Por Francisco María Bompadre.
El candidato a gobernador por el PRO en la provincia de Santa Fé, Miguel Del Sel, declaró en el devaluado programa dominical de Mariano Grondona, que se va a reunir 2 horas junto a Rudolph Giuliani, el ex alcalde de Nueva York y uno de los adalides de la “Tolerancia Cero” a nivel mundial. Lamentablemente no vamos a pode estar en esa charla sobre la que el bueno de Miguel le va a preguntar a Giuliani cómo hizo para bajar los índices del delito y la inseguridad en la ciudad neoyorkina. Es una pena. Le recomendamos de todas maneras que se lea un pequeño -pero sustancioso- libro escrito por el sociólogo francés Loic Wacquant: Las cárceles de la miseria. Por 50 pesos el otrora cómico puede enterarse algunas cositas que seguramente Rudolph no le va a decir. Lo ayudamos, dado que sabemos que la gente del PRO no es muy afecta a leer libros.
Lo primero que Giuliani va a omitirle al gracioso de Miguel del Sel es que los modelos de seguridad democrática de EE.UU son Boston y San Diego, pero no la ciudad de Nueva York. Y lo segundo, que el delito bajó en casi todo el territorio de EE.UU en la década de los 90 debido a las mejoras económicas. El ex Midachi va a asentir cejijunto y con cara de aprendiz de último momento, sin perderse ni una de las palabras de la nueva vulgata de la seguridad mundial. La historia menos conocida, sin embargo, cuenta que Giuliani considera que los verdaderos enemigos de la ciudad de Nueva York son los homeless, los vagabundos, los graffiteros, las prostitutas y los revendedores de drogas. Y para combatir semejante “amenaza social” no dudó en destinar 4 veces más presupuesto a la policía que a los hospitales y contratar un ejército de 12 mil efectivos mientras dejaba sin trabajo a más de 8 mil trabajadores sociales. Que alguien el avise al bueno de Miguelito que existe una buena versión local de Giuliani en la ciudad de Buenos Aires (con la diferencia que en vez de reducir el presupuesto del área social lo sub-ejecuta, entonces de hecho es como si lo redujera).
Quizás en un acto de sincericidio el Rudolph le cuenta al miguelete, que él conformó una versión más exitosa que la ex UCEP porteña: la temible Unidad de Lucha contra los Delitos Callejeros. Aunque tuvo algunos problemitas que me parece que va a omitir: por ejemplo que en el año 1998, miembros de es unidad de elite le propinaron torturas sexuales a Abner Louima en una comisaría de Brooklyn, o que en 1999 la Brigada de elite del Bronx acribilló de 41 (sí, cuarenta y uno) balazos a Amadou Diallo, por su puesto que se alegó que la policía actúo en legítima defensa. Algunos arriesgan que el ex alcalde no le va a contar que el sindicato de policías de Nueva York casi quiebra por la cantidad de indemnizaciones que tuvo que pagar como consecuencia de los delitos que sus miembros cometieron. Tampoco le va a decir que los negros fueron el 63 % de las personas detenidas y “cacheadas” en la vía pública por ser “razonablemente sospechosos” de un delito, aunque la población negra no pase del 25 % del total de la población neoyorkina (El cazador de tiburones Duhalde se muere de ganas de que Miguel lo lleve con él, aunque más no sea para servir el café. Los malintencionados dicen que Carrió ya primerió). Detalles insignificantes para un cómico. Los equipos del PRO van a poder “arreglar” estas cuestiones menores. Qué importancia puede tener aumentar significativamente el presupuesto para la policía en detrimento de hospitales, escuelas y universidades; o que se disparen las denuncias por delitos y abusos policiales y se llenen de pobres negros e hispanos las cárceles del Estado de Nueva York, que no dejan de aumentar su tasa de prisionización. Quién va a notar la diferencia con la ciudad de Boston, donde la policía de proximidad logró bajar un 70 % la tasa de homicidios aplicando políticas de desarme de la población y de colaboración con las iglesias de la comunidad negra.
