Por Eduardo Luis Aguirre
Los procesos de cambio social han sido mucho más conflictivos de lo que postulan las tesis consensualistas a lo largo de la historia. Esas transformaciones, que nos fueron enseñadas como el tránsito de una era a la otra, de manera lineal e incomprensible, dejaron de lado en el análisis varias cuestiones fundamentales para un análisis objetivo de los cambios sociales.
Por Eduardo Luis Aguirre
“No tengo patria para dibujar sobre sus paredes / con una tiza de la infancia: ¡Que Viva! / No tengo patria que haya que aguantar cada mañana / tomando mi taza de café, / mientras me pule el sol. / No tengo patria, que me otorgue su pulmón / y yo lo otorgue el mío / ser su ruido y mía sea la voz / seré el travieso, el malévolo, el rebelde y el arduo / y seré el sabio, el intuitivo, el piadoso y el gran corazón. / No tengo patria para escribir / sobre el cobre de una de sus casas: / bienvenidos amigos, / esta es la casa de Hussein Habasch. / No tengo patria donde me emborrache en sus tabernas / hasta el último aliento de la noche, / vagabundeando en sus caminos, / y donde mi corazón sea su terreno, / me abrigue y la abrigue / la escuche y me escuche / como buenos amigos. / Pero no tengo patria…”. (“Desilusión”, de Husssein Habash, poeta kurdo exiliado en Alemania).
Por Eduardo Luis Aguirre
Las derechas comprendieron en la década pasada que en la Argentina se abría en una posibilidad concreta e inédita ganar las elecciones nacionales, percepción que se fue afirmando durante el transcurso de los años de administración kirchnerista.
Por Eduardo Luis Aguirre
Spezia. Norte de Italia. Vísperas de las elecciones generales que terminarían consagrando a la ultraliberal Georgia Meloni. Necesitábamos compulsar opiniones de votantes que quizás pudieran emular las lógicas acaso prejuiciosas que traíamos de la Argentina.
Por Eduardo Luis Aguirre
Las dificultades objetivas y comprensibles para comprender y reconocer los drásticos cambios sociales que se han producido en el mundo constituyen una de las grandes debilidades de esos microrrelatos nunca reunificados de lo que seguimos llamando las izquierdas, el campo nacional y popular o, directamente, los pueblos.
Por Lidia Ferrari
Venía caminando por la calle Libertad y, delante mío, una señora desgarbada, mal vestida, chancleteando unos zapatos viejos, miraba desconfiada a su alrededor para luego ofrecer su sonrisa. Pero no bajó su vista, desafiando a un bien vestido señor cuando le fijó su mirada despreciativa.