Las recientes elecciones en el País Vasco han arrojado resultados tan imprevistos como elocuentes, que han sido subalternizados por la irrupción callejera de los indignados, los intereses editoriales de la gran prensa española y el colapso esperable del zapaterismo en las urnas. La perplejidad que se deriva de un aluvión de votos respaldando a una novedosa expresión de la izquierda nacionalista, obliga a analizar la realidad penitenciaria de acuerdo a la nueva relación de fuerzas que surge de la compulsa.

Si, como rescata la prensa regional progresista, "los presos tuvieron muy presentes las elecciones, (pero) los votantes tampoco se olvidaron de los presos", el protagonismo de un colectivo subalterno de la sociedad peninsular merece ser repensado a la luz de la nueva realidad política y un salto cualitativo de la conciencia social . "Etxerat ha valorado positivamente el resultado de su llamamiento a acudir a las urnas con pegatinas con la repatriación, que lucieron también las prendas de muchos interventores".

De modo que los guarismos definitivos permiten demostrar un rechazo marcado a la política penitenciaria de disciplinamiento y control social estatal, pero además expresan una interpelación sobreviniente para que los partidos se ocupen de esta situación de inmediato y avancen en la concreción de transformaciones compatibles con una convicencia pacífica y democrática. "Etxerat considera que es pronto para valorar si este 22-M puede suponer un punto de inflexión en este sentido. Lo medirá en próximos contactos. Pero hay un dato objetivo: desde el domingo, existen mayorías políticas en favor de los derechos de los presos políticos vascos en muchas más instituciones que antes". "La irrupción de Bildu garantiza de entrada que la cuestión penitenciaria entre en las agendas de ayuntamientos, juntas y Parlamento navarro, en los que el tema ha brillado por su ausencia o ha tenido una plasmación muy puntual y discontinua en estos últimos años. Bildu ha avanzado además que sus casi 1.200 electos tendrán como misión prioritaria impulsar una mesa de diálogo multipartito que aborde, sin exclusiones de agentes ni de temas, la pacificación y la normalización política". El «tirón» de Bildu contribuye además a que dirigentes de otros partidos empiecen a abrir sus discursos en esta materia. El caso más claro es el del presidente del PSE, Jesús Eguiguren, que admitió el jueves que «este Parlamento [de Gasteiz] se tiene que pronunciar sobre los presos, probablemente también sobre la llamada Comisión de Verificación y sobre otras cosas» (los tramos entrecomillados corresponden a la nota "La política carcelaria también perdió en las urnas", de la edición digital del día de la fecha del diario "Gara".