Chronos era la divinidad que evocaba al tiempo en la antigua mitología griega. El mero transcurrir, como extrañeza y perplejidad hecha Dios de varias (creo que tres) cabezas. El tiempo, como dialéctica inexorable que nos trasciende y da testimonio permanente de nuestra finitud.
La única corroboración histórica de los determinismos teleológicos. Mañana, día de intensidades, seguramente de emociones, encuentros y reencuentros, se abrirá un espacio que tal vez sirva como pretexto para constatar la historicidad de las utopías, de las creaciones colectivas, de las luchas que se inscriben en alguno de los tantos territorios en disputa, en momentos históricos de avances y de retrocesos, de progresividad en materia de derechos y de luchas defensivas arduas. Y de la actualidad imresionante de la teoría y el pensamiento crítico. Porque no hay revolución sin teoría. Y no habrá una sociedad ni un mundo más justo sin revolución.