El viceministro de Defensa
ruso Nikolai Pankov, acaba de proponer que los estudiantes universitarios
de ese país sean preparados, formados y educados en el enfrentamiento a los
golpes de Estado patrocinados desde el exterior, más conocidos como "revoluciones
de colores". El funcionario proyecta- en una propuesta que parece tan
original como urgente e imprescindible- incluir en los programas de estudio las
formas de contrarrestar ese tipo de acciones golpistas puestas en práctica por
Occidente siguiendo los lineamientos originales de Gene Sharp. Esas prácticas
contemplan la utilización de determinadas técnicas y operadores (caso
"Otpor") destinados a lograr la destitución de gobiernos que no
resultan afines al orden imperial (los "estados revisionistas" que pretenden
socavar la hegemonía de Estados Unidos, uno de las dos "amenazas
mundiales" que - junto a las organizaciones extremistas violentas-
identifica el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor norteamericana,
Martin Dempsey)*. La sugerencia de Pankov alcanza, en principio, a los alumnos
universitarios, pero se extiende también a otros estamentos sociales tales como
las academias militares y demás organizaciones sociales que pudieran coadyuvar
en la prevención y conjuración de las nuevas modalidades golpistas, siempre
exhibidos como ejercicios de protesta social por la gran prensa occidental. El
propio Presidente Vladimir Putin, ratificando las versiones de ciertos medios
de comunicación internacionales, admitió en una reunión con oficiales del Ministerio
de Interior que su país podría llegar a enfrentar ese tipo de ataques. Putin
fue más allá y señaló que esos intentos son cada vez más sutiles en la
utilización de nuevas organizaciones "no gubernamentales",
tecnologías, manipulación de la opinión pública y el probado poder de las
redes sociales en materia de creación y fortalecimiento de esas
"primaveras".
De hecho, el Consejo de la Federación (Senado) de Rusia solicitó a la Fiscalía General y los ministerios de Justicia y Asuntos Exteriores investigar a doce ONG´S extranjeras que tendrían como objetivo "influir en la situación política interna" del país, conforme reza la petición.
La mayoría de esas organizaciones
estarían, según el gobierno ruso, vinculadas a Estados Unidos, tal el caso de
Open Society Institute (Fundación Soros), Freedom House o National Institute
for International Affairs.
Sabemos que, estos golpes "suaves" terminan casi siempre en
resoluciones violentas y, como ya lo hemos señalado en oportunidades
anteriores, admiten cinco pasos sucesivos.
El primero de ellos consiste en
llevar a cabo acciones tendientes a minar el humor social, sobre todo de las
amplias capas medias, provocando un clima de malestar general a través de
denuncias de corrupción, intrigas y acusaciones permanentes y sistemáticas que,
desde luego, sobreactúan los errores objetivos que cometen los gobiernos que se
intentan derrocar.
Generalmente, se incluyen en una segunda etapa, arduas y sostenidas campañas
en defensa de valores que, en abstracto, son compartidos por todas las
sociedades democráticas contemporáneas, tales como la libertad de expresión,
los derechos humanos, las libertades civiles y políticas, la convivencia
armónica y la "seguridad" de los ciudadanos.
Un tercer paso supone un verdadero
"pase al acto", que importa la profundización sostenida de
aquellas y otras reivindicaciones políticas y sociales, facilitando y
promoviendo manifestaciones y protestas violentas, siempre invocando valores
superiores y el derecho a la protesta social.
La cuarta etapa incluye operaciones de
verdadera guerra psicológica, creando un clima de virtual
"ingobernabilidad". La fase final tiende a forzar directamente
la caída de los gobiernos, profundizando las revueltas, intentando controlar
algunas instituciones gubernamentales y animando el calentamiento de las
calles. Si el gobierno resistiera, la estrategia incluye una intervención
militar (interna o extranjera), la estimulación de una guerra civil prolongada
y el debilitamiento de la inserción internacional del país acosado.
Sabemos que este tipo de intentonas se han sucedido sin solución de
continuidad y con diferentes resultados en los cinco continentes, con decisiva
participación de las grandes cadenas comunicacionales, poderosas organizaciones
internacionales, grupos concentrados de poder e incluso de las grandes
potencias mundiales.
Sin ir más lejos, el Centro de Militares para la Democracia Argentina
(Cemida) denunció no hace mucho tiempo que Argentina había vivido una
experiencia destituyente análoga.
Lo propio ha ocurrido, en nuestra región, en países tales como Brasil,
Venezuela, Paraguay, Honduras, Ecuador y Bolivia.
Algunos trascendidos periodísticos dan cuenta que una estrategia similar ya
se prepara contra Grecia, después de que el "NO" a la troika arrasara
en el plebiscito que convocara el presidente Tsipras.
En virtud del riesgo cierto que estas
prácticas importan para los gobiernos democráticos de todo el mundo, la
iniciativa de Pankov adquiere dramática actualidad e importa, en la práctica,
un paso fundamental en la disputa contrahegemónica contra ciertos productos
culturales que se utilizan para poner en marcha las mentadas primaveras
impulsadas por los poderes financieros.
En los modernos populismos
antiimperialistas, el Estado ha dejado de ser el "enemigo" de las
izquierdas tradicionales, para convertirse en el único ámbito de refugio
de los pueblos como nuevos sujetos sociales en sus intentos emancipatorios. Por
ende, las instancias de formación y educación contra este tipo de pulsiones
retrógradas constituye una idea trascendental, que bien podría ser imitada en
los países del continente, incorporando a sus programas educativos el análisis
crítico, libre y democrático de este tipo de experiencias que, a nuestro
entender, tuvieron su bautismo de fuego con las maniobras que precedieron y
lograron la caída del presidente Slobodan Milosevic.
La tarea no es menor. Basta recordar que,
en general, nuestras academias han sido prolíficas en la generación acrítica de
ciertos contenidos y categorías occidentocéntricas que es necesario poner en
crisis y releer en clave marginal.
Tampoco es sencilla la articulación de una
nueva "utopía" positiva, de un nuevo metarrelato que logre insertarse
en las mayorías populares y deconstruir las nuevas formas de dominación y
control.
En tren de afinar las sugerencias, quizás
debamos releer las encíclicas y documentos papales para descubrir y extender el
límite de lo posible. Para adivinar el horizonte de proyección de los nuevos
intentos tendientes a alcanzar los cambios profundos en los estilos de
vida, los modelos de producción y consumo y las estructuras de poder a las que
ha aludido Francisco.
(*) Estudios de Política Exterior (http://www.politicaexterior.com/actualidad/obsolescencia-planificada-en-el-pentagono/)