Por Eduardo Luis Aguirre

Desde hace varios años, en este mismo espacio, venimos promoviendo la necesidad de crear Tribunales de Opinión en todo el mundo, frente al proceso sistemático de deslegitimación de los tribunales orgánicos a nivel internacional y doméstico. Más aún, desde nuestro propio sitio de facebook, alentamos la  creación de un ámbito concreto de esas características, profundamente democráticas, basadas en la autoridad de las personas que lo integran y su compromiso militante en el caso de crímenes contra la humanidad (1).
La lucha por la construcción de tribunales de opinión se inscribe en la necesidad de articular formas de democracia directa capaces de subrogar las burocracias que, en el orden internacional, han reproducido y garantizado durante las últimas décadas los intereses de los países más importantes del mundo, en perjuicio de los pueblos subalternos.
Este comportamiento de los tribunales institucionales a nivel internacional, en muchos casos fue imitado por las burocracias judiciales internas de los países donde el imperialismo y sus socios locales necesitaban interrumpir procesos democráticos o debilitar a gobiernos populares. A tal punto que, los sistemas jurisdiccionales, las policías y demás fuerzas de seguridad, los medios de comunicación concentrados, los grupos económicos más poderosos y otros poderes fácticos de similar connotación regresiva han tenido un rol preponderante en los intentos (fallidos o no) de asestar golpes suaves a los gobiernos elegidos por la voluntad popular, siguiendo el manual de Gene Sharp o las estrategias de última generación en materia de dominación o manipulación de la voluntad de los electores.


