Por Nora Merlín

La nueva cultura bárbara presenta sus diferencias intrínsecas.
El poder real “atendido por sus propios dueños”: el gobierno de los gerentes que rechazan la política.
Los ignorantes que se "instruyen"y componen sus certezas con Clarín, El País y la tele.
Los cholulos que se saben perjudicados con esta inédita forma de democracia, pero aún así prefieren la pertenencia al "bloque civilizado" y no alinearse con los comunistas latinoamericanos.
Los esclavos que suponen que si se arrodillan van a ligar algo y pertenecer.
Esta nueva forma de "democracia republicana", como dice ahora la derecha, no quiere pueblo, política ni oposición. Surge como pregunta a partir de esa modalidad: ¿"Ellos"siguen siendo nuestros adversarios de un conflicto político o se transformaron en hostiles, bárbaros y enemigos del pueblo?
Los odiadores que desprecian lo popular, la igualdad y la negrada de esta época, denominada "vagos o ñoquis que no laburan".
Agruparse, re-aprender permanentemente, responder sin odio como enseñaron las Madres, sino con paciencia política, inteligencia colectiva y afectos comunes.