Por Lidia Ferrari

Relaciono dos noticias que parecen no estar en relación.

- Un empleado de un negocio de firma exclusiva cuenta que entra una familia y la niña de cerca 10 años va hacia el vendedor y le pide un anillo de ‘Taylor Swift’. Le dice al padre que lo quiere y se lo compran sin titubear. Cuesta 4000 dólares.

- Una noticia tristísima en Inglaterra, de un joven que ataca y mata a varios niños con arma blanca. La crónica dice que los niños estaban reunidos en una “clase de baile y yoga con temática Taylor Swift”. Niños de entre 6 y 9 años.

Lo que tienen en común las dos noticias es el significante Taylor Swift y la infancia.

Por un lado, un consorcio entre una firma exclusiva con T. S. Por otro lado, una fiesta donde la consigna es el baile de T. S. Desde la globalización mediática se incide en los gustos y apetencias desde la más tierna infancia. Sin diferencias de clases, por lo visto. Si bien desconozco la música de T. S. y no puedo juzgarla, está claro que socialmente se consolida una mentalidad de consumo centralizada y monopólica desde tempranas edades. La cuestión es hegemonizar un significante de valor para que todos vayan hacia allí.



¿Será equivalente a la infancia occidental que creció escuchando cuentos de los hermanos Grimm o de C. Andersen, o en Argentina a M. E. Walsh? Una cuestión es la hegemonía de un discurso a través de narraciones que se transmiten y pueden homogeneizar los relatos de una cultura. Otra cosa es que ese monopolio se centralice a fin de manipular el consumo desde la infancia.



¿Habrá alguna relación entre este significante T. S. y el ataque de este joven a esos niños?