Recuperar el campo popular
Por Eduardo Luis Aguirre
Para avanzar en un proyecto democrático, pacífico y racional contra el anarcocapitalismo, sus lógicas, narrativas y prácticas, es necesario revisar, sin solución de continuidad, qué pudo haber ocurrido en la sociedad argentina para que el voto histórico de los sectores populares avalara un proyecto cruel, agresivo, violento, individualista a ultranza, capaz de entregar el patrimonio común del país y quebrantar sus conquistas comunes y sus lazos sociales.

Por Eduardo Luis Aguirre 


La nueva capital de Brasil (las anteriores fueron Salvador de Bahía y Río de Janeiro), fundada en 1960 (fue construida en poco más de tres años) y calculada para que vivieran alrededor de 500.000 personas, la mayoría de ellas funcionarios públicos, hoy es una megalópolis habitada por casi 5.000.000 de ciudadanos si consideramos también la zona metropolitana o gran Brasilia.

Por Eduardo Luis Aguirre

Desde el paterfamilias en la antigua Roma hasta las heterogeneidades de las nuevas familias de occidente, esos grupos no dejan de exhibir el poder de las pulsiones que, como en toda institución, las habitan. Esas tensiones admiten las más diversas direccionalidades y están atravesadas por cuestiones de clase que se expresan impugnando antiguos formatos, intentando revalidarlos o dejar al descubierto las mutaciones de ciertos roles al interior de las mismas.

Por Lidia Ferrari (*)


 

"El crédulo imaginario.
El “ya lo sé, pero aún así...” de Mannoni pone en relación la creencia y la Verleugnung. Hay una creencia imaginaria que se sostiene porque hay los “adultos”, esos seres que saben y engañan y los “niños” que son los que creen, los no iniciados, los que no han sufrido la experiencia de la constatación de la realidad.

 

Por Eduardo Luis Aguirre

 

 

 

Los procesos de cambio social han sido mucho más conflictivos de lo que postulan las tesis consensualistas a lo largo de la historia. Esas transformaciones, que nos fueron enseñadas como el tránsito de una era a la otra, de manera lineal e incomprensible, dejaron de lado en el análisis varias cuestiones fundamentales para un análisis objetivo de los cambios sociales.

   Por Eduardo Luis Aguirre

 

 

 

 

 

 “No tengo patria para dibujar sobre sus paredes / con una tiza de la infancia: ¡Que Viva! / No tengo patria que haya que aguantar cada mañana / tomando mi taza de café, / mientras me pule el sol. / No tengo patria, que me otorgue su pulmón  /  y yo lo otorgue el mío / ser su ruido y mía sea la voz  /  seré el travieso, el malévolo, el rebelde y el arduo / y seré el sabio, el intuitivo, el piadoso y el gran corazón. / No tengo patria para escribir /  sobre el cobre de una de sus casas: / bienvenidos amigos, / esta es la casa de Hussein Habasch. / No tengo patria donde me emborrache en sus tabernas / hasta el último aliento de la noche, / vagabundeando en sus caminos, / y donde mi corazón sea su terreno, / me abrigue y la abrigue / la escuche y me escuche / como buenos amigos. / Pero no tengo patria…”.  (“Desilusión”, de Husssein Habash, poeta kurdo exiliado en Alemania).

Por Ignacio Castro Rey

Asistimos al ataque inusitado a unas libertades individuales que siempre han partido de la «libertad natural» (Thoreau), de una escucha a la patología y las inclinaciones natales sin las cuales no somos nada.

Por Eduardo Luis Aguirre

 

Las derechas comprendieron en la década pasada que en la Argentina se abría en una posibilidad concreta e inédita ganar las elecciones nacionales, percepción que se fue afirmando durante el transcurso de los años de administración kirchnerista.