Edward Prado se llama el nuevo embajador de Estados Unidos en la Argentina. En algunas fotos generosas de los periódicos argentinos, el representante sonríe junto al Ministro de Justicia local.

Edward Prado,  recién designado por el presidente Donald Trump, es un ex juez penal y fiscal de Texas, que por esas cosas del destino (y de la política) no habría llegado a ser miembro de la Corte Suprema de la metrópolis. Aunque, al parecer, estuvo cerca.

Edward Prado explicó con suficiencia y antelación, a la prensa propia, sus objetivos como nuevo representante en el Sur. Entre ellos, destacó Prado –seguramente aprovechando su experiencia judicial- que se propone "mejorar el sistema judicial". Pero no el norteamericano. El embajador quiere influir en el sistema judicial argentino. No se amilanó en sus miras, Prado, y le avisó explícitamente al Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense  que “su intención es continuar trabajando con los abogados y jueces de la Argentina para mejorar el sistema judicial y fortalecer la confianza de la gente en el sistema judicial". La motivación se sostiene en un significante flotante mayúsculo, como es obvio: "Sé cuán importante es el Estado de Derecho y cuán importante puede ser una rama judicial fuerte e independiente para un país que va a ser una democracia sólida". Imposible no estar de acuerdo con esos valores. El problema es que Prado, conocedor como pocos en Estados Unidos de los procesos “de reforma” de las justicias coloniales, no se arredra ante aquella categoría añeja, y tal vez desusada, que todavía enseñan los manuales argentinos: la cuestión de la soberanía. Los límites de los asuntos concernientes a la política interna no parecen contener al veterano juez.

Prado, el nuevo embajador, que es además un ex reservista de las fuerzas armadas de la principal potencia del mundo, de la que se retiró con el grado de capitán, fue, incluso, por más. Consultado por sus pares del senado metropolitano  sobre el atentado a la AMIA y la muerte del ex fiscal Nisman aseguró: "Espero poder ayudar en este proceso en todo lo que se pueda con toda la asistencia que podamos brindar". La propia prensa argentina, habitualmente servicial con los representantes del poder global, describió con especial inquietud la  carrera y la dirección de sus pasos -los de Prado- en el Nuevo Mundo. Y dejó en claro, de manera tímida aunque indubitable, las formas que asumen los nuevos procesos de colonización cultural: “El ex magistrado, que habla un fluido español con tonada mexicana, estuvo varias veces en el país, se mostró con el ministro Germán Garavano (con quien tiene una buena relación) y en 2016 participó de un seminario sobre el sistema de juicios por jurados, organizado por la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires y también en la provincia de Neuquén. Durante su exposición recordó las presentaciones que hizo en el país y dijo que hizo "amigos en el sistema legal". Efectivamente, el órgano de difusión de una conocida asociación juradista dio cuenta de que en el 2016 Prado no vino justamente de paseo a la Argentina.  Por el contrario, según e mismo, “ la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires recibió la visita del prestigioso juez de la Corte Federal de Apelaciones (5º Circuito) de Estados Unidos, Edward Prado”. “Participaron del encuentro, llevado a cabo en el Palacio de Justicia (Av. 13 entre 47 y 48, primer piso, La Plata), el presidente de la Corte, Dr. Luis Esteban Genoud y el ministro Dr. Eduardo Néstor de Lázzari. También participó el juez del Tribunal de Casación Penal bonaerense, Dr. Daniel Carral. El juez Prado, en tanto, concurrió en compañía del abogado estadounidense Martín Sabelli y de representantes de la Asociación Argentina de Juicio por Jurados (AAJJ)”. “En un cálido contexto se trataron temas vinculados a los sistemas de justicia estadounidense y argentino y, puntualmente, se efectuó un repaso en torno a la añeja experiencia de Estados Unidos con el sistema de juicio por jurados y a la novel pero exitosa experiencia bonaerense con esta modalidad de enjuiciamiento”. “Luego del encuentro, en la sede del Instituto de Estudios Judiciales de la Suprema Corte, se llevó a cabo una charla abierta a los operadores del sistema de justicia bonaerense en la que el juez Prado respondió preguntas de los asistentes” (1). Prado, además de su militancia en pos de la justicia popular es, como no podía ser de otra manera, un (nuevo) adelantado en materia de “litigación”, que ya ha puesto pie en las costas de la colonia, según lo explica el  Centro de Formación Judicial de la CABA (2) y la propia Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario (3)

Curioso caso de anexión cultural este de los procesos de reforma. Novedosas formas que asumen los códigos como nuevo epicentro de la penalidad. Que equivale a decir del control social punitivo. Que implica, en buen romance, una nueva concepción del derecho como arma de guerra en manos del imperio y las oligarquías locales. La multiplicación de reclusos en toda la región, el debilitamiento real de las garantías del debido proceso y una selectividad sin límites del sistema dan cuenta de que algo subyace detrás de las reformas, las ONG`s afines y la litigación como nuevo fetiche jurídico-político. Algo que el embajador, seguramente, conoce muy bien.

(1)   http://www.juicioporjurados.org/2016/11/la-suprema-corte-de-justicia-de-la.html

(2)   http://cfj.gov.ar/curso.php?all=1&cur=605Jueces

(3)   .http://www.fder.unr.edu.ar/index.cgi?wAccion=news&wid_news=574&wid_seccion=&wid_item=







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