Por Jorge Aleman

Algunos  marxistas, cuando apelan a la lucha de clases, pretenden dar a entender que con esto se nombra la posición más “radical”, la “más de izquierda”. Sin embargo, ¿no merece el término en cuestión  ser vuelto a indagar? ¿No sería conveniente volverlo a indagar desde la perspectiva de nuestra contemporaneidad? Sería especialmente relevante plantearse estas cuestiones a partir de cómo se gestan los verdaderos antagonismos en lo social. 

En cualquier caso, este interrogante demanda una aclaración de entrada: nuestro punto de partida es que primero está siempre el antagonismo, de un modo estructural y constitutivo y luego lo social, que se organiza alrededor del mismo. No existe una sociedad que primero haya sido armónica, neutral o con algún conflicto que otro o alguna anomalía a resolver. Por el contrario, a raíz de cómo el discurso estructura lo social, este siempre lo hace a partir de una negatividad o brecha antagónica que no se puede cancelar dialécticamente.

En el capitalismo, uno de los antagonismos más importantes es el formulado por Marx, el que se gesta entre el Capital y la renta de trabajo. Sin duda, la plusvalía sigue siendo el aspecto fundamental del Capitalismo, pero  su apropiación ya no sólo se circunscribe a la forma Capital-Trabajo. Existen millones de seres  humanos que no trabajarán nunca, desempleados estructurales, trabajadores en negro, nuevos esclavos, trabajadores nómadas, clandestinos, etc. En todos los casos, es un hecho que la apropiación de plusvalía, por distintas vías, se realiza como tal. ¿Se puede unificar todo este campo bajo el concepto de lucha de clases? Como si el término en sí mismo poseyese la cualidad metafísica no sólo de totalizar elementos absolutamente heterogéneos, como los antes mencionados, sino que también pudiese animarlos y ponerlos en marcha en una determinada dirección de la historia que fuera a llevar el capitalismo a su fin.

Publicado originariamente en https://www.cuartopoder.es/tribuna/2016/11/26/nota-sobre-la-lucha-de-clases/9322