeo
de territorio serbio sería la segunda intervención aliada en los Balcanes, tras
la efectuada en 1995 en el conflicto de Bosnia-Herzegovina”[3].
Por su
parte, los líderes europeos, solidarios en la cruzada criminal, daban cuenta al
mundo del inicio de la agresión. El presidente
del Gobierno español, José María Aznar, uno de los protagonistas de la derecha
dura hegemónica de la época, advertía desde Berlín, que la decisión sobre la
intervención de la OTAN en Kosovo "está tomada" y que el Gobierno
español "la apoya". “El presidente de EE UU, Bill Clinton, el
primer ministro británico, Tony Blair, y el jefe del Estado francés, Jacques
Chirac, entre otros, se dirigieron ayer a sus opiniones públicas o a sus
respectivos Parlamentos para informarles sobre la participación de sus tropas
en el inminente ataque aéreo contra Serbia”[4].
El ataque, que, como recordamos, debía acotarse únicamente a “objetivos
militares milimétricamente” establecidos, causó una masacre entre la población
civil afectada. Un periódico español de derecha da cuenta de algunos de los
recurrentes “errores” (así eran denominados) de los pilotos de la mayor fuerza
militar del planeta.
“Errores de la OTAN hasta el momento”
“El 30 de
mayo la OTAN reconoce su "último error": bombardeó un puente en
Varvarin (160 kilómetros al sur de Belgrado), pero aseguró que no tuvo
intención de causar bajas civiles en este ataque, el décimo tercero que se
salda con víctimas indeseadas. Ese ataque dejó once muertos y 40 heridos,
quince de ellos en estado grave y cinco en estado crítico. En total, 254
personas han perecido en estos bombardeos asesinos desde que la OTAN lanzó su
ofensiva aérea contra Yugoslavia el 24 de marzo, según fuentes serbias.
La Alianza
considera "inevitables" estos "errores" que ocasionan
"daños colaterales indeseados" y sostiene que su porcentaje es ínfimo
con respecto al enorme número de misiones aéreas cumplidas.
- 5 de
abril: 17 muertos
en el bombardeo de la ciudad minera de Aleksinac (Serbia, 200 kilómetros al sur
de Belgrado). Una bomba guiada por láser con destino a un cuartel del centro de
la ciudad erró el blanco.
- 9 de
abril: Los
habitantes de Pristina, capital de Kosovo, fueron víctimas de un ataque contra
una central telefónica. Ni la OTAN ni los serbios han suministrado un saldo de
las víctimas.
- 12 de
abril: Varios
misiles disparados contra un puente por el que pasaba un tren en Grdelicka
Klisura (sur de Serbia) mataron a 55 personas.
- 14 de
abril: La OTAN bombardeó
una caravana de fugitivos kosovares en la región de Djakovica (Kosovo) y
ocasionó 75 muertos. La Alianza argumentó que pensaba que se trataba de una
caravana de vehículos militares.
- 28 de
abril: La OTAN
mató a 20 personas cuando, al intentar bombardear un cuartel en Surdulica (250
kilómetros al sur de Belgrado), erró el blanco y sus proyectiles cayeron en una
zona residencial.
- 1 de
mayo: 47 muertos
en el bombardeo del puente de Luzane (Kosovo) por el que pasaba un autocar.
- 7 de
mayo: Una bomba de
racimo, destinada al aeropuerto de Nis (sureste de Serbia) cayó en el centro de
la ciudad en pleno día y causó por lo menos 15 muertos y 70 heridos.
- 8 de
mayo: La OTAN
bombardea la Embajada de China en Belgrado y mata a tres periodistas chinos que
pernoctaban en ella. El ataque dejó además unos 20 heridos y generó una grave
crisis diplomática entre China y Estados Unidos. La OTAN arguye que cometió
este error por haber utilizado un plano anticuado de la ciudad.
- 13 de
mayo: 87
albanokosovares murieron en Korisa (Kosovo) al bombardear un "objetivo
legítimo", un campamento militar, en el que no pudo explicarse la
presencia de civiles.
- 20 de
mayo: Por un
error de encaminamiento por láser, una bomba disparada por la aviación contra
Belgrado alcanzó el hospital Dragisa Misovic, en el barrio de Dedinje. Cuatro
pacientes murieron.
- 21 de
mayo: Por lo
menos 19 personas murieron al ser atacada la cárcel de Istok (Kosovo), en la
que se cobijaban según la OAN la Policía y el Ejército yugoslavos.
- 22 de
mayo: la OTAN
bombardea por error una posición de la guerrilla independentista de Kosovo y
causa siete muertos y 15 heridos.
- 30 de
mayo: Al menos 11
muertos y 40 heridos en el bombardeo del puente de Varvarin (160 kilómetros al
sur de Belgrado).
- 1 de
junio: 20 ancianos
muertos tras el bombardeo de un geriátrico en un suburbio de Belgrado. El error
también causa la muerte de una mujer y provoca heridas en otras ocho personas.
- 2 de
junio: Aviones
aliados lanzan bombas sobre territorio albanés, a cuatro kilómetros de Morina,
creyendo que destruyen trincheras del Ejército Yugoslavo”[5].
En síntesis, la OTAN
llevó a cabo un proceso de exterminio sistemático con pretensión reorganizadora
destinado a la recolonización y disciplinamiento de los pueblos eslavos del sur
europeo.
Para
lograrlo en primer término, necesitó imponer una campaña global de
desinformación y mentiras a través de los grandes medios de comunicación
aliados, que reconoce, según lo advierte el periodista Michel Collon, varios
elementos que luego se han reproducido en cuanta intervención más o menos
velada, primaveras o golpes suaves haya alentado, estimulado o impulsado el
imperialismo en todo el mundo.
Este es el
nuevo sistema de control global punitivo, estrenado en los Balcanes, que
incluye fabulosas operaciones mediáticas, bloqueos y otras formas de
estrangulamiento económico y financiero, exacerbación de las diferencias de los
países víctimas y, por supuesto, operaciones policiales de alta intensidad o
guerras de baja intensidad, según lo demande cada realidad en particular.
No existen
demasiadas diferencias entre lo ocurrido en Yugoslavia con lo que el
imperialismo intentó en Bolivia, Ecuador, Honduras, Venezuela, Paraguay o
Argentina, con suerte diversa. Los recursos a los que ha echado mano responden
a una misma lógica punitiva global, y no difieren, en ese sentido, de lo
ocurrido en Irak, Afganistán, Ucrania o Libia.
[1] Aguirre, Eduardo
Luis: “Crímenes contra la humanidad y el cuestionado rol del TPIY”, disponible
en http://127.0.0.1/wordpress/2012/10/31/crimenes-contra-la-humanidad-y-e-2/
[2]
Aranguren, Teresa: “De Kósovo a
Crimea, 15 años después”, disponible en http://www.infolibre.es/noticias/opinion/2014/03/25/de_kosovo_crimea_por_que_llaman_derecho_cuando_quieren_decir_poder_14804_1023.html