Por Jorge Alemán
En la Argentina y en España salvando todas las distancias existe un mismo problema político, cuando se trata de construir un proyecto contrahegemonico a la dominación neoliberal. Dado que dicho proyecto no tiene otro ámbito para producirse que el democrático la cuestión se presenta así: ¿ Cómo construir una mayoría social, con todo lo que esto implica de mediaciones, acuerdos, transmisión de un discurso nuevo, sin perder la identidad política de tu causa? Especialmente cuando tu causa y tu identidad se establece a partir de la frontera antagónica que implica tener al Neoliberalismo y sus distintos representantes como adversarios.
Esto lógicamente implica que en el proyecto de construcción de esa mayoría nos encontramos con límite interno irreductible: esa mayoría no se hace sumando todo y negociando con lo que amenaza tu causa más propia. Este asunto, es evidente que desborda la vieja cuestión de la " vanguardia " como la moderna noción de un pragmatismo relativista en política.
Cuando nos encontramos en una encrucijada de esta magnitud es preferible aceptar la imposibilidad estructural que inevitablemente afectará a las decisiones políticas en curso. No hay más remedio que atravesar el desierto, es decir, privilegiar las marcas que definen la posición política antagónica. Es verdad que sobran las peleas innecesarias, con la clase media, con los que votaron a los otros, etc Pero como no existe una solución conciliadora, al menos de entrada, entre la mayoría indispensable y la posición irreductible a sostener, solo la segunda opción, aunque no sea electoralmente ganadora, es la que impide que el legado político del que se procede no se desintegre. Porque esa si es una verdadera derrota histórica. En el caso de Argentina no se trata de volver a todos kirchneristas, pero si de construir una interpretación historica de que ese es el legado que posibilita la reconstrucción de una experiencia soberana y justa de la nación. En el caso de España, desde la República la izquierda no ha estado en el gobierno y Podemos es la única opción, ya no solamente de que vuelva un proyecto social sino de que Europa no se desintegre en una aventura horrible de neofascismos neoliberales (de su facebook).