Por Diego Gómez

Lo que empezó como un movimiento de resistencia contra la invasión nazi se transformó en una fuerza que terminaría modificando radicalmente la organización política, económica y social de Yugoslavia bajo la dirección burocrática de Tito.

La mañana del 6 de abril de 1941 los habitantes de Belgrado amanecían en medio de un tremendo ataque aéreo (1). Yugoslavia era el duodécimo país europeo atacado por Hitler. El 10 de abril los alemanes se hacían dueños de Zagreb y el 17 de ese mismo mes, a tan solo 11 días de la invasión, el ejército de la monarquía yugoslava capitulaba. El gobierno y el rey Pedro se exiliaban en Londres y el país era desmembrado y repartido entre los invasores y los colaboracionistas locales.

A mediados de 1941, en medio de la larga noche europea, cuando Alemania era todo poderosa y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) su aliada, el cuadro de situación no podía ser más dramático para el pueblo yugoslavo. El país había sido desmembrado y repartido entre Italia, Alemania, Hungría, Bulgaria y Albania. Pero el 22 de junio de 1941 (comienzo de la Operación Barbarbarroja) iba a ser una fecha bisagra para el desenvolvimiento de la Segunda Guerra Mundial (SGM). El mismo día que el ejército alemán atacaba, rompiendo unilateralmente el pacto de no agresión, a la Unión Soviética, el Politburó del Partido Comunista Yugoslavo (PCY) se reunía en las afueras de Belgrado y decidía, por unanimidad, que había llegado la hora de lanzar la insurrección. Esa misma noche el secretario general de PCY Josip Broz (Tito) redactaba una proclama, invitando a los distintos pueblos de Yugoslavia a tomar las armas. Allí se leía:

“Ha sonado la hora de tomar las armas contra los agresores fascistas para defender nuestra libertad. Cumplid vuestro deber en la lucha por la libertad bajo la dirección del Partido Comunista de Yugoslavia. La guerra de la Unión Soviética es nuestra guerra, porque la Unión Soviética está luchando contra los enemigos bajo cuyo yugo se inclinan nuestras cabezas” (2).

A pocos días del lanzamiento de la proclama comenzaban las acciones terroristas contra los invasores. Se volaban trenes y vías de ferrocarril; garages y grandes vehículos militares del invasor eran destruidos; se cortaban cables de teléfono para entorpecer las comunicaciones entre las formaciones militares del enemigo y, constantemente, los soldados alemanes eran atacados, quitándoseles sus armas y automóviles.

Sin embargo, lo que empezó como un movimiento de resistencia, como un acto reflejo contra la invasión, fue transformándose con el paso del tiempo en una sólida fuerza que terminaría modificando radicalmente la organización política, económica y social de Yugoslavia. La consolidación del Consejo Antifascista de Liberación Nacional de Yugoslavia, en serbo-croata Antifašističko Veće Narodnog Oslobođenja Jugoslavije (AVNOJ), el 29 de noviembre de 1943 como el gobierno provisional, daba cuenta del desarrollo de un proceso político-militar que tuvo como puntales centrales la enorme movilización de todos los pueblos de Yugoslavia, en contra del nazi-fascismo, y la hegemónica dirección del PCY que, además de ser una fuerza política multinacional, iba dándole a la lucha de liberación nacional un sesgo ideológico revolucionario. Un interesante indicador de esta cuestión fueron las desobedecidas indicaciones que Stalin daba a Tito y el PCY, “sugiriendo” que en Yugoslavia no debía haber ninguna revolución y menos un Estado comunista. En el libro “Conversaciones con Stalin”, del a la postre disidente Milovan Djilas (3), se relatan los encuentros del autor con el líder de la URSS en las postrimerías de la SGM. El comunista montenegrino, con el pleno poder del PCY, viajaba a Moscú para pedir ayuda con el fin de poder terminar de derrotar a los invasores y sus colaboradores. Pero el líder soviético, seguramente condicionado por los acuerdos en relación a las áreas de influencia posteriores a la guerra con Churchill y Roosevelt, consideraba inoportuno la creación de un Estado comunista, sosteniendo que eso dañaría el equilibrio de posguerra y las relaciones con occidente.

Desarrollo de la lucha antifascista de liberación nacional de Yugoslavia

El desarrollo de este proceso puede medirse por el grado de organización e institucionalización que iba asumiendo el movimiento partisano (4) en el marco de la lucha. Un poco más de un año antes de la invasión, en el otoño de 1940, se había formado, en la más profunda clandestinidad, la Comisión Militar del PCY. La misión de esta organización era crear, entre las filas del ejército yugoslavo, un estado de ánimo propenso a resistir y luchar contra una probable invasión alemana y, llegado el caso de capitulación del reino, asumir la dirección militar del país. Luego de la derrota de la monarquía, en el mes de abril de 1941, dicha Comisión era ampliada y recibía el nombre de Estado Mayor de los Destacamentos Guerrilleros de Yugoslavia. El 22 de junio de 1941, cuando el PCY resolvía comenzar la insurrección, se acordaba que la Comisión Militar adoptara el nombre de Estado Mayor Supremo de los Destacamentos Guerrilleros de Yugoslavia.

El PCY, al momento de la invasión, no era el organismo dirigente del conjunto de la población yugoslava, no era la representación legítima del poder político a partir del cual se pudiera organizar la lucha contra los invasores. El poder se iba a ir formando durante el transcurso de la lucha, en el enfrentamiento contra los invasores y sus quislings (5). Tres meses después de que el reino capitulara el PCY comenzaba a promover la creación de Destacamentos Guerrilleros. Estas formaciones, a pesar de seguir una misma línea político-militar, eran organizaciones irregulares que enfrentaban al invasor en donde podían y como podían. Si bien los primeros Destacamentos Guerrilleros eran creados en Serbia y Bosnia, rápidamente iban surgiendo otros a lo largo y a lo ancho de todo el país. En el otoño de 1942, por un decreto del Estado Mayor Supremo, los Destacamentos Guerrilleros tomaban forma de unidades militares regulares cuando se creaba el Ejército de Liberación Nacional de Yugoslavia.

