Por Eduardo Luis Aguirre

Hoy quisiera detenerme en el análisis de una conferencia dictada por el filósofo Javier Gomá, en la que el disertante produjo un muy interesante acceso al concepto de descontento. De hecho, la presentación efectuada en la Fundación Duques de Soria se tituló “La causa de nuestro actual descontento” (*).

Por Eduardo Luis Aguirre



Me causa una entrañable y cálida nostalgia la lectura solitaria de aquellos teóricos magníficos de la denominada “izquierda nacional” que abundaban en los años sesenta y setenta, cuyos libros nos despertaban las pasiones más alegres y nos iluminaban respecto de las contradicciones fundamentales de un país semicolonial.

Por Ignacio Castro Rey

Cogido desde hace días entre varios fuegos que se turnan en la rabia, Rubiales nunca fue un ejemplo. Tampoco su comportamiento en Sidney, él mismo lo ha reconocido ampliamente, fue ejemplar. Sin embargo, la jauría que pide ver rodar su cabeza es lo que da más miedo.

Por Lidia Ferrari (*)

Ghilarza está triste porque te ha olvidado, Antonio. Y no lo sabe. Casi le pregunto a unos ruidosos jóvenes de tu ciudad si te recordaban. No lo hice. No quise escuchar la respuesta de que no podían recordar lo que nunca habían conocido.

Por Eduardo Luis Aguirre

Raúl Scalabrini Ortiz es uno de los intelectuales más notables de los que puede jactarse esta nación. Tuvo la sutileza de la pluma y la puntería letal del pensador. Como en casi todos los casos, resultó injustamente subalternizado, diría que casi ignorado.

Por Eduardo Luis Aguirre


Este presente bochornoso de las usinas encuestadoras nos releva en principio de explicar por qué no creemos en los pronósticos previos a una elección.

Por Marcelo Barros (*)

Si he de creer en los datos oficiales, el votante promedio del Sr. Milei no responde al perfil de Micky Vainilla. Si bien su electorado es variopinto, hay un predominio de jóvenes y de pobres.

Por Jorge Alemán (*).

Días pasados publiqué una breve nota en Página 12 donde afirmaba que el poder en Argentina estaba dispuesto a incendiar el país e incluso ahogar el mercado con tal de que no se consolide un gobierno nacional y popular.