Pero al Miguel no le preocupa mucho lo que se diga, él sabe que al final de cuentas la policía de Santa Fé viene ocupando en los últimos años la tasa más alta del país en materia de “gatillo fácil”, y eso para los planes del PRO, es una buena noticia. NOTA de D.A.R: el improbable intento del previsible humorista es más regresivo aún si pensamos que, justamente la Provincia de Santa Fé, ha confiado la cuestión de la seguridad humana a un académico de los quilates de Enrique Font.
Lo primero que Giuliani va a omitirle al gracioso de Miguel del Sel es que los modelos de seguridad democrática de EE.UU son Boston y San Diego, pero no la ciudad de Nueva York. Y lo segundo, que el delito bajó en casi todo el territorio de EE.UU en la década de los 90 debido a las mejoras económicas. El ex Midachi va a asentir cejijunto y con cara de aprendiz de último momento, sin perderse ni una de las palabras de la nueva vulgata de la seguridad mundial. La historia menos conocida, sin embargo, cuenta que Giuliani considera que los verdaderos enemigos de la ciudad de Nueva York son los homeless, los vagabundos, los graffiteros, las prostitutas y los revendedores de drogas. Y para combatir semejante “amenaza social” no dudó en destinar 4 veces más presupuesto a la policía que a los hospitales y contratar un ejército de 12 mil efectivos mientras dejaba sin trabajo a más de 8 mil trabajadores sociales. Que alguien el avise al bueno de Miguelito que existe una buena versión local de Giuliani en la ciudad de Buenos Aires (con la diferencia que en vez de reducir el presupuesto del área social lo sub-ejecuta, entonces de hecho es como si lo redujera).
Quizás en un acto de sincericidio el Rudolph le cuenta al miguelete, que él conformó una versión más exitosa que la ex UCEP porteña: la temible Unidad de Lucha contra los Delitos Callejeros. Aunque tuvo algunos problemitas que me parece que va a omitir: por ejemplo que en el año 1998, miembros de es unidad de elite le propinaron torturas sexuales a Abner Louima en una comisaría de Brooklyn, o que en 1999 la Brigada de elite del Bronx acribilló de 41 (sí, cuarenta y uno) balazos a Amadou Diallo, por su puesto que se alegó que la policía actúo en legítima defensa. Algunos arriesgan que el ex alcalde no le va a contar que el sindicato de policías de Nueva York casi quiebra por la cantidad de indemnizaciones que tuvo que pagar como consecuencia de los delitos que sus miembros cometieron. Tampoco le va a decir que los negros fueron el 63 % de las personas detenidas y “cacheadas” en la vía pública por ser “razonablemente sospechosos” de un delito, aunque la población negra no pase del 25 % del total de la población neoyorkina (El cazador de tiburones Duhalde se muere de ganas de que Miguel lo lleve con él, aunque más no sea para servir el café. Los malintencionados dicen que Carrió ya primerió). Detalles insignificantes para un cómico. Los equipos del PRO van a poder “arreglar” estas cuestiones menores. Qué importancia puede tener aumentar significativamente el presupuesto para la policía en detrimento de hospitales, escuelas y universidades; o que se disparen las denuncias por delitos y abusos policiales y se llenen de pobres negros e hispanos las cárceles del Estado de Nueva York, que no dejan de aumentar su tasa de prisionización. Quién va a notar la diferencia con la ciudad de Boston, donde la policía de proximidad logró bajar un 70 % la tasa de homicidios aplicando políticas de desarme de la población y de colaboración con las iglesias de la comunidad negra.
Pero al Miguel no le preocupa mucho lo que se diga, él sabe que al final de cuentas la policía de Santa Fé viene ocupando en los últimos años la tasa más alta del país en materia de “gatillo fácil”, y eso para los planes del PRO, es una buena noticia. NOTA de D.A.R: el improbable intento del previsible humorista es más regresivo aún si pensamos que, justamente la Provincia de Santa Fé, ha confiado la cuestión de la seguridad humana a un académico de los quilates de Enrique Font.