Por Eduardo Luis Aguirre



La intrincada política interna de Estados Unidos compromete al mundo. Durante seis meses se acelerarán los escarceos y preparativos para la asunción del próximo gobierno. La debacle del presidente Biden obligó a reemplazar el candidato demócrata para las elecciones de noviembre próximo. La mayoría de los analistas señalan que la vicepresidenta Kamala Harris será quien habrá de sustituir al anciano mandatario. Otros advierten de que habrá más ´postulantes a la presidencia, y eso marca una enorme incertidumbre que ha impedido una reacción unívoca en el trumpismo.

Los aspirantes potenciales van desde la inquietante diplomática Victoria Nuland, artífice del golpe de estado en Ucrania denominado Euromaidán, el gobernador de Illinois J.B. Prtizker, el político más rico que ejerce un cargo público en Estados Unidos, heredero de la fortuna de los hoteles Hyatt, la gobernadora de Michigan y antitrumpista acérrima Gretchen Whitmer, su par de California, Gavin Newsom, el senador y ex astronauta Mark Kelly y el ascendente gobernador de Pennsylvania, Josh Shapiro, entre otros.

Cualquiera sea el precandidato que finalmente sustituya al actual presidente en los comicios cada vez más próximos, los demócratas no habrán de variar sus posturas principales a nivel internacional. Eso garantiza una renovación de los votos con la OTAN y una continuidad de las hostilidades en Ucrania, salvo que las menciones crecientes de posibles negociaciones de paz encuentren una deriva alternativa a las posiciones que hasta ahora preanuncian una continuidad hostil de las diferencias.

Algunas voces autorizadas a nivel global, estiman que los remezones de la política doméstica y el cambio de candidato favorecen a los republicanos, que ya eran favoritos durante la candidatura de Biden.

Si ganara efectivamente el magnate, asumiría en enero y seguramente establecería cambios en la economía interna y saldría a ajustar cuentas con la OTAN, cosa que ya ha adelantado. Y esa toma de posición, debemos recordar, no pudo ser más extrema. Recordemos cuando admitió haberle dicho a un líder europeo que si el viejo continente no ajustaba sus contribuciones a la alianza atlántica "dejaría que Rusia hiciera lo que quisiera" (https://www.abc.es/internacional/pasaria-ganara-trump-puntos-calientes-mundo-20240219202952-nt.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F ). Esta postura, por otra parte, concuerda con las declaraciones de su compañero de fórmula James Vance (https://www.derechoareplica.org/secciones/politica/1779-milei-y-la-politica), formuladas con honestidad brutal sobre la guerra de Ucrania, también en línea con la relación que Trump cultivó con Vladimir Putin durante su primer mandato. Tampoco puede olvidarseque la filtración de la conversación telefónica de Trump con Zelenski en el que le pedía que investigara a los Biden, fue lo que le valió su primer proceso de destitución o 'impeachment'. No es un buen precedente para el conductor de un país semidestruído, que nunca volverá a ser el mismo.

Por supuesto, la veta proteccionista y expulsiva de Trump va a sostener la crítica situación en el Asia Pacífico, por las razones que también explicamos en entregas anteriores y seguramente habrá que estar atentos a los pasos que el gobierno entrante dará en América Latina. Ya sabemos que Trump ha recurrido a gestos explícitos y brutales para con países vecinos como México, empezando con el ominoso perfil de un muro. Pero es menos recordada y mucho menos conocida la posición que adoptará en el cono sur. (https://www.derechoareplica.org/secciones/politica/1778-el-atentado-y-el-mundo).

Cualquiera sea el resultado de las elecciones más importantes del mundo, hay que tener en consideración que se abre un sesgo incógnito hasta enero, cuando habrá de asumir el próximo presidente estadounidense. No hay avisadores de incendios que valgan en esta nueva incertidumbre mundial. A lo sumo, se divisan semblantes varios de adivinos y profetas de papel.