Con la creación del ejército regular empezaba una nueva etapa en la lucha de liberación nacional. Se creaban brigadas, divisiones, y cuerpos de ejército. En cada territorio liberado o semi-liberado se formaban Comités Populares de Liberación. En un principio estos comités eran órganos auxiliares de los Destacamentos Guerrilleros en la dirección de las actividades militares, pero rápidamente se iban constituyendo en órganos de poder popular. Los Comités Populares eran los encargados de organizar y administrar los recursos y las necesidades de cada aldea, pueblo o ciudad.

El 29 de noviembre de 1943, al poco tiempo de haber sufrido los partisanos la ofensiva más dura6 por parte de los alemanes y sus aliados, se celebraba en la ciudad de Jaice la Segunda Reunión Plenaria del Consejo Antifascista de Liberación Nacional de Yugoslavia. Asistían 240 delegados procedentes de todas las regiones y allí se aprobaban decisiones que iban a modificar radicalmente la historia de los eslavos del sur. El AVNOJ se convertía en el legítimo gobierno de Yugoslavia y aprobaba las siguientes disposiciones: 1) anular o someter a exhaustiva revisión todos los convenios firmados por el gobierno yugoslavo exiliado; 2) se prohibía el regreso del rey Pedro hasta que los pueblos de Yugoslavia hayan decidido, después de la guerra y en elecciones libres, qué hacer con la monarquía y con el régimen político del país; 3) se aprobaba la decisión de crear un estado federativo y democrático en el cual todas las naciones gozaran de iguales derechos (las minorías nacionales tendrían los mismos derechos que las mayorías); 4) cada pueblo de Yugoslavia sería dueño de su derecho de autodeterminación, incluyendo el de separación o unión con otros pueblos; 5) elegir el Comité Nacional de Liberación de Yugoslavia (Nacionalni Komitet Oslobođenja Jugoslavije, (NKOJ) con la intención de que dirigiera la guerra de liberación y fuera, al mismo tiempo, el órgano provisorio de gobierno de Yugoslavia.

El hecho de que todos los pueblos y sectores de la sociedad de Yugoslavia estuvieran representados en el gobierno provisional no hacía más que contrastar con el pasado, en donde, ya fuera bajo el dominio otomano, la monarquía austro-húngara o el reino de Yugoslavia, quienes detentaban el poder político eran los representantes de aquellos que oprimían nacionalmente y, explotaban social y económicamente al conjunto de los trabajadores yugoslavos. Pero la lucha conjunta, codo a codo, de los eslavos del sur había generado el surgimiento de instituciones y organizaciones políticas que diferían radicalmente de las anteriores. En todo el territorio se iban creando y consolidando órganos de poder popular que iban desde los Comités Locales de cada aldea, pasando por los Consejos Antifascistas Provinciales de cada región hasta llegar al Consejo Antifascista De Liberación Nacional de Yugoslavia.

La lucha de liberación había transformado demasiado las prácticas militares, políticas y sociales de los habitantes como para que una vez derrotado el invasor se pudiera volver atrás la página de la historia que habían escrito millones de partisanos. No era posible regresar a un régimen en donde la opresión nacional y explotación de los trabajadores fuera lo que reinara.

Notas:

1. El seis de abril era un domingo soleado en Belgrado. Todos los mercados de la ciudad estaban abiertos y llenos de gente. En la noche del 5 y 6 de abril Yugoslavia había firmado un pacto de no agresión con la URSS. Ya conocida la noticia, miles de trabajadores se encontraban en las calles para festejar el acuerdo, pero poco antes de las 7 se oyeron llegar los primeros aviones. El primer ataque, que duró una hora y media, fue tremendo. Los belgradenses abandonaban la ciudad en busca de los suburbios, en donde intentaban situarse a salvo del bombardeo. A las once de la mañana dio comienzo el segundo ataque, aún más violento que el primero. La ciudad se encontraba en un estado de absoluta anarquía. Una bomba hizo blanco en el centro del jardín zoológico de Belgrado y los animales, en consecuencia, andaban libres por toda la ciudad. La capital del reino quedó destrozada y miles de yugoslavos (en su mayoría serbios) murieron ese día. 
2. Brosz, Josip (Tito) (1966), Obras Militares Escogidas, Vojnoizdavacki, Belgrado. p. 149. 
3. Entonces, la mano derecha de Tito.
4. Los partisanos era la manera de denominar a los luchadores antifascistas de todos los pueblos y naciones de Yugoslavia.
5. Vidkun Abraham Lauritz Jonssøn Quisling fue un político noruego que, luego de la invasión alemana de Noruega, fue puesto en el poder por los nazis. Durante la guerra comenzó a utilizarse quisling como sustantivo y significaba sinónimo de traidor. 
6. “La Quinta Ofensiva” fue el ataque más duro que sufrieron los partisanos. Este suceso tomó lugar en la primavera y verano de 1943 en territorios liberados de Montenegro y sur de Bosnia. Este acontecimiento fue tomado por los partisanos como el punto de inflexión en la lucha de liberación nacional, como la batalla, a pesar de ser perdida, que inclinó la balanza del enfrentamiento.

Publicado originariamente en http://www.laizquierdadiario.com/El-Consejo-Antifascista-de-Liberacion-Nacional-de-Yugoslavia

Reproducido con la autorización del autor.