Hace pocos días, mientras buscaba en la red material sobre la situación procesal del General croata Ante Gotovina, condenado en primera instancia por el TPIY a 24 años de prisión efectiva por la muerte, desaparición y persecución de ciudadanos serbios, y recientemente beneficiado por un fallo absolutorio de la Sala de Apelación del mismo Tribunal, accedí a un primer sitio donde no solamente se reivindicaban los crímenes por los que el militar fuera condenado, sino que se establecían inquietantes paralelos. La nota en cuestión, titulada “La legítima defensa no es crimen: Ante Gotovina el héroe croata”, escrita por una argentina llamada Viviana Padelin y disponible en http://www.fmdelasamericas.com/index/item,2258/seccion,1/subseccion,4/titulo,la-legitima-defensa-no-es-crimen-ante-gotovina-el-hroe-croata, decía cosas como éstas: “Donde vive un serbio, allí es Serbia” es el ideario de estos aliados de la ex URSS. No es difícil imaginar el padecimiento del pueblo croata, ultracatólico y conservador, en tiempos de la ex Yugoslavia bajo el mando del comunista Josip Broz (Mariscal Tito) responsable de la muerte de decenas de miles de anticomunistas, principalmente croatas de la Ustasa en la Masacre de Bleiburg.
Durante la Guerra de Independencia de Croacia, en los 90, el General Ante Gotovina comandó las operaciones de la “Operación Tormenta” la que permitió la liberación de 10 mil kilómetros cuadrados de ocupación de los serbios, quienes intentaban proclamar esa tierra croata como “República Serbia de Krajina”.
Inmediatamente después de la guerra, se desplegó la maquinaria propagandística de la izquierda internacional: se implantaron matrices de opinión contrarias a la acción de quienes defendieron a la patria. Tal como ocurrió en muchos de nuestros países de Latinoamérica: la criminalización de la legítima defensa, subvirtiendo mediáticamente la victoria de la independencia y libertad en un genocidio. En este objetivo participaron los mismos actores que intervienen en el proceso neocomunista de Latinoamérica: “intelectuales” de izquierda locales, políticos y “círculos extranjeros”. En consecuencia, y siguiendo con esta estrategia, el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, de la mano de la fiscal Carla del Ponte (quien fuera acusada por intimidación y soborno a testigos en casos relacionados y más tarde colaboradora del gobierno kirchnerista argentino en su desempeño como Embajadora suiza de aquel país), Ante Gotovina fue declarado culpable y condenado a 24 años de prisión, acusado de excesivo uso de artillería y destrucción de bienes de los croatas, sin fundamentos suficientes ni siquiera para su acusación.
¿Qué puede decirse a aquellos que estuvieron en el frente de batalla defendiendo a su Patria? ¿Que pidan perdón por la victoria de su fe y la voluntad de sus actos? ¿Acaso debe pedirse perdón por no dejarse invadir?
Este es su verdadero objetivo: subvertir los valores, desmoralizar la fe, confundir la percepción, aniquilar la dignidad.
Pero contrariamente, el pueblo croata, orgulloso de su General, no lo olvida y pide por él. Cada croata es el General Gotovina. En cada ciudad, en cada pueblo, en las calles, en las casas pueden verse carteles, fotos, camisetas honrando al General que los hizo libres. El símbolo de lo quien los representa no está encarcelado, está demasiado presente y libre en cada esquina como calificada custodia de la legítima defensa de sus valores.
Un ejemplo a seguir en toda Latinoamérica”
Si bien todo el libelo es dramáticamente preocupante, esta última frase no puede dejarse pasar por alto. Gotovina fue miembro de la Legión Extranjera en la década del setenta (a tal punto que utilizó el idioma francés para realizar su declaración ante el tribunal internacional), y durante los años ochenta cumplió funciones de “ instructor de comando” en países latinoamericanos tales como Chile, Colombia, Guatemala, Paraguay y Argentina. Tampoco es cierta la mentada adhesión unánime del pueblo croata a las prácticas de exterminio descriptas.
El mismo artículo es reproducido en el sitio de “periodismo sin fronteras”, y allí la prolífica autora publica otros sueltos, de igual catadura, entre los que se sugiere la lectura del texto “Las fases del neocomunismo o socialismo del Siglo XXI", donde se describen pretendidas etapas apocalípticas que atravesarán sincronizadamente los gobiernos “izquierdistas” de la región. Esos tramos, puntualmente, guardan una absoluta similitud (por no decir identidad conceptual y propagandística) con los núcleos duros y las consignas de la Convocatoria del 8N (http://www.periodismosinfronteras.com/categorias/opinion/viviana-padelin).
El artículo se encuentra también publicado en el sitio de derecha dura El Republicano Liberal (http://elrepublicanoliberal.blogspot.com.ar/2011/10/viviana-padelin-las-fases-del.html)
Finalmente, Pavelin escribe el artículo “El post-chavismo”, ahora en http://adribosch.wordpress.com, un blog anticaztrista donde directamente se alienta el 8N (ver el artículo “El 8N tiene contenido político capaz de desgarrar la hegemonía”), al mismo tiempo que se critica a Zaffaroni, se homenajea a los muertos por el “terrorismo” y se vierten otras expresiones reaccionarias y antidemocráticas por el estilo.
Si detrás de la convocatoria “apolítica” y “espontánea” del 8N se incuba semejante ADN ideológico, no hay espacio para fingir ingenuidad o sorpresa. Si algo tiene de bueno este tramo de la historia, es que las contradicciones fundamentales se profundizan tanto, que resultan visibles para todos.