El hombre, digno, relata su calvario.
Detalla la barbarie de la sinrazón criminal y absurda.
El hombre digno, seguramente atravesado por el dolor y el espanto le cuenta al Tribunal, y a él mismo, su sufrimiento.
Víctor Aldo Pozo Grados, el hombre digno y respetado, cumple con su carga pública en el juicio de la Subzona 14.
Y de pronto, me avisan que Víctor, el hombre digno que, como tantos otrxs dignxs, soñaba con un mundo y un país más justo, recuerda que cuando hace 35 años recibió una citación que le heló el alma nuevamente, lo acompañé a presentarse en el IV Cuerpo de Ejército. Yo tenía 26 años en esa época oscura, estaba recién recibido y éramos compañeros de militancia. Y Víctor lo evoca una, dos, varias veces. Y uno, que se emociona fácil a esta edad, siente que, esa vez, cuando lo llamaron, al menos hizo lo que tenía que hacer.
El horror, la memoria y el recuerdo
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