En este sentido, señalábamos el 30 de junio de 2014: "Desde la creación del Tribunal Russell- Sartre (1966) hasta la actualidad, la importancia y gravitación de los tribunales de opinión no ha sido valorada, extrañamente, en su verdadera dimensión, defección ésta que se advierte particularmente en las academias de derecho, pero que constituye una constante de la política y el derecho internacional. Tanto aquel, como el Tribunal Permanente de los Pueblos, o las diferentes comisiones de verdad (dentro de la cuales, la sudafricana es una referencia obligada, aún a sabiendas de las distintas valoraciones que existen sobre su cometido), han significado un avance sustancial en materia de construcción de instancias de denuncia, enjuiciamiento y condena de hechos significativos que implicaron, a lo largo de la historia, estremecedoras experiencias de afectación de Derechos Humanos fundamentales" (2). El Tribunal Russell fue el único en toda la historia que condenó a EEUU, en ese caso por sus crímenes en Vietnam.
El 24 de enero de 2016 escribíamos: "En tiempos en que los pueblos perciben que los organismos de resolución de conflictos internacionales reprodujeron sistemáticamente, a lo largo de casi un siglo, las desigualdades y asimetrías existentes entre los distintos países, y la selectividad de un sistema político y jurídico dominado por las lógicas imperiales, la evocación del Tribunal Russell repone en el escenario de las grandes discusiones globales la factibilidad de construcción e integración de foros mucho más igualitarios y democráticos de los que formalmente disciplinan al mundo.Fue éste el primer caso de un tribunal moral o de opinión que, a nivel internacional, se avocó al juzgamiento de conductas  configurativas de escandalosos crímenes que, sin su intervención, podrían haberse invisibilizado o naturalizado, obstaculizando de esa manera el acceso a la verdad histórica y la responsabilidad de los  perpetradores por parte de  la opinión pública mundial" (3).
El 5 de septiembre de 2013, aclarábamos sobre el mismo cuadro de situación: "Creemos que más que un deber de penalizar, asistimos a un penalismo asentado en una relación de fuerzas políticas y sociales que le son extremadamente favorables a los países opresores, en particular a Estados Unidos y su complejo militar industrial.
De otra forma, no podría entenderse la aparición, el indudable prestigio y la permanencia en el tiempo de los Tribunales de opinión y de las Comisiones de Verdad y Reconciliación. Más aún, destacamos que los mismos se consolidaron a favor de la desconfianza que por su intrínseca e histórica selectividad ha empañado al sistema penal internacional, lo que desmiente a priori esta supuesta obligación de penalizar, porque si algo ha caracterizado a estas nuevas formas de resolución de conflictos es, justamente, su imposibilidad de recurrir a las penas institucionales; más precisamente, a la pena de prisión. No obstante, los mismos han contribuido de manera decisiva al mantenimiento de la confianza de la sociedad global en sus decisiones, justamente porque se basan en valores fundamentales, igualitarios y universales, tales como la vida, la dignidad  y los Derechos Humanos.
Fue en el marco de estas acotadas experiencias no punitivas, por el contrario, donde se han puesto en práctica ejercicios de vergüenza reintegrativa, se han observado los mayores casos de aceptación de la culpa por parte de los agresores y de sus disculpas por parte de las víctimas, produciendo genuinos procesos de reintegración social y pacificación comunitaria.
Y han sido las decisiones de los Tribunales de opinión las que han condenado, por primera vez, a los grandes genocidas que eludieron sistemáticamente al derecho penal internacional, a los depredadores y contaminadores mayores del planeta, o a quienes con sus conductas promueven las más grandes iniquidades del mundo moderno.
Esto ha ocurrido a expensas del deterioro sostenido de la legitimidad de organismos tales como los tribunales internacionales, la OEA y la ONU, a partir de su probada matriz antidemocrática, selectiva y recurrentemente funcional a los intereses y designios de los Estados más poderosos" (4). 
El 11 de diciembre de 2012, Derecho a Réplica, analizando el recorrido histórico y la importancia del Tribunal Permanente de los pueblos, expresaba: "El Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP), ligado a los “Tribunales Russell” desde antes de su constitución operada en 1979, está integrado por caracterizados y reconocidos miembros del campo político, académico, literario, científico y artístico que son designados por el Consejo de la Fundación Internacional Lelio Basso por el Derecho y la Liberación de los Pueblos, y su objetivo y razón de ser estriba en caracterizar desde el punto de vista jurídico y visibilizar aquellas situaciones que implican violaciones de los derechos fundamentales de la humanidad, que no han sido atendidas por las instancias institucionales nacionales e internacionales.
El Tribunal Permanente de los Pueblos “es un tribunal de opinión internacional, independiente de cualquier autoridad estatal. Examina casos relativos a violaciones de los derechos humanos y los derechos de los pueblos” (…) “Las demandas vistas por el Tribunal son presentadas por las víctimas o por grupos o individuos que las representan. El PPT convoca a todas las partes afectadas y ofrece a los defendidos la posibilidad de que sus propios argumentos sean escuchados. El Jurado es seleccionado para cada caso combinando miembros que pertenecen a un listado permanente de miembros del jurado e individuos que son reconocidos por su competencia e integridad. Desde junio de 1979 al presente el PPT el tribunal ha celebrado unas 40 sesiones, cuyos resultados y juicios están disponibles en www.internazionaleleliobasso.it”.
"De alguna manera, se puede decir que este tribunal representa la conciencia ética de los pueblos en su lucha contra un sistema global expoliatorio, concentrador de la riqueza, profundamente injusto y depredador de los recursos naturales del conjunto de la Humanidad" (5).
Esta lucha, que se intentó cuando visibilizamos el sesgamiento de los tribunales internacionales y su profunda selectividad, y la debacle de una gran cantidad de jueces convertidos en operadores del capital y de la que enumeramos solamente algunos de nuestros aportes, no nos confiere más que la autoridad de la persistencia y la de llevar adelante un ejercicio de anticipación impostergable en esta materia.
Por eso, hoy nos sentimos sumamente reconfortados cuando comprobamos que en Brasil, el intento de golpe contra Dilma (6) será juzgado por un "inédito" tribunal Internacional por la Democracia, que estará integrado por expertos de diversos países. Según destacan las crónicas periodísticas de las últimas horas,el juzgamiento será realizado por especialistas de la más alta calificación procedentes México, Francia, Italia, España, Costa Rica y Estados Unidos.
El Tribunal Internacional por la Democracia en Brasil quedará instalado hoy, y mañana tendrá lugar el voto de los jueces, la sesión de deliberación y se dictará sentencia.
Este simbólico proceso, inspirado en el llamado Tribunal Russel que juzgó en la década de 1960 los crímenes cometidos por Estados Unidos en la guerra de Vietnam, seguirá todas las etapas de un juicio tradicional.
Entre los invitados a formar parte del jurado figurarían las abogadas Almudema Barnabeu, el obispo de la diócesis de Saltillo en México, Raúl Veras, y el escritor hispano-argentino Gerardo Pisarell, entre otros (7). Éste es el camino de los pueblos del Sur, el recorrido obligatorio por la emancipación, dejando de lado los artificios institucionales creados por los poderosos de la tierra para expedirse -siempre- en contra de los pueblos oprimidos del mundo. Hoy es un día continental de júbilo. Estemos a la altura. Y no paremos. 




 (1) https://www.facebook.com/groups/248314142028757/
(2) http://derecho-a-replica.blogspot.com.ar/2014/06/crear-dos-tres-muchos-tribunales-de.html
(3) http://derecho-a-replica.blogspot.com.ar/2016/01/el-tribunal-russell-la-busqueda-de.html
(4) http://derecho-a-replica.blogspot.com.ar/2013/09/imperialismo-derecho-internacional-y-la.html
(5) http://derecho-a-replica.blogspot.com.ar/2012/12/tribunales-de-opinion-el-rol.html
(6) http://derecho-a-replica.blogspot.com.ar/2016/05/si-fue-golpe.html
(7) http://www.radiohc.cu/noticias/internacionales/100371-tribunal-internacional-por-la-democracia-juzgara-golpe-en-brasil