Una excelente iniciativa de los compañeros de "Pensamiento Penal", a la que nos adherimos con el mismo compromiso militante, además de aprovechar para saludarlos por los cien números de su revista. Por otros cien más!

"Un inocente preso es el más estrepitoso fracaso de la razón. Nos ubica ante una extraña situación donde la atrocidad y la apatía se confunden lastimosamente.Del mismo modo en que se organizan marchas para reclamar por la seguridad, el pueblo debería ganar las calles cada vez que se detecta que una persona inocente ha sido indebidamente privada de su libertad. Podemos concebir la inevitable existencia del dolor causado injustificadamente por otro ser humano pero no podemos quedarnos inmóviles ante el dolor gratuito causado por el Estado de manera racional y metódica bajo el manto de la aparente justicia. El Banco de la Infamia es un espacio colectivo destinado a compilar todos aquellos casos de individuos que siendo jurídicamente inocentes y habiendo sido declarados tales en juicio, no obstante, fueron injustamente privados de la libertad. Pretendemos de este modo realizar un aporte para sensibilizar sobre las deletéreas consecuencias de una de las mayores rémoras del derecho penal contemporáneo: la prisión preventiva, convertida en una poderosa herramienta de control social que en forma bastante más frecuente que lo deseable devora con sus fauces a inocentes de toda inocencia, y aún, a quienes siendo culpables por la comisión de un delito, incuestionablemente serían merecedores de soluciones menos cruentas que la cárcel. Convocamos a todos nuestros amables lectores a participar de esta iniciativa enviando noticias de la prisión de inocentes declarados tales a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.%22.%20%20%20%20Esto">Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.". Claro que nos sumamos. No podríamos hacer menos que eso. Y agregaríamos, en la misma dirección, el señalamiento de un listado de pulsiones punitivas insensatas, tales como el condicionamientos a los tribunales en aras de construirle su propia agendapor parte de empresarios morales y sectores de la prensa oficial, la promoción descarada de acciones penales en supuestos que a priori es evidente que no constituyen delito, episodios continuos de condena social no precisamente provenientes del Tribunal Russell, la propagación interesada de la idea de castigo como única forma de resolver la conflictividad resulante de una "inseguridad" acotada a la posibilidad de ser víctima de un delito de calle o de subsistencia, la tecnología del control social, la idea de que la cárcel "funciona", etc.