Por Eduardo Luis Aguirre (*)

El fútbol de la Liga Cultural, como el de innumerables instituciones de todo el país, es estatutariamente aficionado. Los clubes que las componen, por ende, son asociaciones civiles sin fines de lucro. Sea o no el fútbol la principal motivación de estos últimos, el requisito previo del amateurismo es inexorable, histórico, cultural y jurídico.

Por Jorge Alemán (*)

En su carta de 1502 dirigida a Florencio Lorenzo di Medici Vespucio sé propone describir a los que denomina " animales racionales " de aquellas tierras descubiertas en esas Indias. El impacto se hace sentir con toda su fuerza, hombres y mujeres son bellos, viven enteramente desnudos y según palabras de Vespucio carecen de ley, jerarquías, moral y viven y duermen en casas compartidas por doscientos personas. Las erecciones masculinas suceden espontáneamente y las mujeres, siempre según el sorprendido Américo, son especialmente " libidinosas ".

Por Diego Tatián

La vergüenza es un afecto fundamental para comprender los comportamientos sociales y políticos, al que, sin embargo, sociólogos y filósofos no han prestado demasiada consideración. En un libro reciente (de título “La vergüenza es revolucionaria”), Frédéric Gros llama la atención sobre ello, y sobre el hecho de que las sociedades no son solo -ni principalmente- efectos de un pacto social, de un contrato republicano o de una comunidad de intereses, sino que se organizan por dispositivos de estigmatización, amenazas de violencias múltiples sobre el individuo por la masa, prácticas de exclusiones simbólicas, de intimidaciones y de humillación.

Por Eduardo Luis Aguirre


Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político  y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Avisadores de incendios, el ciclo al que nos invita Ignacio Castro Rey promete ser un insumo epistémico imprescindible en estas épocas de vorágines y vértigo. Compartimos con nuestros lectores los principales detalles de un experimento atrapante al que puede accederse también en modalidad virtual. Al pie de página podrán encontrar los requisitos y modalidades de inscripción.

Por Eduardo Luis Aguirre

La vejez no es deseable, pero sí lo es, en cambio, conservar intactas las pasiones y el deseo durante la adultez. Diría incluso que es ésta una de las formas existenciales más elevadas de transcurrir saludablemente lo inexorable.

Por Lidia Ferrari

Estoy pensando que los macristas y los mileistas son porteños de pura cepa y provienen de la educación privada. Son los primeros. Hasta ellos la mayoría de los presidentes provinieron de la educación pública y eran provincianos.

Por Eduardo Luis Aguirre

Hay algo de lo que muy poco se habla en la política argentina. La irrupción de Milei en ese ágora parece haber frenado una dinámica histórica, casi inmemorial en la forma de hacer política. Más allá de las diferencias, las reyertas y hasta los agravios, la política terminó, siempre, posibilitando las negociaciones, los consensos de mayor o menor cristalinidad y en ese marco que admitía un adentro casi coloquial y un afuera políticamente suburbano. Más de un siglo de afianzamiento de esas prácticas que podríamos denominar “amigables”, proveyó al afuera de una imagen de confrontación retóricas esperable y un interior de acuerdos y pactos no demasiado conocidos.